Puerto del Calatraveño

Goteras previsibles e innecesarias

  • Los profesionales del centro de salud de Priego se quejan por los efectos de las obras de ampliación que la Junta está realizando en el edificio, que han llenado los pasillos de cubos, cartones y humedades

DICE el sabio refranero que nunca llueve a gusto de todos. Sirva como ejemplo una ciudad de la provincia, Priego de Córdoba, en la que mientras que los olivareros miraban agradecidos al cielo por las precipitaciones de los últimos días, los profesionales y pacientes del centro de salud de la localidad maldecían los efectos del agua sobre unas instalaciones a las que, visto lo visto, cuesta definir como espacio de atención sanitaria. Apenas dos días de lluvia han bastado para que el interior del inmueble se haya convertido en una especie de laberinto en el que ir sorteando el agua que cae del techo y los cubos que llenan los pasillos.

El Sindicato Médico de Córdoba definía la situación como "deplorable" por las goteras, los cartones en el suelo y las paredes sucias por la humedad, además de lo que supone trabajar en esas condiciones. Así las cosas, uno se pregunta cómo es posible planificar determinadas actuaciones de reforma (en centros de salud o colegios, por ejemplo) sin tener en cuenta que se trata de espacios en los que deben primar la tranquilidad, la intimidad y el sosiego. Torpeza o insensibilidad es la respuesta que a un servidor se le ocurre para que situaciones como la de Priego de Córdoba ocurran en pleno siglo XXI, porque si esto ocurre con apenas un día de lluvia, qué panorama ofrecería el edificio si, como suele ser habitual en el otoño, vienen varias jornadas de precipitaciones.

Lo curioso del caso es que la propia Consejería de Salud ya avisó de sus intenciones con antelación y en julio de este año volvió a reiterar, unos días antes del comienzo de la obra de ampliación, de que "el objetivo de la Junta es que las actuaciones se desarrollen desde el exterior del edificio, para permitir el funcionamiento del centro con las mínimas interrupciones, sin alterar, por tanto, la prestación asistencial a los ciudadanos". Luego, la realidad puso las cosas en su sitio y al poco de comenzar los trabajos los médicos denunciaron que "los ruidos de los obreros y las maquinarias que utilizan producen un escándalo insoportable, que a la vez dificulta bastantes actividades médicas. Las auscultaciones se convierten en un problema y la comunicación con los pacientes, muchas veces se realiza a voces, ya que los martillos neumáticos y los golpes continuos dificultan el poder escuchar y oír bien".

A las críticas de los facultativos se sumaron las de los enfermeros, quienes a través del sindicato Satse dijeron entonces que la gestión de la obra de remodelación por parte del Distrito Sanitario Córdoba Sur y de la Delegación Provincial de Salud es "pésima, caótica y carente de toda lógica, más propia de unos dirigentes desprovistos de ideas y que no valoran el trabajo de los profesionales ni la calidad de los servicios sanitarios a la población".

Pero hay más, con estas últimas lluvias también se produjo un corte de luz, que es el que ha podido ocasionar la ruptura de la cadena de frío y el deterioro de una cantidad importante de vacunas de todo tipo. Cierto es que la reducción del gasto público es aconsejable y la austeridad necesaria, pero sin rozar el esperpento al que se ha llegado en la ciudad prieguense, un municipio en la que la mejora de la infraestructura sanitaria es muy necesaria, pero donde también se podría haber planteado una alternativa más lógica, como trasladar temporalmente la atención a los usuarios a otro edificio.

Encontrar un explicación con sentido a esta situación es bien difícil, al menos para un servidor, a no ser que los gestores de la Consejería de Salud se les haya ocurrido ir un poco más allá en lo que ellos suelen denominar como optimización de los recursos y quieran que, entre paciente y paciente, el personal del centro de salud colabore poniendo algún ladrillo, cargando cemento o guiando la grúa. Ya puestos, que apelen a la participación ciudadana y que los facultativos recomienden a sus pacientes paracetamol para la fiebre y que traigan un cubo a la consulta en su próxima visita. Por si ese día llueve. ¡Con lo saludable que es el agua!

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