El agua suspendió ayer una de las tradiciones más arraigadas de las que se celebran en honor a la Virgen de Araceli en Lucena, la ofrenda de flores. Un cortejo que cada año a las 18:30 de la tarde parte desde el Paseo del Parque y culmina en San Mateo y que en la tarde de ayer fue suspendido. La Real Archicofradía de María Santísima de Araceli tomó la decisión de suspender el cortejo y anunció que las puertas de San Mateo estarían abiertas hasta las 21:30 de la noche para todo aquel que quisiera realizar su ofrenda. Dicho y hecho; los lucentinos se encaminaron hacia la Plaza Nueva.

Los que ya se habían dado cita en el Paseo de Rojas decidieron hacer el tradicional recorrido por la calle el Peso, con la mala fortuna de que la tregua que dio el tiempo no duró mucho y tuvieron que resguardarse bajo los paraguas, en portales y cocheras y hasta bajo los arcos del Ayuntamiento. Otros se dirigieron directamente hacia la Parroquia, que se encontraba llena de devotos y curiosos. Presidiendo el Altar Mayor, la Patrona de Lucena y del Campo Andaluz vestida de blanco y rojo; delante, la Aracelitana Mayor, Inmaculada Hurtado Ciudad, y su Corte de Honor, Marina Castro Cruz, Macarena Hurtado Ciudad, Verónica Marín Sánchez y Ángela López Fernández. Las jóvenes, vestidas con el traje típico lucentino, fueron las encargadas de recibir a todos aquellos que llevaban centros, ramos y canastos de flores para la Virgen de Araceli.

Diversas entidades, cofradías, peñas y numerosas personas a título particular participan ataviadas en su mayoría de flamencas o con el traje típico lucentino para esta tradición que cada primer sábado de mayo se celebra en Lucena. El acto que tuvo lugar ayer es uno de los más numerosos de las fiestas patronales y en los que toman parte todo tipo de personas, desde los más pequeños, vestidos para la ocasión, que acuden a llevar flores, unos sentados en el cochecito y otros dando sus primeros pasos, hasta los más mayores que disfrutan de la ofrenda y de todos aquellos que participan en ella.

Aunque son mayoría las niñas que se visten con el traje típico lucentino, cada año son más los padres que visten también a los niños con su pantalón de terciopelo, camisa y fajín anudado a la cintura. Tanto ellos como ellas lucieron sus trajes en múltiples colores, azules, violetas, rosas, verdes, granates, rojos y hasta dorados haciendo gala de un traje que hasta hace pocos años se daba por perdido y que cada vez va ganando más adeptos.

La lluvia estropeó una de las jornadas más festivas de las fiestas aracelitanas. Miguel Ruiz, oriundo de Lucena pero residente en Madrid desde hace más de 50 años, no podía esconder su tristeza, ya que llevaba años sin poder bajar a Lucena "y para un año que me escapo llueve". Miguel comentó que "las fiestas son como las recordaba, más multitudinarias, pero se respira la misma devoción". Carmen Sánchez, lucentina y asidua a los actos aracelitanos, no se lo tomó tan mal. "Yo aquí sentada en mi banco lo veo todo tan a gusto".

Entre los más pequeños, vivencias de todo tipo: chiquitines de pocos días, otros que acudían en cochecitos, algunos dando sus primeros pasos, y otros que participaban de esta fiesta por primera vez. Todos encantados llevaban sus canastos llenos de flores a la Virgen de Araceli.

Los últimos en acudir a la iglesia de San Mateo, cerrando la ofrenda, fueron los miembros de la corporación municipal. Tras su llegada, en la iglesia inundada de flores, se procedió al rezo de la Salve, cerrando así el segundo día de Fiestas Aracelitanas. Para el día de hoy está previsto que se celebre en torno las 11:30 la Solemne Función Religiosa, presidida por Manuel Montilla Caballero, vicario episcopal del Valle del Guadalquivir y canónigo de la S.I.C. de Córdoba. Ya por la tarde, si el tiempo respeta, a partir de las 20:00 tendrá lugar la Solemnísima Procesión de María Santísima de Araceli, que según se especulaba ayer, podría ir vestida de rojo.