Provincia

El arroyo Salado deja 800 hectáreas sin productividad en sólo dos años

  • La falta de cauce, ya que está totalmente anegado de lodo, provoca que aún no se pueda acceder a muchas fincas ribereñas · Los 200 agricultores afectados han constituido una plataforma reivindicativa

La falta de cauce del arroyo Salado -afluente del río Cabra- se ha convertido en uno de los azotes de los regantes y agricultores de la zona regable Genil-Cabra, en la comarca de la Campiña Sur. De hecho, aunque los desbordamientos han causado históricamente problemas en las fincas más próximas al arroyo, la falta de intervención y el volumen de las precipitaciones durante los dos últimos años han dejado un panorama desolador en las riberas del Salado.

Según algunos miembros de la plataforma de afectados constituida recientemente, unas 800 hectáreas de tierra cultivable próximas al cauce "están totalmente desaprovechadas e improductivas" desde hace ya casi dos años, puesto que el lodo y el desbordamiento "cada vez que caen 20 ó 30 litros por metro cuadrado" impiden a sus propietarios realizar labores en las parcelas.

"Son dos años de pérdidas y, lo que es peor, en las zonas en las que se ha podido entrar y sembrar, en cuanto que sube un poco el cauce todo se va al traste", se quejan los agricultores. A estas críticas se unen las de los responsables de la Colectividad de Regantes de Santaella, cuyos responsables reconocen que todavía no han podido acceder a algunas zonas, por lo que desconocen el valor de los daños en caminos, infraestructuras y tuberías, "aunque temenos que serán muy graves", puesto que todavía hay arquetas llenas de agua, por ejemplo.

El problema del arroyo Salado es que está tan atestado de barro que apenas tiene cauce para que circule el agua, con lo que el líquido se expande por las riberas cuando se producen precipitaciones. La restauración integral del Salado es una iniciativa de la que se lleva hablando ya más de diez años. Incluso se redactó un primer proyecto por parte de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), un documento que calculaba que el coste de la actuación superaba los 12 millones de euros. En este tiempo, ni el Gobierno central ni la Junta, una vez que asumió las competencias, han desarrollado el proyecto, con lo que las lluvias de las últimas campañas han inundado cientos y cientos de hectáreas por el desbordamiento del arroyo, llegando incluso a anegar en una docena de ocasiones el polígono industrial El Cañuelo de Santaella, otra de las infraestructuras víctima del cauce. En principio, todo apunta a que habría que corregir ese proyecto de actuación original y readaptarlo a las técnicas y materiales actuales.

El Salado tiene una longitud de unos 25 kilómetros y habría que incluir también actuaciones en el arroyo Masegoso, uno de sus afluentes. Las fincas afectadas se localizan en los términos municipales de Montilla, La Rambla, Montalbán y Santaella, fundamentalmente. Los afectados no descartan actuaciones judiciales para que se les compense por los daños sufridos en sus fincas.

De momento, como ya avanzó El Día, los 200 agricultores perjudicados por el mal estado del arroyo han decidido constituir una asociación, que a día de hoy está en fase de legalización una vez que los regantes ya aprobaron incluso los estatutos y nombraron como presidente a Juan Antonio Medina.

El domicilio social de la nueva entidad será la sede de los regantes en la calle Villargallegos de Santaella. Como expuso uno de los promotores de esta iniciativa y gerente de la Colectividad de Regantes Genil-Cabra de Santaella, José Berlanga, esta movilización ha sido la única salida que le queda a los agricultores, la mayoría también regantes, para poder reocupar sus tierras, puesto que a día de hoy son más de 800 las hectáreas perjudicadas por el cauce y a muchas de ellas "aún no podemos acceder y siguen inundadas".

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