Cultura

"Marcos aplicó la imaginación a la realidad que vivía, como hacemos todos"

  • El antropólogo mallorquín, que conoció al 'niño salvaje' de Sierra Morena, Marcos Rodríguez Pantoja, hace 30 años y basó en él su tesis doctoral, plasma su historia en el libro 'He jugado entre lobos'

Hace 30 años que el antropólogo Gabriel Janer conoció en Mallorca a Marcos Rodríguez Pantoja, un joven cordobés que había vivido 13 años solo en el bosque. La historia le fascinó tanto que decidió dedicar su tesis doctoral a este caso. Con el paso de los años la historia ha ido creciendo en su interior hasta plasmarla en un libro, He jugado con lobos (publicado por Bridge, un sello de la editorial La Galera), que coincide en las librerías con el estreno de la película Entrelobos de Gerardo Olivares.

-¿Cómo conoció la historia de Marcos?

-Fue por casualidad, como ocurren las mejores cosas en la vida. Gracias al azar. Un día un amigo me llamó para contarme que en su casa estaba este chico, que trabajaba allí y que contaba una historia increíble. Me dijo si podía escribir algo sobre él. Fui, me encontré con Marcos y empezamos a grabar la historia. Pasamos muchas tardes así. Me contó varias veces las mismas cosas y yo insistía en que siguiera contando o que repitiera algunos de los episodios para ver si coincidía.

-¿Por qué lo creyó?

-Al principio dudé muchísimo de que lo que me contaba fuera verdad. Pero lo creí porque era una historia potente, muy construida. El relato de su vida era impresionante. Después fui a hacer una investigación de campo a los sitios que me había nombrado en su relato. Estuve en Cardeña, Lopera, Fuencaliente..., y hablé con la gente que le había visto y me confirmaron su carácter salvaje, de niño alejado de la sociedad. También estudiándolo a él con pruebas y test vimos que su personalidad había quedado marcada por estas vivencias. Con la consulta de bibliografía sobre el tema busqué los puntos de coincidencia que había con otros casos. Todo fue motivo para creer que esto ocurrió.

-¿Cómo fue su primer contacto con él?

-Te encuentras con una historia asombrosa, con algo que no te esperas y que es fascinante por el conocimiento del entorno que tenía, cómo contaba y explicaba todo lo que había vivido.

-Ahora lo ha contado en un libro. ¿Qué parte de ficción y de realidad hay en él?

-Todo es real. Creo que la irrealidad es lo más real que hay pero en este libro hay mucha fidelidad al relato que él me contó. Al margen de esta fidelidad hay una recreación adaptada, a veces poética. Todo lo que tiene de dramática esta historia está subrayado por la literatura, que se pone al servicio de lo trágico.

-¿Cuándo comenzó a escribir He jugado con lobos?

-Hace dos años. Lo escribí muy rápido. Había contado esta historia centenares de veces en voz alta a amigos, alumnos... Por tanto yo llevaba dentro de mí la historia de Marcos, cargada de matices. Sabía todo lo que se me podía preguntar sobre ella.

-Teniendo esa información tan valiosa, ¿por qué ha tardado tanto en publicarla en un libro?

-Porque no me atrevía, el proyecto no era fácil. No había que traicionar, tenía que poner la literatura al servicio del drama. Era un tema recurrente. Quizás me animé el día que encontré la primera frase.

-Gerardo Olivares acaba de estrenar su filme basado en esta historia. ¿Lo ha aconsejado ?

-Olivares conoció el tema a partir de otro libro mío anterior a este que es un resumen de mi tesis doctoral. Cuando lo leyó me buscó, quedamos y hablamos del tema. Luego, cuando él encontró a Marcos y escribió el guión me lo enseñó. Lo discutimos y le dije las cosas que me gustaban y las que no. Pero esto no es importante porque en definitiva una película es la creación de una persona a partir de una historia. Los dos hemos partido de la misma historia para escribir este libro. Hay incluso un texto de teatro en inglés escrito a partir de mi tesis doctoral que acentúa mucho que un niño salvaje termine de camarero en Palma. Es curioso porque no recalca la parte salvaje sino su mala relación con el entorno social.

-Tuvo la oportunidad de acudir al preestreno de la película. ¿Qué le pareció?

-Bella, hermosa. Hay sobreabundancia de naturaleza y fascina porque nunca había visto lobos como los vi. Creo que hay un buen trabajo de los actores.

-¿Ha seguido el desarrollo de Marcos?

-Hacía mucho tiempo que no lo había visto porque él se fue de Mallorca y desapareció. Pero sí lo vi hace poco en Madrid. Lo he encontrado cambiado en algunos aspectos, por ejemplo es menos frágil que antes, no vive con el miedo a que lo vayan a engañar y antes sí.

-¿Cree que le ha favorecido la película?

-Le ha alegrado mucho la vida. Con la película es feliz.

-¿Hay en España algún caso parecido al de Marcos?

-Casos de niños que han sido marginados socialmente los hay en todos sitios. El tema es la marginación social. Se puede ser marginado de muchas formas y lo que se aprende de aquí es que es algo que te marca y te destruye. Y tal vez no tenga arreglo.

-¿Cómo pudo Marcos tener esa estrecha relación con los animales?

-Es un tema interesante. La relación existió. Él daba comida a los animales, les reforzaba la conducta para que fueran a verle. Pero además aplicó la imaginación a la realidad en la que vivía, como hacemos todos.

-¿Qué secuelas le han quedado de este aislamiento?

-No sé si se les puede llamar secuelas. Su vida en el bosque no es algo que haya pasado de una forma impune, ha dejado sus marcas, le ha hecho a veces desconfiado. El regreso a la sociedad no fue dulce ni apacible sino persistentemente traumático porque lo engañaron, le pagaron mal, se aprovecharon de él... Ha sido una persona muy maltratada y ha reaccionado con desconfianza.

-¿Por eso dice que le gustaría volver a la sierra?

-Eso lo dice pero no de verdad. La vida allí no era fácil.

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