Cultura

Villa-Toro reinterpreta a grandes maestros del retrato en 'Classical'

  • El artista regresa a Córdoba después de cuatro años con una exposición en la Fundación Antonio Gala compuesta por una veintena de pinturas que se inaugura el próximo martes

Antonio Villa-Toro (Castro del Río, 1949) vuelve a exponer en Córdoba después de cuatro años, y lo hace en la Fundación Gala con una muestra centrada en el retrato. Classical reunirá desde el próximo martes una veintena de pinturas en las que el artista cordobés reinterpreta a los clásicos desde su particular estética.

En los últimos tiempos Villa-Toro ha estado dedicado a la abstracción y la serie figurativa Classical supone "un respiro para refrescarme y afianzarme". El artista comenzó haciendo hiperrealismo y fue sintetizando sus trabajos hasta llegar a la abstracción. Desde hace cuatro años prepara una exposición de cuadros de grandes formatos enmarcada en la abstracción matérica que tiene por título El desierto. En ella incorpora los pigmentos de color arena del desierto de El Fayum.

Después de tanto tiempo dedicado a esta exposición "quería descansar de la abstracción y hacer figuras" y el pretexto para ello ha sido "coger a los clásicos". Así, ha interpretado y llevado a su estética y sus emociones "los cuadros que para mí son más emblemáticos" desde la pintura clásica, que para el autor abarca "desde las cuevas de Altamira, pasando por pinturas de los siglos II y III de Egipto hasta Chagall o Picasso".

En Classical Villa-Toro rinde homenaje a Rafael, Leonardo, maestros anónimos japoneses, a los pintores de El Fayum (sobre todo las tablas del siglo IX al IV a. C. que aparecen en sarcófagos), Giotto, Van Dyck, Rembrandt, Tiziano, El Greco, Rubens, Velázquez, Goya o Modigliani. La colección está compuesta por unas 50 pinturas aunque a la Fundación Gala sólo llegarán 22. En ellas reinterpreta "a todos los clásicos y en todas las estéticas en las que se ha movido la historia de la pintura". La mayoría de los cuadros tienen un formato de 100 por 81 centímetros, aunque también hay de 65 por 54 y 38 por 46 centímetros. Se podrá ver hasta el 1 de marzo y el horario de visitas será de lunes a viernes de 12:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00 y los sábados y domingos sólo por la mañana.

En Classical destacan las versiones de La Gioconda de Leonardo da Vinci, La Resurrección de Giotto, La Fornarina de Rafael, El caballero de la mano en el pecho de El Greco o Las Meninas de Velázquez. La serie completa se expondrá en Moscú en octubre, mientras que la colección El desierto viajará hasta Arabia Saudí.

Villa-Toro manifiesta que su pintura "está muy trabajada" porque "lleva un estudio de armonía, equilibrio, puntos de fuga y dibujo muy, muy trabajoso". Incluso llega a pensar que "cada día sé pintar menos porque cada día me cuesta más pintar un cuadro". A pesar del tiempo que dedica a la preparación de cada obra "tardo bastante en realizar un cuadro pero pinto mucho".

El artista confiesa que le "relaja cambiar de estética". Lleva dedicándose a la abstracción desde hace unos 20 años "y de vez en cuando cambio para descansar un poco". De estos paréntesis han surgido, por ejemplo, una serie sobre los neocubistas y otra sobre las cuevas de Altamira.

Villa-Toro enlaza unas colecciones con otras porque "no sé descansar sin estar pintando". Para él su trabajo "se ha convertido en una confabulación, a mí lo que más me gusta en la vida es pintar, dormir y comer", concluye.

La última vez que el artista expuso en Córdoba fue en marzo de 2009 en la galería Carlos Bermúdez. Bajo el título Bodegones, paisajes y figuras exhibió una veintena de pinturas sobre lienzo en las que unía diversos géneros y en las que coexistían los planteamientos abstractos con los figurativos. Anteriormente exhibió Bestiario en la Fundación Antonio Gala (2007) y Los Omeyas en la Diputación (2001).

Villa-Toro estudió en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla Santa Isabel de Hungría y completó su formación en Madrid. En los años 70 se instaló en Londres, donde entró en contacto con las tendencias vanguardistas. Una de sus principales influencias viene de un viaje a Nairobi, que le despertó la fascinación por las culturas africanas. En los años 80 formó parte activa de la movida madrileña y realizó trabajos de música, pintura, performance o vídeo.

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