Fuera de cobertura

Elena Medel

Perder el tren

SOMOS tradiciones. Córdoba no evita el perol familiar del 24 de octubre -¿han comprado ya el arroz, y reservado el hueco en Los Villares?-, o la falta de taxis justo cuando Aucorsa baja la persiana. Salmorejo, flamenquín, bravas ahogadas en su salsa para las celebraciones; Rafaeles y su femenino sobreviviendo a las generaciones. Otra constante fascinante es esa espera agónica en la estación de tren, cuando tú -y cincuenta más- aspiráis a comprar un billete, y la mitad de ventanillas se vacían por descanso o consagran a la venta inmediata. Animal de costumbres; eso dicen.

Recuerdo uno de los colapsos más divertidos, no por las razones internas y eternas -muchos aspirantes a viajero, pocas ventanillas útiles-, sino por la avalancha de solicitudes: turno tras turno, los clientes reclamaban un asiento para la inexistente parada de Los Pedroches. La protesta, organizada por la plataforma Que pare el tren en Los Pedroches, evolucionaba desde las pancartas -ya agitadas tanto en la comarca como en Córdoba- y obedecía a la desesperación provocada por una reivindicación sin eco oficial ni éxito tangible. Original, repleta de imaginación, aquella maratón divertidísima de falsos destinos me remitió a Kafka, al esperpento, al absurdo: si la lucha de la comarca rebosaba lógica, tras esa acción se ganaron mi respeto y simpatía.

Por eso me ha alegrado conocer el logro de Los Pedroches, el anuncio de la firma de un convenio para dotar al Valle de un apeadero de alta velocidad. Se trata de una noticia feliz y que equivale a una inyección no sólo en lo económico, sino también en cuanto a la ilusión de una zona de la provincia con todavía más potencial que realidad. A nueve kilómetros de Villanueva de Córdoba, esa parada del AVE potenciará el turismo, las relaciones empresariales, y permitirá acercar la capital y el norte. Temo, sin embargo, que esta victoria se convierta en un arma de doble filo: que los políticos se acostumbren a mover ficha cuando la presión ciudadana no les deja otra opción -pocos cartuchos restaban por quemar a la plataforma-, y que el AVE coloque a Los Pedroches más próximos a Madrid y Sevilla que al sur de la provincia, cuando los kilómetros son menos. Que la rapidez no nos distraiga: la inexistencia de una red de cercanías digna, o de un transporte en bus con horarios y frecuencias lógicos, debe ser la próxima batalla. Mientras tanto, ojalá los plazos se ajusten y cumplan, para que Los Pedroches no pierda nunca más el tren.

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