eduardo mendoza. escritor

"Soy pesimista sobre muchas cosas, pero no sobre el libro y la lectura"

  • El novelista barcelonés regresa a Córdoba para protagonizar la primera jornada de un acontecimiento que se desarrollará hasta el 4 de mayo con 35 casetas en el bulevar

Hay escritores que ofrecen al lector una gama de recompensas que destaca por su amplitud de registros. Uno de ellos es Eduardo Mendoza, de quien en las distintas escalas de su trayectoria se puede admirar su sentido del humor, su capacidad para construir tramas detectivescas, su manera de bucear en la Historia y en el presente, su estilo, su imaginación. El barcelonés, presentado por Mario Cuenca Sandoval, realizará hoy (20:00) un elogio de la lectura en el acto central de la primera jornada de la XLI Feria del Libro de Córdoba.

-¿Para qué la lectura?

-Espero dar mañana [hoy para el lector] alguna respuesta. No tengo una que resuelva la cuestión, pero quiero hablar de lo que representa la lectura, que es algo tan obvio y tan sencillo que a veces lo olvidamos. Nos preocupamos del autor que ha vendido más, de lo que pasará con los libros electrónicos... Estamos demasiado metidos en el mundo de lo editorial y nos olvidamos de lo que es la lectura. Y yo quiero hablar de esto: de lo que es la lectura.

-¿Cuáles son sus primeros recuerdos como lector?

-Como a la mayoría de los lectores, que somos la inmensa mayoría de los seres humanos, a mí de niño me leían cuentos, y me parecía fascinante el hecho de que había una realidad paralela que vivía entre las tapas de un libro que se guardaba en una librería y que de repente sustituía a mi realidad, que es algo que también estaba aprendiendo. Esto me dejó con una fascinación que todavía me dura. Luego ya fui pasando a las lecturas juveniles, que es otro momento importante en la vida de los lectores.

-¿Cómo ha evolucionado usted en su perfil de lector?

-Uno evoluciona en todo y la lectura forma parte de la vida y evoluciona con ella. Las lecturas juveniles fueron sustituidas por otras más sesudas, y hay un momento en que la ficción interesa menos y uno lee más filosofía, historia, ensayo... Ahora estoy en un momento en el que vuelvo a mis lecturas juveniles. Esto debe de ser un ciclo natural...

-Lo cual nos lleva al placer de la relectura...

-Hay una edad o una etapa, que no necesariamente tiene que venir marcada por el número de años, en la que la relectura es una curiosidad, una recuperación de la memoria y una reflexión sobre la propia vida. Leyendo cosas que leí a los dieciocho años no sólo recupero la lectura: me recupero a mí mismo. Es la compañía que nos hacen los libros.

-¿Se lee con el mismo ímpetu o la misma atención en la juventud que en la edad madura?

-No, por la sencilla razón de que a mi edad, cuando me pongo a leer, me duermo. En cambio, cuando era joven me daban las tantas, y por no dejar el libro no me iba a dormir. Ahora me pasa todo lo contrario. La lectura tiene un efecto de relax, uno se olvida de las preocupaciones y entra en un momento de paz en el que aprovecha para quedarse dormido...

-En su más íntimo censo de lector, ¿qué autores o títulos son imprescindibles?

-Hay algunas lecturas recurrentes que durante toda la vida me han fascinado, mientras que otras han ido pasando por etapas de favoritismo y de repudio. Entre las que no han perdido para mí capacidad de fascinación está la Biblia, la releo continuamente, no entera: tiene pasajes de una intensidad, de un salvajismo, de una cosa casi primitiva... También los clásicos griegos y los historiadores romanos. Y el Quijote, que es un libro que se puede estar leyendo siempre porque es un gran compañero, casi un amigo para salir a tomar copas todos los días. Y algunos novelistas como Balzac, Proust, Tolstói... Tampoco me abandonan otras obras de distancia más corta, por ejemplo las de Sherlock Holmes y la novela de misterio en general.

-¿Cómo está asistiendo a la irrupción y el desarrollo de las nuevas tecnologías?

-La verdad es que al principio estaba muy inquieto, pero ahora pienso que ya veremos lo que pasa, que no hay que darle más importancia que la que tiene, que puede ser mucha desde el punto de vista económico pero nada más. Los periódicos es evidente que están sufriendo mucho, pero desde una perspectiva económica y laboral: el periódico sigue siendo el periódico como lo era hace cien años. Y con los libros pasa lo mismo: lo descargaremos o piratearemos pero el libro seguirá siendo el libro, y es importante no perderlo de vista, porque parece que la tecnología lo va a cambiar todo, y cambiará cosas pero no al libro. Cambiará, eso sí, a los que vivimos del libro.

-¿Qué suponen para usted las ferias del libro y la oportunidad de establecer un contacto tan directo con los lectores?

-Son cosas que están muy bien. La feria, el mercado, es parte de la vida de las personas y de la vida del producto. Un libro no se acaba cuando uno termina de escribirlo. El que haya estos acontecimientos, más allá de la venta en la librería, está muy bien. Si fuera todos los días sería un estorbo muy grande, pero de vez en cuando se agradece este contacto con los lectores porque yo les veo la cara y ellos me la ven a mí, que no sé si es algo que les gusta o no... Pero vemos todos que somos personas.

-¿Cómo se lleva usted con el sur?

-Estupendamente. No conozco a nadie que no se lleve bien con el sur; con el norte es distinto... Me he pasado muchísimo tiempo en Andalucía, he ido mucho no ya por razones profesionales sino porque he tenido amigos y siempre es un plan estupendo. Voy ahora como una vez más.

-¿Cuál es su punto de vista sobre el panorama actual de la narrativa en España?

-No tengo una idea muy clara, pero lo veo bien, están saliendo continuamente nombres. También hay mucho humo de paja, pero eso es parte de la vitalidad. Hay grandes éxitos y grandes fracasos, nombres, mitos... Veo una vida bastante movida y eso es una buena señal. Estuve en el Día del Libro en Barcelona y aquello parecía los Sanfermines, una cantidad de gente corriendo por la calle... Soy pesimista sobre muchas cosas, pero no sobre el libro y la lectura.

-¿Barcelona sigue siendo la ciudad de los prodigios?

-Bueno..., depende de lo que entendamos por prodigios... Digamos que siempre se intenta sacar un conejo de una chistera y a veces sale un conejo y otras una rata... En eso estamos.

-¿Para cuándo un nuevo libro de Eduardo Mendoza?

-De manera inmediata no habrá nada, pero siempre estoy haciendo algo. A veces algo cuaja y a veces no. Es un poco como el queso... Bueno, no sé si el ejemplo está muy bien puesto.

-¿Ha hecho siempre lo que ha querido en su vida de escritor?

-Absolutamente, siempre he hecho lo que me ha dado la gana. Nunca he hecho algo que no me apeteciera, y cuando he hecho algo que no me ha gustado no he tenido ningún problema en tirarlo a la basura y empezar de nuevo.

-¿Cuáles han sido las mayores satisfacciones que le ha dado la literatura?

-Han sido muchísimas. Yo estoy muy agradecido a la literatura, a la suerte y a mis lectores porque me han dado lo mejor, por ejemplo la libertad: poder vivir de hacer una cosa que me gusta y como me gusta, sin que nadie me presione, siendo mi propio jefe y mi propio secretario. Lo fantástico que es escribir (a veces, también, lo pesado) y el cariño con que se ha recibido siempre lo que he escrito. La gente me quiere, al menos los que se acercan a mí, y eso es muy enriquecedor.

-¿La libertad es la mayor conquista de un creador?

-Sí. A veces la gente dice que pensamos mucho en el dinero, pero con ese dinero compramos el tiempo. Yo me he pasado muchos años trabajando en cosas que no me apetecían porque me tenía que ganar la vida. Cuando empecé a poder vivir de la escritura me sentí el hombre más feliz del mundo.

-¿Cómo ve desde dentro el problema de Cataluña?

-Uy..., tendríamos que empezar ahora la entrevista otra vez y dedicarle dos horas... porque no es una cosa simple. Yo no estoy en absoluto a favor de la independencia pero también es verdad que hay un movimiento que de alguna forma se tiene que canalizar, y creo que se está haciendo mal por las dos partes.

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