La actividad prevista en el Jardín Micológico, ubicado en la aldea de Zagrilla, iba a generar hasta 50.000 visitas anuales. Ésas eran las cifras que manejaban los responsables de este enclave, único en toda Europa, durante sus primeros meses de vida. Sin embargo, la realidad es bien distinta, ya que el número de personas que han pasado por este singular enclave desde 2012 se ha reducido a una media anual de 3.800, apenas el 8% de lo inicialmente previsto. Según los datos facilitados por la Junta de Andalucía a El Día, en 2012 el jardín recibió 3.952 visitantes durante los 308 días que el complejo permaneció abierto. De todos ello, 2.372 acudieron a este complejo de manera individual y el resto en grupos concertados. Hasta noviembre de 2013, según los mismos datos, las visitas fueron 3.648, una cifra que pone en evidencia el descenso continuado en el número de visitas al jardín.

El delegado de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, Francisco Zurera, vinculó esta pérdida a la escasez de lluvias registradas en el último ejercicio. "Me gustaría que los espacios públicos tuviesen más visitas", reconoció, y asumió que "todo es mejorable". Zurera calificó al Jardín Micológico de Priego de Córdoba como una de "las joyas de la corona" de los espacios públicos naturales de Andalucía. No en vano, el complejo cuenta con una superficie aproximada de unos 14.000 metros cuadrados y recrea los ocho sistemas naturales mayoritarios de Andalucía: bosque de ribera, encinar-quejigar, pastizal, pinsapar, matorral-jaral, pinar, castañar y alcornocal. En él también se encuentra representado un pequeño avellanar, un tipo de formación escasa en Andalucía pero que cobra importancia en este jardín por su relación con la trufa negra y la truficultura. Cada árbol o arbusto está micorrizado con la seta correspondiente y todo el recorrido se encuentra interpretado por paneles distribuidos a lo largo del sendero.

El delegado señaló como causa del descenso de visitantes al hecho de que "el turismo micológico se ha venido abajo". Se trata éste de un sector que todavía está por explotar y promocionar más en Andalucía, a pesar de que la trufa es uno de los recursos silvestres que más interés despierta en la sociedad por su gran potencial socioeconómico.

Como complemento, el Jardín Micológico cuenta con una sala de exposiciones y otra sala microclimática con setas en vivo, dotadas de medios interpretativos e interactivos, una sala de audiovisuales y un taller de educación en el que desarrollan las actividades formativas que en materia micológica se llevan a cabo en el centro. Además de la sala de exposiciones, la superficie construida que alberga el Centro Andaluz de Micología, con una superficie de 1.667 metros cuadrados, está compuesta de dos módulos de trabajo, el de producción de hongos que alberga el laboratorio de micorrización y producción, y el módulo técnico en el que se encuentra una completa biblioteca micólogica, fungiario y zonas de trabajo técnico-micológico.

La apertura y construcción de este centro registró numerosos retrasos. El Ayuntamiento de Priego de Córdoba acordó la cesión del terreno a la Consejería de Medio Ambienten en junio de 2003 y su inauguración no se produjo hasta diez años más tarde debido a los problemas en la instalaciones que surgieron durante el proceso de construcción. La Junta abrió la licitación, por ejemplo, con un año de demora sobre sus propias previsiones. En este largo camino, hubo incluso dos inauguraciones del centro micológico: la primera apertura tuvo lugar el 19 diciembre de 2010, aunque la oficial -a la que acudió el que fuera por entonces presidente de la Junta, José Antonio Griñán- se retrasó hasta enero del año siguiente.

La elección de la aldea prieguense de Zagrilla como sede del centro se debió a que esta zona cuenta con una gran tradición en la recogida de setas en la provincia. El sector de la micología en Córdoba mueve cada año más de dos millones de euros. Las zonas norte de las provincias de Huelva, Jaén y Córdoba son, de hecho, las comarcas andaluzas donde más setas crecen. Además, se trata de la zona europea en la que existe mayor diversidad, con un total de 3.800 especies.