Tribuna

Manuel Cascos Fernández

Reina Sofía: Un hospital con dos caras

CON frecuencia, quizás demasiada, observamos en los medios de comunicación, la aparición de noticias relacionadas con los Trasplantes en el Hospital Reina Sofía, muchas de ellas con un marcado carácter informativo, muy cercano al marketing y a la campaña de imagen, a la que sin resistencia se suman personas del mundo del espectáculo como cantantes, toreros, del mundo de la política etc... Todas ellas convencidas de que su imagen ayuda a fortalecer la idea de que es necesaria la donación altruista de órganos, porque ello salva vidas en situación límite, y todo ello es cierto, como también es cierta la excelencia profesional de quienes intervienen en el proceso integral del trasplante (detección del órgano, extracción y trasplante), lo cual permite a cientos de personas volver a una vida de calidad entre los suyos.

Por tanto, nadie discute la necesidad de seguir potenciando la actividad de Trasplantes del Reina Sofía, que representa el 1,20% anual del total de la actividad quirúrgica que se genera y realiza en el Hospital Reina Sofía. Esta actividad de trasplantes debe seguir contando con el presupuesto necesario para ello, el apoyo institucional y social, los medios y recursos materiales y humanos necesarios y la realización periódica de campañas de sensibilización, a las que considero positivo se sigan sumando y participando los políticos y personas del mundo del espectáculo, la cultura, etc.

Ésta es la cara del Reina Sofía, a la que todos se suman sin esfuerzo, pues para todos es positivo, sin excluir a la propia Dirección Gerencia. Pero además del 1,20% de actividad quirúrgica que genera los trasplantes al año, existe un 98,80% de actividad en el Hospital Reina Sofía que no es tratada, en mi opinión, con el esfuerzo y sensibilidad que requiere. Es de destacar que esta actividad asistencial que representa al 98,80% de la actividad generada en el Hospital, no dispone de los medios y recursos necesarios que garanticen la excelencia como sí ocurre en los trasplantes.

A nadie escapa la masificación en Urgencias y Consultas Externas; las demoras para ser atendido en primera o segunda visita en Consultas Externas, o para la realización de ciertas pruebas diagnósticas; la escasez y recortes de Enfermeros/as, Matronas y Auxiliares de enfermería y de personal no sanitario, lo cual arroja una preocupante inseguridad al paciente, al no contar éste con los recursos humanos necesarios para recibir su asistencia y cuidados en óptimas condiciones. En este sentido es de resaltar que un solo Enfermero/a sea el responsable de garantizar la atención y cuidados de hasta 26 pacientes ingresados en una unidad de hospitalización; o que en el Hospital Reina Sofía exista una media de 115 puestos de Enfermera sin Enfermera, al encontrarse éstos de baja por enfermedad, baja por maternidad o cualquier licencia o permiso reglamentario.

El 98,80% de la actividad no trasplantadora se desarrolla con frecuencia en condiciones de precariedad estructural y de espacios, sirva como ejemplo lo obsoleto de casi la totalidad de estructura del Hospital Materno Infantil, los enormes déficit estructurales y de recursos del Hospital Provincial, el abandono del Hospital Los Morales, o la absoluta falta de espacio e intimidad en las habitaciones del Hospital General. Sin olvidar la situación en las Urgencias, UCI, Quirófano, etc. Pero para mejorar todas estas situaciones, no se pone el mismo interés y energía que para la actividad de trasplantes, ni se compromete a políticos, artistas, cantantes, toreros, etc. ni la Dirección Gerencia del Hospital Reina Sofía organiza ruedas de prensa, actos públicos, ni campañas de sensibilización e imagen.

Esto es la otra cara del Reina Sofía, la cara en la que nadie se compromete, la cara que representa el 98,80% de la actividad en Reina Sofía, pero que no permite ofrecer una imagen positiva a la que sumarse políticos, gestores y personas del mundo del espectáculo, la cara que se silencia intencionadamente, pero la cara a la que sin abandonar ni olvidar su anverso (la cara de la excelencia trasplantadora), debería dedicarse la misma energía proporcional que se dedica a los trasplantes, pues sin ser tan llamativa ni atractiva para el mundo de la política, el espectáculo, o la Gestión Sanitaria, resuelve diariamente miles de problemas de salud, para que miles de personas recuperen su salud perdida o deteriorada, y puedan gozar de una vida saludable y de calidad entre sus seres queridos.

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