Arte Primer Simposium Internacional de Escultura

Moles de granito que cobran vida

  • Hinojosa del Duque acoge hasta el día 19 a doce artistas españoles e internacionales que competirán por esculpir la mejor obra durante 24 días, en los que se enfrentan a bloques de piedra de 6.000 kilos

Desde primera hora de la mañana los exteriores del Auditorio Municipal de Hinojosa del Duque registran una actividad poco habitual. Operarios municipales se afanan en la limpieza del recinto mientras que doce creadores llegados de siete países diferentes empiezan su labor artística utilizando todo tipo de utillaje para conseguir las formas y líneas deseadas de unos bloques de granito y caliza que superan los seis mil kilos de peso.

José Manuel Belmonte, comisario de este Primer Encuentro Internacional de Escultura Ciudad de Hinojosa es uno de los más madrugadores. Como coordinador se encuentra presente prácticamente a todas horas dentro del recinto, así va comprobando cómo avanza todo según un guión previsto que sólo concede veinticuatro días (hasta el próximo día 19) a cada artista para que culmine su obra.

"La idea de un certamen de este tipo -comenta- nació durante mi estancia como becario en Italia, ya que en Carrara se hace algo muy similar. Aprendí de aquella experiencia y logré trasladarla con éxito y con distinto sello a la provincia de Córdoba a través de encuentros como los que realizamos en localidades como Fuente Palmera y Nueva Carteya".

Belmonte no ahorra elogios para el certamen que durante estos días se celebra en Hinojosa. "Lo más importante es la calidad que hemos conseguido en cuanto a los escultores. En granito tenemos a los mejores creadores que se están enfrentando a un material especialmente frío, duro y pesado de trabajar, como bien sabe Remigio Dávila, uno de los participantes que más complicada está teniendo su labor".

El carácter internacional de la muestra queda patente con sólo pasear y contemplar los trabajos de artistas como Jorge Elizondo, un creador mexicano que compagina su docencia universitaria con la escultura.

Elizondo, poco habitual en estos encuentros debido al alto número de encargos que realiza, resalta sobre todo la calidad de la piedra y del recinto. "He dejado a medio completar una pieza en metal de más de veintidós metros de altura destinada a una empresa de Monterrey, pero me siento plenamente satisfecho por haber venido hasta Hinojosa". La escultura que realiza aquí forma parte de una serie denominada Frágiles, basada en la piel humana en la que Elizondo muestra el temor del ser humano ante la vida y ante la guerra.

La sensualidad expresada en formas orgánicas, pero también las fuentes como homenaje a la mujer, a la maternidad. "A través de estos trabajos he descubierto cosas de mí mismo. Uno hace arte y luego se da cuenta de que esos símbolos y pensamientos pertenecen a todos. Las obras son espejos que reflejan las emociones de la colectividad en la que vivimos".

El madrileño García Llorente alterna su trabajo escultórico durante estos días con sus enseñanzas a los alumnos del Bachillerato de Artes de la localidad.

Ante ellos comenta las características de las piezas de este tipo de encuentros. "Siempre trabajamos con bloques de dos metros y medio de alto, que es la medida natural en la que salen las piezas de la cantera y nosotros tratamos de aprovechar al máximo, que la idea salga del fondo del bloque". García Llorente trabaja en una obra a la que quiere otorgar un carácter liviano. "Quría que desde dentro del bloque surgiera el agua, que es la que otorgará el verdadero significado, ya que también he jugado de manera consciente con el equilibrio de la pieza gracias a que éste es un proyecto que tengo pensado desde hace unos años y que hasta ahora no he podido realizar".

El encuentro también se convierte en un lugar para la amistad, para la camaradería y para el diálogo entre compañeros; algo de lo que sabe mucho el rumano Chifu Paneite, que ha participado ya en más de treinta certámenes de este tipo.

Paneite trabaja en una composición de tres bloques que lo obliga a estar todo el día rodeado de unas moles que superan los 18.000 kilos de peso. "Aquí -afirma- no es sólo importante la obra, sino también la comida o el momento del café que siempre da lugar al intercambio de ideas, de comentarios sobre las distintas formas de trabajar, pues ya dedicamos bastantes horas al día a esculpir".

Su obra en este encuentro, Viaje universal, es un trabajo programado donde Paneite rinde una especie de tributo o reverencia hacia este tipo de encuentros escultóricos en los que conviven artistas de distintas nacionalidades apresados por sus obras y por un cronómetro que les otorga un plazo de tiempo muy determinado. Realmente es un viaje, una aventura en la más absoluta soledad.

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