puertodel calatraveño

La Semana Santa como distintivo

  • Tres municipios del Sur de la provincia -Baena, Cabra y Puente Genil- optan a declarar sus celebraciones de Pasión de Interés Turístico Internacional por su innegable valor y autenticidad.

COLIBLANCOS y colinegros en Baena, las corporaciones bíblicas de Puente Genil, Cabra con sus 27 cofradías... La Semana Santa de estos tres municipios del Sur de la provincia, integrados en la ruta Caminos de Pasión, opta a ser declarada de Interés Turístico Internacional, un distintivo que hasta el momento no luce ninguna fiesta de la provincia y que supondría un verdadero empuje a la promoción turística de estas localidades.

En Andalucía, las de Sevilla y Málaga fueron las primeras semanas de Pasión en disfrutar de este reconocimiento, ganado en 1980. Posteriormente, el Gobierno central también otorgó esta distinción de carácter honorífico a Granada. La Secretaría General de Turismo del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio es la entidad encargada de tomar la decisión, siempre desde la premisa de que sólo pueden optar aquellas fiestas o acontecimientos que supongan manifestaciones de valores culturales y de tradición popular, con especial consideración a sus características etnológicas y que tengan una especial importancia como atractivo turístico, rasgos que de sobra atesoran las celebraciones pasionistas de Baena, Cabra y Puente Genil.

El hecho de que estos municipios tengan una población muy inferior a las capitales andaluzas que ya disponen de la distinción no debe ser un hándicap. De hecho, el municipio gallego de Vivero, en la provincia de Lugo y de poco más de 16.000 habitantes, ya tiene una Semana Santa con reconocimiento internacional, al igual que la localidad vallisoletana de Medina de Rioseco, de sólo 4.900 habitantes. Lo mismo ocurre en Orihuela, en Alicante, o El Ferrol, en La Coruña.

La antigüedad de la celebración y la continuidad en el tiempo; el arraigo popular y la participación ciudadana, con la existencia de asociaciones que la respalden; la originalidad y diversidad, en el sentido de ser relevante en cuanto a la promoción turística de España en el exterior; poseer la declaración de Interés Turístico Nacional desde hace al menos cinco años, o el cuidado del entorno urbano, monumental y paisajístico son requisitos imprescindibles que tiene en cuenta el Gobierno central y que, de sobra, cumplen los tres municipios cordobeses.

Mientras que en multitud de municipios las procesiones pierden parte de su identidad y se convierten en espejismos de las fiestas de Sevilla o Málaga -los referentes más obvios por su riqueza y esplendor-, los vecinos de Baena, Cabra y Puente Genil han sabido mantener intactas sus tradiciones. Muestra de ello, por poner sólo un ejemplo, son los sones de coliblancos y colinegros en Baena, un ritual sin parangón no sólo ya en la provincia, sino en el resto de Andalucía. Ataviados con un inconfundible casco coronado de plumas de colores, largas crines y chaqueta rojo sangre, los judíos ensordecen el municipio cada Miércoles Santo con los sones de cientos de tambores en una banda sonora atronadora que presagia el funesto final de la Pasión.

En Puente Genil, el Imperio Romano -uno de los primero de la provincia- y las corporaciones bíblicas suponen las principales señas de identidad de una Mananta que este año se ha visto más engrandecida si cabe con la celebración ayer del Santo Entierro Magno. Un total de 14 pasos desfilaron ante miles de personas en una procesión única en la que se exhibieron todos los rasgos distintivos de esta celebración pontanesa y que, por méritos propios, puede considerarse una reivindicación de su declaración ya como fiesta de Interés Turístico Internacional.

Con 27 cofradías, la de Cabra es una de las más arraigadas y ricas de toda la provincia, con un nivel de participación indudable en cada barrio. La fiesta goza de una antiquísima tradición, muestra de la cual es la fecha de fundación de la Archicofradía de la Vera Cruz, corporación penitencial de la que se tiene constancia desde el año 1522. Sus tallas barrocas, algunas de autores como José de Mora y Pedro de Mena, se encuentran entre las más destacadas de la imaginería andaluza. Cabra, además, cuenta con una fiesta en expansión, como lo demuestre la recuperación este año del Desfile del Viernes Santo, un itinerario colorista y tradicional en el que participan los cortejos de tres hermandades -Angustias, Sepulcro y Dolores- y que se suspendió hace casi una década por cuestiones de seguridad. Ninguno de estos municipios debe perder la motivación para hacer de estas celebraciones bandera de una autenticidad que empieza a escasear.

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