Puerto del calatraveño

Una provincia necesitada de ideas

  • El cogobierno de PSOE e IU cumple cien días al frente de la Diputación sin definir un plan claro de qué quiere para el futuro de la provincia más allá de planteamientos puntuales

EL cogobierno de PSOE e IU acaba de cumplir cien días al frente de la Diputación, el plazo que la psicología política considera pertinente dejar pasar antes de hacer crítica a quienes están a los mandos de una institución. Estos poco más de tres meses se entienden como el tiempo prudencial para que el engranaje empiece a funcionar, los gobernantes esbocen sus planes de futuro y las improvisaciones -que siempre las hay- cristalicen con pequeños detalles la línea ideológica de quienes mandan. Pasados estos cien días, la veda de la crítica ya se ha abierto.

Los primeros en dejarlo claro han sido los diputados del grupo del PP, que ayer mismo se plantaron a las puertas del palacio de la Merced para denunciar lo que consideran "cien días en blanco". Andrés Lorite, el portavoz popular -durante los cuatro años anteriores ha sido el responsable político de comunicar los logros del gobierno popular-, dejó claro que a partir de ahora no dejará pasar ni una al cogobierno de "socialistas y comunistas", como insistió durante su discurso.

Lorite fue especialmente crítico con el presidente de la institución provincial, Antonio Ruiz, a quien acusó de practicar una política "de photocall", más preocupado en salir en la foto que en la gestión. "El presidente está más a gusto en su cargo orgánico del PSOE [es secretario provincial de Organización] que como representante institucional, pues no le gusta ejercer como alcalde ni como responsable de la institución provincial", llegó a decir.

Según la lectura que los populares hicieron de estos cien primeros días -y para cualquier persona ajena a la actualidad de lo que acontece en la casa palacio-, daría la sensación de que los diputados del equipo de gobierno ni siquiera habrían aparecido por las dependencias de la plaza de Colón. Lorite destacó que las áreas de Empleo y Agricultura, por ejemplo, carecen de presupuesto y de cualquier actividad, mientras que hay empresas como Provicosa que aún no se han constituido.

Bien es verdad que la actividad en la casa palacio no es precisamente trepidante, pero es justo reconocer que algo se ha hecho. Aunque no haya sido del gusto del PP, se ha dotado de reglamento al Consejo de Alcaldes, una entidad consultiva que no existió durante la etapa de gobierno popular; las empresas públicas Emproacsa y Epremasa, las principales de la Diputación, ya han perfilado sus presupuestos para el próximo ejercicio y han concretado sus tasas, y el plan de inversiones económicamente sostenibles, que el PP dejó sin materializar, ya es una realidad para los ayuntamientos de la provincia. Todo esto son muestras de que el engranaje, aunque despacio, se va moviendo.

Estos cien primeros días de cogobierno en la institución provincial auguran un ciclo excesivamente volcado en la capital, casi continuista con lo que se le criticó al PP en su momento. Ganemos y Ciudadanos, los dos nuevos partidos presentes en el plenario -por otra parte, el más plural en la historia de la institución- proceden precisamente de Córdoba y, por su corta trayectoria y su escasa infraestructura, poseen un conocimiento limitado de la realidad de la provincia. Por otra parte, algunos de los grandes debates abiertos en la corporación se refieren directamente a la ciudad. El cogobierno, por ejemplo, no ha aclarado todavía qué va a pasar con la financiación que el PP comprometió para el centro de convenciones ubicado en el antiguo pabellón de Cajasur junto al Parque Joyero, que fue muy criticado en la anterior etapa. Y en el aire están también cinco ferias comerciales programadas en el propio palacio de la Merced que no son del gusto del cogobierno.

La clave, por tanto, no está ya en estos cien primeros días, que han tenido al PP atentos del calendario y a IU pendientes de un cogobierno en el que son clara minoría. La clave serán los cien próximos días, y los otros cien posteriores. La provincia lleva años sin afrontar proyectos de envergadura, iniciativas vertebradoras del territorio que realmente posicionen a los municipios en el futuro con garantías. Está bien dedicar los plenos a debatir sobre los refugiados sirios, la unidad de España, la homofobia o las escuelas infantiles, pero es fundamental que todo esto vaya acompañado de un plan estratégico sobre la provincia. No es ya cuestión de recursos, sino de ideas. Hay que seguir trabajando.

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