La 53ª edición del Festival del Cante de las Minas, que se celebra en La Unión (Murcia), está salvando los estragos de la crisis, y en la noche del pasado sábado, en su tercera jornada, el antiguo mercado público, sede central del certamen, volvió a registrar una excelente entrada, cercana al lleno. No era para menos: tocaba Vicente Amigo, actualmente uno de los guitarristas flamencos más talentosos.

Amigo, que obtuvo el Bordón Minero, máximo galardón del festival al toque, en 1989, tiene ya su Lámpara plantada en el Paseo del Flamenco, frente al Mercado, una especie de mímesis del Paseo de la Fama de Hollywood en el que se van inscribiendo nombres señeros de este arte, desde Enrique Morente hasta Paco de Lucía.

Y esa lejana relación con el festival la evocó el guitarrista cordobés al comienzo de su actuación, que dedicó al productor musical Antonio Montoya, "que me trajo por aquí la primera vez y después he vuelto muchas veces".

Y su primer toque, todavía sin el grupo que le acompaña, en solitario, solo ante el público con su guitarra, fue un homenaje a La Unión, pues interpretó la taranta y la soleá con las que ganó el festival en su día. En medio de tanto ritmo, se añora todavía este toque desnudo de la guitarra, como se hacía hasta no hace tanto.

Ya con todos los músicos en el escenario (Rafael de Utrera al cante, Añil Fernández a la guitarra, Paquito González y Patricio Cámara en la percusión, Juanma Ruiz al bajo y con las incorporaciones ocasionales de Alexis Lefevre al violín y el flautista Agustín Carrillo), el genial músico interpretó, sobre todo, temas de su último disco, Tierra, como Estación primavera, Bolero a los padres, Río de la seda o Campos de San Gregorio. Pero también otros de trabajos anteriores como Azules y corinto.

El público se le entregó desde el primer momento; su relación con sus numerosos seguidores es una larga historia de amor que parece no tener fin, como su creatividad, labrada en torno a un intimismo especial, amparado en una técnica excepcional y una gran limpieza de ejecución.

Su gran riqueza e inagotable expresividad musical se basa, sin embargo, en un compás binario, frecuentemente utilizado por él, aunque con distintos ritmos, sean en clave de tangos o tangos-rumba. Pero a partir de ahí, y desde ese sorprendente ensimismamiento, la variedad y riqueza se convierte en una de sus divisas.

En el posterior descubrimiento de la Lámpara, Amigo señaló: "¡Si la viera mi padre! Espero que se sienta tan regalado como yo. Esto no me lo esperaba, me voy a tener que venir a vivir aquí". En palabras del alcalde de La Unión y presidente ejecutivo de la Fundación Cante de las Minas, Francisco Bernabé, "con esta Lámpara el vínculo de La Unión con Vicente Amigo ha quedado inmortalizado en piedra y para siempre".

Por otra parte, ayer fue el acto de entrega de los trofeos Pencho Cros, uno de los cuales también ha recaído este año en el guitarrista. Los demás fueron para Ildefonso Falcones, Francis Montesinos, Pablo González Conejero, Paco Manzano y Jorge Martínez Pardo, entre otros.

El festival también ha reservado este año un espacio para el cine con la entrega del Castillete de Oro al realizador bilbaíno Pablo Berger, director de la flamenca y muy premiada Blancanieves. El director vasco, al conocer la Sierra Minera, quedó enamorado de la riqueza del paisaje unionense.

Berger, a la pregunta de si La Unión podría ser el escenario de alguno de sus próximos proyectos, aseguró: "Soy como una esponja y aquí estoy como un vampiro, chupando, viendo, observando, conociendo gente, y por qué no, mi siguiente historia podría nacer de algo que ocurrió aquí en La Unión". No descarta por tanto "realizar una grabación aquí", pues ha descubierto las minas, "una localización perfecta".

Para Berger, "con la palabra flamenco se te llena la boca, y cada uno lo interpreta de una manera diferente, siempre sugiere imágenes, y eso es lo que me transmitió nuestra Blancanieves. El flamenco, más allá de todo eso, es un estado mental y de ánimo".

El vasco agradeció el galardón a sus "cómplices flamencos", como "el gran Chicuelo", con el que compuso una bulería y un tanguillo de Cádiz, y Silvia Pérez Cruz. "Comparto el premio con ellos pero me lo quedo yo", apuntó.

Al recoger el máximo galardón del festival de manos de Bernabé, Berger se mostró "feliz y pletórico, encantado de que el festival le dé un premio a un director de cine". Para el cineasta, "el flamenco vive un momento formidable, hay grandes artistas y los escucho porque me gusta mucho la música".

Bernabé agradeció que el cineasta haya hecho una parada en su gira de la película para recoger este reconocimiento y recordó que con su obra "ha contribuido sobremanera a dignificar el arte flamenco y la tauromaquia, que para nosotros van íntimamente unidos". Blancanieves "será una película de referencia durante mucho tiempo", vaticinó.