Casi un mes -25 días pa ser más exactos- han pasado desde que la explosión de una bombona causó el pánico en el número dos del Paseo de la Herradura de Pozoblanco, un suceso que costó la vida a una persona y obligó a desalojar a 60. Desde ayer, los afectados por la deflagración pueden ya volver a sus casas, según comentaron algunos de los vecinos, si bien esta noche sólo dos familias han dormido ya en sus pisos, según las mismas fuentes. De todas formas, la estética del inmueble sigue siendo muy diferente a la de antes de la explosión, ya que se ha tapado la pared exterior de las viviendas más afectadas y que aún siguen cerradas -las de la cuarta planta, que es donde se originó el siniestro- y se han adecentado mínimamente las zonas comunes del bloque, ya que queda pintar las paredes y el techo de los pasillos. No obstante, el ascensor sigue sin funcionar, aunque los comercios de la planta baja (una óptica y un supermercado) están abiertos al público desde hace unos días.

La autorización para que los vecinos puedan regresar a sus pisos ha llegado mucho más tarde de lo que los afectados habían previsto en un principio, aunque en este tiempo la entrada y salida de técnicos de urbanismo, de las compañías aseguradoras y de los responsables de la investigación han sido constantes. De hecho, los inquilinos no pudieron entrar a recoger sus pertenencias hasta cuatro días después del suceso, todo ello tras una autorización judicial y bajo la vigilancia de la Guardia Civil y la Policía Local, que apenas permitieron un cuarto de hora de tiempo para que sacaran del edificios algunos objetos de valor.

La deflagración se produjo tras manipular el fallecido una bombona de gas y los vecinos insisten en que acumuló en los días previos varias bombonas de butano y de camping gas. Algunos de ellos han asegurado que habían advertido este hecho y que habían mostrado su preocupación, pero nadie lo denunció.