El cineasta mexicano Antonio Serrano presentó ayer en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva Hidalgo, la historia jamás contada, un largometraje sobre la historia de Miguel Hidalgo, considerado padre de la historia mexicana, que indaga sobre la parte más oculta de su vida.

Hidalgo fue "un hombre apasionado y vital, gozoso, que tuvo hijos, que cuestionaba los dogmas de la Iglesia, que fue acusado en vida por la Inquisición, al que le gustaban los toros y que se atrevió a traducir literatura francesa, considerada literatura de la libertad, de las ideas", señaló el director durante la presentación de la película en la ciudad andaluza.

Una parte la vida de un héroe muy callada por los libros de historia. "Sólo a raíz del bicentenario de la independencia mexicana se empezó a cuestionar y a indagar en la historia escondida de este personaje y en aspectos como su paternidad", explicó el director.

Y es que sólo los últimos ocho meses de la vida del sacerdote, en los que protagonizó el alzamiento contra el poder colonial español, han conformado hasta ahora la historia oficial. "¿Qué ocurrió 50 años antes? Nos intentaron hacer creer que el héroe había nacido por generación espontánea", bromeó el director, que indagó en el origen de esas ansias de lucha, en la forja de esa personalidad y las ansias de rebelarse.

Hidalgo, la historia jamás contada es una de las ocho películas de la serie Los Libertadores, producidas por Wanda Films y Lusa, para conmemorar a los héroes de las independencias latinoamericanas cuando se cumple su bicentenario y enfocadas hacia la parte más humana de los héroes. Se trata de "bajarlos del pedestal", aunque con cuidado de no romper el mito o de "faltarle al héroe", explica Serrano.

La cinta cuenta cómo el sacerdote, interpretado por Demián Bichir, que ha recibido el aplauso unánime de la crítica, recuerda desde su celda en el hospital militar de Chihuahua los pasajes de su vida que marcaron esa época: su traslado de Valladolid (la actual Morelia), la capital espiritual de aquella España colonial, al pequeño pueblo de San Felipe de Torres Mochas para evitar que, como rector de la Universidad de San Nicolás, extendiera sus ideas liberales propias de la Ilustración. Fue allí donde comenzó su relación con las clases más bajas y nació su idea emancipadora.