alto y claro

José Antonio Carrizosa

Oposición

EL pasado 25 de marzo, José Antonio Griñán tuvo la derrota electoral más rentable en términos políticos que se recuerda en la reciente historia de la democracia española. Primero, porque pudo revalidar su puesto como presidente de la Junta de Andalucía, en el que había sido colocado por el dedazo de Manuel Chaves y José Luis Rodríguez Zapatero, más del primero que del segundo. Pero también, y más importante, porque las circunstancias políticas que atraviesa el país y las de su propio partido lo han convertido en el principal referente de la oposición al Gobierno del Partido Popular, por encima en muchos aspectos del propio Alfredo Pérez Rubalcaba.

La única capacidad real de oposición en un escenario dominado por la paralización que Rajoy ha impuesto a la vida parlamentaria y la emergencia económica que vivimos desde hace ya muchos meses es la que se puede ejercer desde una comunidad autónoma importante como Andalucía. Desde ella se pueden asumir, a regañadientes y porque no queda más remedio, las recetas de política económica que nos son impuestas por los que pueden hacerlo, como la disciplina presupuestaria y el control del déficit. Pero también puede demostrarle a todo el país, o por lo menos intentarlo, que se puede mantener un modelo de protección social y que no hay por qué destruir de forma metódica y sistemática el Estado del bienestar.

Pero hay un tercer elemento que define el papel nacional de Griñán en una situación como la actual. El presidente andaluz está en una posición que le permite hacer política de Estado y administrar la confrontación o el acercamiento dependiendo de qué es lo que se haya puesto encima de la mesa. Así viene siendo en los últimos meses y la entrevista que mantuvo con Rajoy a finales de junio en la Moncloa es un claro ejemplo de cómo Griñán está dispuesto a jugar una y otra carta. Juan Ignacio Zoido va a tener desde la presidencia del PP andaluz un papel clave en el ordenamiento de las relaciones entre el Gobierno de la nación y el poder socialista andaluz y su demostrada mano izquierda va a ser muy valiosa en el futuro más inmediato.

Griñán, que ya ha anunciado su intención de no retirarse al final de esta legislatura de la política activa, sabe que está en una posición en la que puede aspirar a un mayor protagonismo nacional. Desde la enorme derrota en las elecciones del 20 de noviembre, el liderazgo de Alfredo Pérez Rubalcaba es débil y, se quiera admitir ahora o no, el PSOE no tiene puestas en él sus esperanzas de recuperar el poder. Las encuestas nacionales dicen claramente que el hundimiento que supone para el PP sus recortes y su renuncia al programa no la aprovechan los socialistas, incapaces de crecer en apoyo popular. Con estos elementos no es difícil pronosticar que todas la incógnitas están abiertas para Griñán. Tanto en San Telmo como en Ferraz.

Tags

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios