Ariel Rot regresa a Córdoba el próximo viernes para presentar su nuevo disco, La manada, un trabajo en el que el artista vuelve a su faceta más roquera. Los amantes de la música "no deberían perderse" este concierto porque "es una buena oportunidad para escucharme con disco nuevo y banda al completo; no siempre coinciden tantas buenas noticias", explica Rot. La cita será el próximo viernes 28 en la Sala Hangar (22:00).

-¿Qué hay en La manada?

-En La manada hay mucho rock, con todos sus ingredientes, con velocidad, electricidad, emoción y también hay recuerdos. En cierto modo es un disco en el que narro un poco la historia de mi vida.

-¿Por qué ese título?

-La manada es algo que siempre está muy presente en la música. Es una palabra muy evocadora, potente, suena bien, se ve bien. No es que haya pensado de una manera conceptual en el título. Me pareció que de todos los títulos de canciones que tenía, La manada era el más poderoso y el más universal.

-¿Vuelve el Ariel Rot más roquero con este trabajo?

-Hay más rock que en otros discos, pero sobre todo lo que vuelve es a ser la guitarra muy protagonista. Así como en otros discos la guitarra ocupaba un lugar importante pero más discreto, aquí no tiene complejos, se hace notar desde los primeros temas.

-¿Le ha costado dejar a un lado el piano a la hora de crear este disco?

-Siempre cuesta un poco dejar el piano porque ocupa un lugar muy atractivo en la casa. Está ahí listo para que lo toques, no hay que sacarlo del estuche y si vas con una copa de vino puedas apoyarla sobre el piano y ponerte a tocar; así que resulta muy tentador. Una de las pocas reglas que quise ponerle al disco para que salgan cosas nuevas, para cambiar, para que me resultara estimulante, era hacerlo sólo con guitarra.

-¿Su anterior trabajo, La huesuda, ha supuesto un paréntesis en su carrera por ser más "contenido", como usted mismo lo ha descrito?

-Probablemente sea un disco distinto. Cuando a alguien le dé en algún momento por analizar mi discografía completa verá que tiene unas características especiales, estaba muy en sintonía con un momento de mi vida en el que empecé a hacer conciertos en solitario por primera vez, y creo que eso me puso en una atmósfera distinta. El descubrir los viajes solo y no estar con la efervescencia constante de la banda hizo un disco más contenido, más reflexivo, más íntimo. La manada creo que es un trabajo más desbordado por necesidad, porque fue una de las claves para poder retomar de una manera terapéutica la composición.

-¿Es difícil hoy en día ser fiel al rock?

-En mi caso es imposible no ser fiel al rock, es el idioma que hablo. Es como si me resultara difícil hablar español, es el idioma con el que crecí, con el que aprendí, con el que me expreso. A pesar de que haya un montón de géneros que se puedan fusionar con el rock, que en ese sentido es amable y generoso, si tu lenguaje es ese es difícil que cambies.

-¿Y mantenerse del rock?

-Se puede, pero con mucha dificultad. En la música en general hemos vivido demasiados cambios en los últimos tiempos, demasiadas crisis, y no nos lo ponen fácil. Ahora que estoy haciendo esta gira tan importante para mí, porque me resultaba muy difícil salir a tocar con banda, y es una apuesta, una especie de deber que tengo que cumplir conmigo, con la banda y con el público, es muy difícil que los números den un margen lo bastante grande con el porcentaje de IVA. No resulta fácil, es bastante heroico organizar una gira de tantos conciertos.

-En uno de sus temas, Espero que me disculpe, quizás el más movido del disco, cuenta con una joven banda como Los Zigarros. ¿Cómo surgió esa colaboración?

-Pertenecíamos a la misma manada y en algún momento nuestros caminos se tenían que cruzar y hacer música juntos, y así fue.

-¿Qué nivel ve en los nuevos grupos de rock españoles?

-Creo que los grupos están bien preparados, que hacen bien su trabajo, se lo toman de una manera casi excesivamente profesional para lo que siempre ha sido el rock. Para bien y para mal, creo que los grupos nuevos españoles son muy serios.

-¿Es más difícil hoy hacerse un hueco en el panorama musical?

-Por supuesto, la verdad es que tiene muchísimo mérito y creo que el único secreto es que realmente necesites hacerlo, que sea una especie de urgencia, sino creo que lo más seguro es que en algún momento abandones. Yo podría haber abandonado varias veces en este larguísimo camino pero la música no me dejó abandonarla.

-En los últimos años ha estado ligado a Córdoba por el Festival de la Guitarra, donde además de actuar ha impartido cursos. ¿Le gusta el ámbito de la enseñanza? ¿Se ve en un futuro ligado a él?

-Son cosas muy puntuales y bastante poco formales. Yo no tengo una formación académica para nada, mi escuela fue la calle, comprar discos, tocar con amigos, subirme a escenarios cuando era un crío... y así fui aprendiendo. Digamos que lo que enseño es, de una manera bastante intuitiva, cómo aprender a tocar la guitarra sin tener que esforzarse demasiado.