Salud y Bienestar

Los problemas metabólicos afectan al deterioro cognitivo

  • Un estudio experimental con ratones diabéticos certifica que la mala alimentación aumenta el riesgo de alzhéimer o párkinson.

Científicos de la Benemérita Universidad de Puebla (BUAP), en México, han observado en ratones que la combinación de diabetes y una mala alimentación puede constituir un factor de riesgo de desarrollar alzhéimer o párkinson, según los datos publicados en la revista Investigación y Desarrollo. El trabajo, liderado por el investigador de la Facultad de Ciencias Químicas Samuel Treviño Mora, se basó en el análisis durante varios años de unos roedores alimentados con un alto contenido calórico y concentraciones de glucosa. Al analizar su desorden metabólico corporal, triglicéridos, resistencia a insulina, desarrollo de obesidad y sobrepeso, Treviño Mora y su equipo vieron que en estos ratones se había desencadenado una diabetes tipo II.

Y al medir los efectos a nivel cerebral, el análisis determinó la existencia de una inflamación y neurodegeneración en el hipocampo y la corteza cerebral, zonas importantes para el funcionamiento adecuado de la memoria de corto y largo plazo, condiciones neurodegenerativas asociadas a patologías como alzhéimer y párkinson. "La alimentación de los mexicanos está basada en altos contenidos calóricos, comida basura y la mala implementación de alimentos que creemos que son sanos como el consumo de grandes cantidades de cereales, bebidas con alto contenido azucarado o alimentos light que contienen fructosa como parte del edulcorante", ha recordado este experto. De hecho, su modelo animal permite hacer condiciones de predicción, ya que un mes del roedor equivale en promedio a siete años de un humano.

De este modo, en una persona tan sólo en un periodo de 7 a 14 años se crea degeneración neuronal y una inflamación crónica que afecta el desarrollo de los procesos cognitivos.

Un niño que crece con sobrepeso u obesidad cuando llega a la adolescencia puede comenzar a desarrollar diabetes y, si no se regula esta condición, es probable que pueda generar daños cerebrales. Lo mismo pasa con un adulto, de modo que si mantiene una mala alimentación a los 30 años podría tener estas mismas características y reducir sus condiciones laborales de productividad en poco tiempo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios