Cultura

"Espero que en un día no muy lejano mi colección pueda acabar en Córdoba"

  • La zaragozana destaca el "esfuerzo moral y económico" que la ciudad ha hecho para acercarse a su colección, para la que reivindica un centro de arte contemporáneo que garantice su conservación y crecimiento

Las apariencias no engañan a la hora de tratar con Pilar Citoler (Zaragoza, 1937). Una sonrisa, una mirada, un saludo. Amabilidad ante todo. No hay caretas. Desde hace más de 40 años la vida de esta coleccionista de arte contemporáneo -una de las más destacadas del país- transcurre entre la entrega a su trabajo como dentista y el amor por la pintura, la fotografía, la escultura, los grabados... Una pasión de la que ha nacido, poco a poco, una colección que cuenta ya con unas 1.300 piezas. Ha sido presidenta del Patronato del Museo Reina Sofía y ha constituido la Fundación Pilar Citoler.

-¿Cómo marchan las negociaciones para que su colección venga a Córdoba?

-Es una tierra que me encanta, me da una fuerza especial, me crea una corriente muy positiva. No sé si es el color del cielo, el olor de los naranjos, la gente que sois maravillosa. Y la Universidad de Córdoba fue la primera que se interesó por mi colección para que se estableciera en la ciudad, tras una magnífica exposición que hicimos allí, y fue la que llevó las primeras negociaciones conmigo hasta que yo dije que estaba encantada de que fuera a Córdoba. Se han barajado varios sitios pero todo esto tiene que pasar por el beneplácito de la Junta de Andalucía, ya que casi todos los grandes edificios son institucionales. Se barajará en el momento oportuno porque lo primero que tiene que haber es un edificio y luego una financiación para que la colección siga adelante, que no esté paralizada, para mantenimiento, una infraestructura, seguir haciendo adquisiciones... Quiero que la colección esté viva y actualizada. Yo siempre digo que mi colección tiene que generar el futuro de un Centro de Arte Contemporáneo. En muchos pueblos que no había un centro así lo están creando y muchas veces sin contenido y tener arte contemporáneo es una meta. Todas las instituciones se han volcado mucho. Espero que en un día no muy lejano, más bien próximo, mi colección pueda acabar allí. Además, se creó un premio de fotografía con mi nombre y hemos presentado la quinta edición en París con la ayuda de la Embajada Española. Córdoba ha hecho el esfuerzo moral y económico de acercarse a mí y a mi colección.

-¿Qué parte de la colección irá a Córdoba?

-Todo. Una colección no debe de dividirse porque pierde el carácter y su sentido historicista. Lo bonito de mi colección es que abarca muchos años del arte contemporáneo tanto nacional como extranjero. Yo he ido muy poco a poco conforme el arte evolucionaba en España.

-¿Cómo se empieza a interesar por el mundo del arte?

-Pues hace ya muchos años, unos 40. Empecé por una afinidad sensitiva y estética. En mi familia también ha habido coleccionismo si no de arte contemporáneo sí de otras materias. Yo creo que es algo que se va llevando. Y cuando yo llego a Madrid a estudiar la especialidad de Odontología, después de estudiar Medicina en Zaragoza, entré en círculos artísticos, empecé a visitar galerías, a ir a exposiciones y me hice con un montón de amigos dentro de este círculo, que en ese momento eran nombres destacados de las vanguardias. Ahora son clásicos como Gordillo, Guerrero... Seguimos siendo amigos y muchos de ellos son mis pacientes.

-¿Qué le ha aportado el arte?

-Todo este mundo trae muchas satisfacciones a nivel personal, humano y emocional. Sin querer te vas aficionando más y vas invirtiendo tanto física como económicamente todos tus esfuerzos en comprar arte, que no una colección, porque yo cuando empecé a adquirir arte no pensé en tener una colección, era el placer de tener arte en casa. Me ha llenado la vida.

-¿Recuerda las primeras obras que adquirió?

-Mi colección está hecha de una manera muy personal, no me he dejado guiar por consejos ni por asesoramientos, como se hace ahora, que el coleccionismo es más profesional. Yo siempre lo hice de una manera muy visceral e intuitiva. Hay que tener en cuenta que hace 40 años, cuando yo empecé a coleccionar, había un gran vacío artístico en España. Los grandes creadores se habían ido fuera, aunque regresaron poco a poco. Todo esto hacía que el coleccionismo fuera difícil y hubiera muy pocas galerías. En ese ambiente te vas defendiendo. Cuando salía al extranjero me daba cuenta de las diferencias y las grandes lagunas que había en España.

-¿Qué abarca exactamente su colección?

-Siglos XX y XXI, los que me ha tocado vivir, con todas las técnicas como pintura, obra gráfica, dibujo, obra mixta, escultura, fotografía, vídeo... En total debo tener unas 1.300 piezas, aunque el número no significa nada especial, ya que puede haber cosas maravillosas o no. Cuando compro lo hago porque me gusta y me arriesgo a que sea más adelante una figura o no. Si el mercado no coincide pues a mí de da igual y defiendo mi postulado cuando lo compro.

-¿Dónde se puede guardar tanta y tan importante obra de arte?

-Hay que tener conciencia de lo que es una colección y la fragilidad de una obra de arte, que exige muchos condicionantes que hay que cumplir. En mi caso las obras están guardadas en unos almacenes especializados.

-¿En casa se reserva lo mejor?

-No, lo más entrañable y en general las más pequeñas. Ni mejores ni peores. Y en la clínica pues también tengo obras.

-¿Qué le gustaría comprar a usted y sabe que no podrá adquirir nunca?

-Por ejemplo, un lienzo de Rothko que incluso el Reina Sofía no podría comprar.

-¿Qué le dan más preocupaciones sus pacientes o los galeristas y artistas?

-Bueno, el ejercicio diario de una profesión como la mía no cabe duda que genera problemas, pero dentro de lo normal, de lo que es tratar ante un problema que causa dolor, de carencia de algo, hay que tratar con la psicología del paciente... Son problemas que si tienes una buena formación, interés y vocación por tu profesión todo se solventa y todo sale adelante.

-Usted, sin duda, ha seguido la tradición odontóloga de su familia a rajatabla.

-Sí, vengo de una familia de profesionales de la odontología. Ya mi abuelo era cirujano dentista, mi tío, mi padre.. .

-¿Se puede cansar uno de una obra de arte?

-Hay gente que sí, pero yo no. Y es que como lo he comprado pieza a pieza y una a una, de una manera personal, las obras conllevan muchos recuerdos. Es algo muy entretenido, me sigo divirtiendo mucho con mi colección y he tenido la oportunidad de conocer a gente maravillosa. Y si uno se cansa, pues que venda. Pero eso no está en mi mentalidad, no me gusta vender. Alguna vez lo he hecho y luego me he arrepentido.

-Usted fue premiada en Arco por su dedicación y opinión privilegiada. ¿Cómo ve esta feria?

-Como todas las ferias, tiene sus momentos de alza y baja en los que influyen muchos factores internacionales de competencia con otras ferias, problemas económicos, internos de dirección, institucionales... Concretamente Arco depende de Ifema y hemos visto cómo ha habido choques. Pero el ciudadano de Madrid y todas las instituciones que apoyamos Arco estamos con el ánimo muy alto esperando que la feria continúe sus éxitos, que tantos ha cosechado, y el nuevo director (Carlos Urroz) va a hacerlo muy bien.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios