Cultura

Ditko, Ditko, Ditko

  • 'Strange Suspense' revisa la trayectoria del estadounidense

Seguramente es por casualidad que Steve Ditko (Johnstown, 1927) se ha convertido en uno de los nombres propios del medio de la historieta. Es casualidad, digo, porque tiene uno la sospecha de que se libró por poco de integrar el montón de los invisibles, de los autores de culto. Ese poco, claro está, es Spider-Man. Ya saben ustedes que el de Pennsylvania fue el creador gráfico del trepamuros, y eso le cambia la vida a cualquiera.

Que no digo yo que Ditko no sea fabuloso, o, mejor dicho, afirmo que es fabuloso, la bomba, una pasada, pero -mal que me pese- su arte no se distingue precisamente por el hallazgo de un público. De modo que la casualidad, sí, bendita sea, lo puso un día en el escaparate y de ahí que todos lo hayamos leído. Todos, sin excepción. Por eso es que hablar de Ditko es hablar de un autor influyente, una rama principal del árbol de la historieta estadounidense; un poco apartada de la luz, eso sí, pero gruesa al fin y al cabo. De Craig Russell a Beto Hernández, pasando por el mismísimo Frank Miller, se siguen fácilmente las trazas de su estilo raro y personalísimo.

Puestos a distinguir etapas en la carrera de Ditko, por mí está bien si hoy las dejamos en tres: formación, consagración y rompimiento, con el breve éxito ya citado en pleno medio. Y bien, esta compilación que celebramos, Strange Suspense, editada originalmente por Fantagraphics y traída a lengua española en hermosa edición por Diábolo, da cuenta de los primeros estadios de la formación, lo que vendría a ser propiamente el surgimiento del artista. Se sabe que Ditko aprendió a narrar de Jerry Robinson -literalmente, asistió a sus clases- y que tuvo a Mort Meskin como autor ideal, y resulta no menos evidente al lector avisado la influencia de Joe Kubert en estas viñetas primeras, aunque nada de esto importa realmente. Lo que cuenta es que Strange Stories es puro Ditko. Dicho de otro modo, aquí están ya, de inicio, las cualidades estéticas que se reconocerán como propias del autor. Hay planos heredados de, y modos de entintar a lo, y ritmos que remiten a, pero la reunión de todo ello, y más, es Ditko, Ditko desatado: atmósferas bizarras, motivos imposibles, el expresionismo narrativo, la densidad plástica…

Las historietas de este primer volumen de Los archivos de Steve Ditko pertenecen a una gozosa variedad de géneros, si bien es el terror el que más abunda, y son fruto de una libertad creativa absoluta, propiciada por los editores de aquellas cabeceras, remedos casi siempre de la EC, segundonas y aspirantes al olvido: Fantastic Fear, The Thing, Strange Suspense Stories, Crime and Justice, Space Adventures, etcétera. Literariamente, el volumen es infame y sobresaliente. Malo porque los argumentos son necedades de absurdo twist argumental, y maravilloso por entretenido y macabro, de una atrayente violencia, anterior al recrudecimiento de la censura y, por tanto, libre de ella. Artísticamente, lo vengo diciendo, es un deleite. Y el conjunto, qué duda cabe, una joya.

l crashcomics.blogspot.com

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