Entretenido resultó el segundo festejo de la Feria de Bujalance. Todo por la buena disposición de los espadas actuantes y sobre todo por el toreo de altos quilates del linarense Curro Díaz.

Liria, en esta temporada de su adiós, tuvo un lote que sirvió. A su primero, un toro noblote y que se dejo hacer, le hilvanó un trasteo de menos a más, con el único pero del poco compromiso. El de Cehegín estuvo demasiado populista y ventajista y un público amable le premió con una excesiva oreja.

Su segundo fue un gran toro, pero Liria siguió en la misma tónica. Faena compuesta pero de poco compromiso, con poca exposición aunque en un exceso de confianza resultó prendido y resultó herido de un varetazo. El achuchón sensibilizó al público y fue premiado con los máximos trofeos, eso sí de forma fácil y con poco argumentos.

Moreno pechó con el peor lote. No obstante el de Dos Torres se fajó con sus dos oponentes de forma notable, aunque el público no acabara en toda la tarde de entrar en sus faenas. Mejor en su primero, un toro al que fue muleteando con técnica para acabar imponiéndose al de Sobral. Meritorio Moreno en este toro. Por contra, en su segundo, poco, o mejor dicho nada. El animal al sentirse domeñado comenzó a defenderse en terrenos de dentro y, como ha quedado dicho, Moreno se fue inédito a pesar de su disposición. Curro Díaz estuvo en torero toda la tarde. Sus dos faenas tuvieron el sello de la calidad y el buen gusto. Mejor la de su segundo. Vaya manera de correr la mano relajado y con la figura encajada. Calidad y torería para los paladares más exquisitos. Se fue tras la espada en sus dos oponentes con verdad y para él fue el triunfo de la tarde. Bien por Díaz.