La pica en flandes

Francisco J. Domínguez

El sentido de la campaña

LOS españoles somos tercos con el voto. Lo demostramos siempre en las Elecciones Generales. No lo podemos remediar. Hay una inmensa bolsa de gente que tiene el voto decidido; qué digo, lo tienen ya hasta metido en el sobre. No sé qué porcentaje del censo suponen los del voto inmóvil, pero el tanto por ciento es elevado. Siempre, no falla. Luego, a renglón seguido se habla de los indecisos, que es a quienes hay que convencer para decantar la baraja. Pero la encuesta del CIS de esta semana, o está cocinada para movilizar el voto socialista o demuestra que el PSOE ha perdido a muchos de sus votantes fijos por culpa de la crisis. Reducto de las dos Españas, de la Guerra Civil, mucho voto fiel tiene que ver con que "a mi abuelo lo mataron los de…". Y eso está cambiando afortunadamente. Existe más movilidad en el voto, y eso se aprecia en las encuesta del CIS si llegado el caso se extrapola a los resultados reales de las elecciones del 20-N. Digo todo esto porque unas páginas más adelante, en un reportaje sobre lo que nos jugamos con estos comicios, el ex secretario general del PP-A Juan Ojeda asegura que las campañas sólo sirven para fijar, movilizar, cambiar en un margen de un 5% el resultado final. Si eso es así, qué sentido tienen estos días. De qué sirve gastarse una millonada cuando los que fueron ayer a Dos Hermanas a ver a los grandes del PSOE están convencidos de lo que harán. Se supone que las campañas se hacen para exponer el programa de los partidos, pero cada vez más se centran en el ataque al vecino, en lo mal que lo hace o en lo mal que lo hará. Y nadie lee un programa ni por casualidad.

La campañas electorales van a menos porque o son un conjunto de críticas o se convierten en una carrera a ver quién se equivoca unos días antes de las elecciones para sacar renta del error. ¿Se acuerdan de la niña o del primo de Rajoy, el del cambio climático? ¿Aprueban el vídeo sobre la educación del PSOE? Conozco a muchos que no van a votar, que quitan la tele cuando salen los políticos, que están cansados de campañas cuando lo que hacen falta son soluciones.

La clase política está desprestigiada porque las campañas y el modelo de política que practican Rubalcaba y Rajoy es el mismo que el de la Transición y ya no estamos para esas milongas. Un mensaje en una red social, claro y conciso, tiene más efecto que un mitin multitudinario. Para qué gastar en esto último entonces. En este país de extremos, un programa lleva a la madre del Cuco a cambio de dinero y unas pocas marcas le quitan la publicidad a la televisión por considerar el hecho indecente. Deberíamos hacer lo mismo con estos políticos, deberíamos quitarles la publicidad.

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