Día Mundial

Tener activa la mente y evitar el estrés para retrasar la llegada del alzhéimer

  • El diagnóstico diferencial es "clave" para empezar a tratar cuanto antes a los pacientes y frenar el deterioro, que comienza con el descenso rápido de memoria y los problemas de lenguaje.

El Centro Andaluz de Rehabilitación de Daño Cerebral (Crecer) recomienda "tener activa la mente y evitar el estrés" para retrasar la llegada de la enfermedad de Alzheimer, enfermedad de la que este lunes se celebra el Día Mundial.

Según una nota de Crecer, el alzhéimer es una enfermedad que se ha convertido en la "auténtica plaga del siglo XXI", y el incremento de pacientes al alargarse la edad media de vida de la población sitúa a los enfermos en España en los más de 3,5 millones de personas entre quienes la padecen y sus familiares, "una cifra que evidencia la importancia que hay que darle a esta enfermedad al alza". Desde el este centro, que dirige la doctora Rosario Domínguez, se lanza un llamamiento a la población para apostar, ante los más mínimos síntomas, por "el diagnóstico diferencial y establecer a partir de éste una línea de trabajo que frene la aparición de la enfermedad".

El catedrático de Neuropsicología y director científico de Crecer, José León Carrión, ha explicado que el estrés actúa como un "desencadenante" de una enfermedad con un factor genético importante y que tiene mayor incidencia en la población con menor nivel de estudios que entre quienes han trabajado mucho con su memoria y su mente. De ahí "la importancia de que los enfermos diagnosticados acudan a escuelas de mayores que les ayuden a memorizar y hagan sudokus, crucigramas y actividades intelectuales que ejerciten su cerebro". El centro recomienda a las familias que acudan a un profesional, neurólogo o neuropsicólogo, cuando detecten los primeros síntomas para que se le haga al enfermo un estudio y se confirme la enfermedad o bien algún otro tipo de demencia.

Junto a los olvidos, el miedo a que salgan solos para que no se pierdan o el riesgo de pequeños accidentes domésticos, la familia se enfrenta a una etapa en la que el enfermo ya no tiene la capacidad para manejar su economía y ha perdido el control del dinero; empieza por confundir su valor y esto va generando "problemas con los bienes y la capacidad para incluso hacer testamento". De ahí que se recomiende un planteamiento a largo plazo cuando se detecte la enfermedad, que evite problemas familiares en el futuro, cuando la persona habrá perdido la capacidad real de decisión. Es importante que el paciente mantenga una mínima actividad física deportiva y que evite el estrés, y ante cualquier duda se debe consultar al neurólogo para ajustar el tratamiento y prolongar con la mayor calidad de vida posible el día a día de unos pacientes que se irán incrementando y a los que hay que ayudar al máximo. De hecho, este es el reto que lanza el lema de este año de la campaña mundial, Caminando juntos.

El alzhéimer afecta a entre un 5 y un 15% de la población mayor de los 65 años, aunque también puede afectar a pacientes más jóvenes. De hecho, esta enfermedad representa más del 50% de todas las demencias. En España afecta a unas 600.000 personas -aunque entre el 30 y el 40% de los casos podrían estar sin diagnosticar- y de la que se estima que en los próximos 35 años pueda haber hasta 1,5 millones de pacientes.

Primeros síntomas

Un estudio realizado por miembros del Instituto de Geriatría de Montreal (Canadá), liderados por el doctor Sylvie Belleville, ha mostrado que el descenso rápido de la memoria y los problemas de lenguaje son los principales síntomas que padece una persona con alto riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer a corto plazo.

Para llegar a esta conclusión, publicada en el Journal of Alzheimer's Disease, los investigadores compararon los cambios que se producían a lo largo de los años en personas con un deterioro cognitivo leve y en pacientes cuyo deterioro cognitivo había provocado la aparición del alzhéimer. Así, comprobaron que las diferentes áreas cognitivas, tales como las funciones de la lengua, la inhibición o la memoria de trabajo, no cambiaban de manera uniforme, es decir, que el deterioro cognitivo no se producía de manera lineal, sino que la ruta de desarrollo de la demencia era compleja y se caracterizaba por periodos de estabilidad, seguidos de procesos de disminución acelerada de la función cognitiva durante uno o dos años antes del diagnóstico del alzhéimer.

"Estos resultados pueden ser esperanzadores para muchas personas mayores que están preocupadas por su memoria, ya que hemos comprobado que la presencia de un cambio es lo que determina el riesgo de progresión de alzhéimer. El estudio nos ha permitido caracterizar los parámetros de descenso de las personas que eventualmente desarrollarán esta enfermedad, lo que significa que podemos identificar tanto los síntomas benignos como los que merecen especial atención. El rápido declive de la memoria sugiere que el inicio de los síntomas está probablemente producido por una pérdida de los mecanismos de compensación del cerebro", han explicado los expertos.

"El gran reto de los neurólogos es encontrar un tratamiento eficaz, que modifique la evolución de la enfermedad, no que la cure, que a lo mejor es un objetivo demasiado ambicioso, pero sí que al menos la frene, la ralentice o modifique su evolución degenerativa", afirma el vocal del grupo de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN), Alberto Villarejo, en una entrevista a Efe. Este experto propone "declarar la guerra al alzhéimer" con un aumento de los recursos destinados tanto a la investigación básica como a la aplicada, tal y como se hizo en su día contra el cáncer, y cuya aplicación terapéutica se ha visto 30 años después, en lo que ha supuesto toda una revolución en el tratamiento de la enfermedad. Incide en que, además de la investigación, se destinen ayudas sociales a los enfermos y sus familias. "Los afectados dependen de sus familias", por lo que "el aumento del número de recursos sociales, en forma de residencias, centros de día, apoyo a las familias... es muy importante y requiere un plan estratégico".

Para Villarejo, el principal es que los recursos destinados a investigación son elevados, "aunque no tanto como en otras enfermedades como el cáncer", y que muchas de las líneas de investigación abiertas son "muy prometedoras". "La nota de pesimismo es que todos los ensayos clínicos -se han realizado más de 100 en los últimos años- salen negativos, incluso en terapias que parecían muy prometedoras", con estudios en modelos animales. "El cerebro en un órgano muy complejo y cuando hablamos de regenerar neuronas, de tejido cerebral, es algo así como una frontera en la ciencia que hasta ahora no ha podido ser vencida", indica. De esta manera, las aproximaciones a potenciar la investigación básica, el conocimiento de la enfermedad y de la propia biología del cerebro, "quizá puedan dar frutos a largo plazo, en lugar de pensar sólo en estrategias a corto y medio plazo para desarrollar tratamientos que vayan a un ensayo clínico", propone.

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