Salud y Bienestar

La importancia de una correcta dieta para nuestros hijos

  • Los modelos de alimentación infantil durante la edade scolar son uno de los temas que más preocupan a los adultos por su repercusión.

Adiario los padres se preguntan, ¿por qué mi hijo no le gustan todos los alimentos?, sólo ingiere hamburguesas, chocolate, bollería, patatas fritas… en desayuno, almuerzo y cena. Suele protestar cuando se encuentra pequeños trozos de comida, olores o simplemente si le digo que son frutas o verduras.

La alimentación infantil es uno de los problemas que más preocupan a los padres sobre todo en la edad escolar.

En esta etapa, la voluntad infantil lleva a los niños a elegir cosas en general y alimentos en particular, según su percepción sensitiva: colores, sabores, textura, etc. Habitualmente los alimentos elegidos con este criterio no se corresponden con los más adecuados para el desarrollo infantil y si con los más deficitarios en nutrientes y perjudiciales para la salud.

Los niños derrochan energía y tienen un rápido crecimiento, por ello, su dieta debe ser completa y variada, compuesta por aquellos alimentos que favorecen la reposición de energía y su desarrollo corporal, aunque a veces rechacen algunos.

Para ello es fundamental conocer las bases de una correcta alimentación y las consecuencias de una mala nutrición en la infancia.

En primer lugar, debemos conocer que existen enfermedades que se ponen de manifiesto en la edad adulta y que son reflejo de la base nutricional desde la infancia y debemos de prevenirla (enfermedad coronaria, algunos tumores, aterosclerosis, accidentes cerebro vasculares, osteoporosis, obesidad, desarrollo mental).

En segundo lugar, es prioritario conocer y realizar una promoción de los hábitos dietéticos saludables basados en la rica dieta mediterránea: uso del aceite de oliva virgen (rico en antioxidantes y omega-9), disminución de la ingesta de grasa y colesterol (menor de 300 mg/día), evitando los ácidos grasos saturados, moderación del consumo de carne procesada, promoción y mantenimiento del consumo de frutas, verduras y frutas.Ingerir alimentos ricos en hidratos de carbono (legumbres, pasta, pan, cereales, patatas) y reducción del consumo de dulces, bollería industrial (rica en aceite de coco y palma (grasas saturadas), snack y azúcar.

Es importante un aporte lácteo de 500-1000 ml/día, dependiendo de la edad de los niños. El agua debe ser la bebida de elección, debiendo ingerir suficiente cantidad y evitando los refrescos (no más de 240 ml/día según la Academia Americana de Pediatría- AAP), los zumos industriales, las colas, el té y el café , por su efecto excitante. Disminuir el consumo de sal, evitando el salero, aperitivos y precocinados. Siempre que sea posible usar sal yodada.

En tercer lugar debemos estimular el ejercicio físico en nuestros hijos. Realizar un mínimo de una hora de ejercicio diario moderado y vigoroso al aire libre, si es posible; que se puede repartir en varias sesiones. La actividad física debe ser divertida, atractiva y no estructurada.

Por tanto a los niños desde muy pequeños se les debe enseñar a disfrutar de unas ingesta variada y a no dejarse influenciar por la publicidad de alimentos. Para ello, anímeles a participar en la compra y la preparación de los alimentos. No utilice la comida como premio o castigo, aproveche el tiempo de las comidas para promocionar los hábitos saludables.

Coma en familia, sin televisor. La familia influye en los niños de forma decisiva. Estos aprenden imitando a sus mayores en todo. Así adquieren los buenos y los malos hábitos en todos los ordenes de la vida, incluida la alimentación. En la mesa es necesario tener en cuenta que son los adultos los encargados de seleccionar la comida de los más pequeños, pero no por ello las deben convertir en aburridas y monótonas. Tampoco hay que olvidar que la hora de comer debe ser lo más agradable y distendida posible. Comer toda la familia junta es importante. La separación de los pequeños suele revertir en hábitos poco saludables.

Las necesidades de cada niño varían con su edad y el grado de actividad física. Una perfecta alimentación debe ser equilibrada, manteniendo una proporción correcta de los diversos principios inmediatos. El aporte energético debe distribuirse según el ritmo de actividad del niño, por lo que es fundamental realizar un desayuno abundante, evitar las comidas copiosas, que la merienda sea equilibrada y que la cena se ajuste para conseguir un aporte diario completo y variado.

Debemos destacar que el desayuno debe contener preferentemente hidratos de carbono por su mejor control de la saciedad, con menor proporción de alimentos ricos en lípidos. Se aconseja preferentemente la triada compuesta por lácteos, cereales y frutas o zumo de fruta fresca, que se podría complementar con otros alimentos. La promoción de un buen desayuno, contribuye a conseguir unos aportes nutricionales más adecuados, evita o disminuye el consumo de alimentos menos apropiados (bollería, azucares, etc.), puede contribuir a la prevención de la obesidad, además de mejorar el rendimiento intelectual, físico y la actitud en el trabajo escolar. El desayuno se considera una comida principal y rompe el ayuno de 10-12 horas. La omisión del desayuno interfiere en los procesos cognitivos y de aprendizaje más pronunciado en los niños nutricionalmente en riesgo.

Recuerde que si desde pequeño adquiere unos hábitos alimentarios saludables su hijo estará haciendo una inversión de futuro para su salud, previniendo enfermedad en la edad adulta.

Tags

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios