Andalucía

El SAS respetará el margen de las boticas en la 'subasta' de fármacos

  • La Consejería de Salud está convencida de la legalidad de su plan de ahorro y ve a los farmacéuticos como "aliados estratégicos" para hacer viable la sanidad pública.

El SAS afirma tener muy claro que su última estrategia conocida para generar ahorros adicionales en su factura farmacéutica es legal, no rompe la cohesión del Sistema Nacional de Salud y además respeta los márgenes de las oficinas de farmacia y las empresas de distribución. Sin embargo, la idea cuenta con la oposición del Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, que, hasta ahora, no lo ve claro. "Si las dudas de los farmacéuticos van por ahí, pueden estar tranquilos", dice el gerente del SAS, José Luis Gutiérrez. "No nos lo inventamos. Lo dicen las sentencias. Algunas, muy recientes, del TSJA, como cuando Farmaindustria cuestionó la receta electrónica o los odontólogos recurrieron la denominada receta enfermera. El Gobierno central tiene la potestad de definir las bases, pero la reglamentación, la gestión y la ejecución de las políticas es de las comunidades autónomas. Cada vez que se ha cuestionado -explica Gutiérrez- nuestra potestad para intervenir en la gestión de la prestación farmacéutica pública, alegándose motivos de invasión de competencias o de atentado a la equidad en el acceso de la población a los medicamentos, nuestros oponentes han perdido sistemáticamente esas batallas".

La consejera de Salud, María Jesús Montero, ha dado luz verde al SAS para ir definiendo el suministro de determinados principios activos a través de la figura de un concurso público. "No me gusta hablar de subasta -dice el gerente del SAS-, porque en realidad se trata de obtener descuentos, no de alterar precios". El fabricante que se haga con el concurso será quien suministre a las distribuidoras y éstas a las oficinas de farmacia para dispensar las recetas emitidas por los profesionales del SAS en los centros de salud. "Respetamos los márgenes de la cadena del medicamento, queremos hacerlo así. Por otro lado, introducir ese mecanismo de competencia entre laboratorios no es más que apelar a las mismas leyes del mercado que la industria invoca constantemente", dice Gutiérrez. "Más del 70% de nuestras recetas son sin marca, por principio activo. Le debemos a los profesionales de la sanidad pública andaluza nuestro máximo empeño en rentabilizar su compromiso con el sistema al renunciar a las marcas y así haber hecho posible la dispensación del mismo principio activo al precio más barato. Podemos llevar a cabo nuestro plan con los agentes representados por los colegios o sin ellos; preferimos contar con su apoyo, porque llevamos muchos años trabajando juntos en el uso racional del medicamento. Son aliados estratégicos, con ellos hemos logrado avances importantes. Pero no los vamos a esperar siempre".

Para Gutiérrez, la idea del concurso no es un capricho: "Todo esto tiene un contexto, hay que mirar el medio y el largo plazo. La crisis nos está enseñando que las relaciones deben evolucionar, redefinirse. Entre todos; por eso también hemos llamado a dialogar a la industria. Nadie sensato entendería, con la que está cayendo, que no trabajásemos por mantener la calidad de la prestación farmacéutica al menor coste posible", dice el gerente del SAS.

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