tendido crítico

Alejandro Rodríguez /

No, así no vamos a ninguna parte

ARRANCÓ la feria de mayo de este 2012 y no lo hizo con buen pie; ya empezaron los bailes de corrales, cosa a la que parece estamos condenados en esta tierra; para formar la corrida se tuvieron que reconocer 16 toros en total: 12 de la ganadería anunciada de El Pilar, uno de Moisés Fraile (misma casa ganadera pero distinto encaste) y tres de La Palmosilla. Al final, como suele pasar cada vez que hay tanto movimiento de camiones, los toros estuvieron escasos de todo; fueron chicos, sin cara, sin fuerzas, descastados y nobles, eso si; todos ellos un ejemplo de lo que no es un toro bravo. No, así no vamos a ninguna parte. El toro es la base, el sostén de la fiesta; ni el ganadero, ni el empresario ni siquiera el torero; todos éllos son sustituibles pero el toro no, sin toro no hay fiesta porque es su principal eslabón, es el soporte de todo cuanto se mueve a su alrededor y eso se está perdiendo de vista en pro de obtener una rentabilidad fácil pero, cada vez más, escasa y que, de seguir así, se agotará. De toda la corrida el único toro que tuvo cierta presencia y una bonita estampa fue el de Moisés Fraile que por no tener fuerzas fue devuelto a los corrales.

Por otro lado la plaza registró solo un cuarto de entrada, es decir que la fórmula de la corrida en el primer domingo de feria con un Finito de Córdoba en claro retroceso, un Padilla apreciado por el público pero mermado físicamente, además de estar acostumbrado a otras batallas, y un Fandi que va a lo suyo, no ha funcionado, claramente no ha funcionado. Y es que visto lo visto, una vez más, y resulta triste tener que reconocerlo, acertaron los que se quedaron en su casa, que se quitaron de la lluvia y del frío y de casi tres horas de corrida tediosa en la que, prácticamente, nada destacó.

No quiero pensar que la tónica de la breve feria de este año sea lo que vimos ayer en el coso de Los Califas, porque con toros como éstos y con este resultado artístico, la fiesta no necesita enemigos, los antitaurinos tienen el trabajo hecho desde dentro. Parecía lógico acortar la feria a la vista de la crisis y de las pérdidas del año pasado aludidas por la empresa pero, también, era lógico pensar que al tener una feria más breve se podría mejorar la presentación del ganado con respecto a ediciones anteriores.

No soy agorero ni negativo (si lo fuera habría dejado de ir a los toros hace mucho tiempo) pero esto hay que arreglarlo, hay que buscar soluciones y son los empresarios de las plazas de toros los que deben buscar fórmulas para hacer rentables sus empresas, fórmulas que lleven público a la plaza porque, entendámoslo de una vez por todas, el público es el otro eslabón insustituible y al que hay que convencer para que acuda a las plazas de toros y, desde luego, con una tarde como la de ayer se convence a poca gente. No, así no vamos a ninguna parte.

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