Cultura

Antonio Rojano lleva a la escena madrileña el caso Strauss-Kahn

  • El dramaturgo cordobés adapta la novela 'Karnaval' de Juan Francisco Ferré en 'Dios K', obra protagonizada hasta el 20 de marzo por Alberto Jiménez y Mona Martínez en Matadero

Dios K nació hace dos años en el festival de artes escénicas Frinje Madrid, en el que Antonio Rojano participó en un taller que planteaba cómo llevar al escenario algunos fragmentos de la novela de Juan Francisco Ferré Karnaval, sobre el caso Strauss-Kahn. "La finalidad del taller era que cada autor presentara un proyecto de dramaturgia y la dirección del festival y el propio Ferré seleccionaron mi propuesta para llevarla a cabo", señala el dramaturgo cordobés. En la edición de 2015 Frinje acogió una work in progress de unos 40 minutos de lo que sería el espectáculo, que ahora puede verse en Matadero Madrid (desde el 24 de febrero hasta el 20 de marzo) después de que el Teatro Español apostara por producirlo, con Alberto Jiménez y Mona Martínez como protagonistas y Víctor Velasco como director.

Rojano destaca la "fuerza formal" de la novela de Ferré, definida por su editorial, Anagrama, como un "panfleto político que lanza una mirada despiadada sobre los desmanes del neocapitalismo y los ritos del poder" y una "fábula perversa sobre la sexualidad como desmesura y como ejercicio de dominio y depredación". "Ferré intenta explotar los límites de lo narrativo con un lenguaje muy contemporáneo -explica Rojano- y de algún modo mi intención ha sido explotar los límites de lo teatral", a partir de una historia de ascensión y caída. "Socialmente hemos permitido que los poderosos controlen de algún modo todos los aspectos de nuestra vida", apunta. El político socialista francés Dominique Strauss-Kahn era presidente del Fondo Monetario Internacional cuando fue acusado por una limpiadora inmigrante guineana de haberla atacado en la suite de un hotel de Nueva York. Fue detenido y tuvo que renunciar al cargo y a su candidatura a las primarias de su partido para las elecciones presidenciales de 2012 en Francia.

El trabajo que realiza Ferré en la novela, "buscando la verdad desde muchos puntos de vista, desde muchos lugares, cuestionando todo, tanto la postura del agresor como la de la víctima", le resultaba a Rojano "muy sugerente a la hora de hacer el trabajo de adaptación y de explotar desde lo teatral un tema tan complicado". Ferré "está encantado de que un trabajo como este, una máquina de guerra como él lo denomina, actual, contemporánea, que habla de la desigualdad de género, de los poderes económicos, siga teniendo actualidad y haya trascendido al teatro para seguir funcionando; y también está entusiasmado por las pequeñas licencias, que es algo no habitual en los autores: él siente que, a pesar de esas pequeñas licencias, la irreverencia, el juego, el punto de vista de la novela y de la obra teatral son muy similares".

"Es una propuesta muy sencilla", anota Rojano, "una función que se sustenta en el trabajo de los dos actores y que requiere una gran implicación por parte de ellos: en este caso estamos hablando de dos actores maduros, de éxito, pero que han entrado totalmente en una propuesta muy vanguardista y experimental. Han sido muy generosos, se han tirado a una piscina un poco a ciegas".

Dios K pone de manifiesto la capacidad destructiva que la ambición y el poder pueden tener para los que no les ven límites: "Todos conocemos ya que este personaje es culpable. El público ya lo sabe. Nuestra intención era llevar la obra al extremo, a una especie de delirio, hablar de los poderes económicos y de las cuestiones de género, indagar desde un lugar un poco alucinatorio sobre qué ocurriría en la cabeza de ese hombre un segundo antes de cometer ese abuso. En hora y media tratamos de tocar todos estos temas y sin posicionarnos del todo en la dialéctica culpable/víctima. Nos interesa más explorar esa grieta de lo humano, que es de lo que se ha ocupado siempre el teatro, no dar mensajes morales, sobre lo que está bien o mal, sino comprender un poco el mundo en el que vivimos y las cosas que ocurren".

El próximo proyecto de Rojano es Windsor, una obra sobre el edificio madrileño del mismo nombre que sufrió un célebre incendio en 2005, y que se estrenará en junio en una sala pequeña de la capital, con dos actores "jóvenes pero experimentados".

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