Cultura

Entre la risa y la nostalgia

Producción: Taxlo Producciones. Reparto: Kiti Mánver, Gisela, Bruno Squarcia y David Ordinas. Música: Raúl Gama. Canciones: Isabel Montero. Texto y dirección: Juan Carlos Rubio. Fecha: domingo 11 de noviembre. Lugar: Teatro Góngora. Lleno.

El pasado fin de semana Córdoba protagonizó una circunstancia extraña y excepcional, pues será difícil encontrar otra ocasión en la que el público pueda elegir entre dos musicales programados por el IMAE. Mientras en el Gran Teatro la multinacional Disney inundaba de magia con La Bella y la Bestia, el Teatro Góngora acogió, en riguroso estreno, otro musical menos ostentoso en medios pero más made in Spain. Nuestro paisano Juan Carlos Rubio nos obsequió con la première de Esta noche no estoy para nadie, primera obra que el autor de Montilla estrenó en 1997 y que vuelve a retomar transformándola en musical, gracias a la música de Raúl Gama, quien a su vez acompaña con su piano durante la representación, y las letras de Isabel Montero.

El musical nos transporta a 1981. Dos mujeres, madre e hija, vuelven a compartir techo gracias a la reciente aprobación de la ley del divorcio al separase de sus respectivos maridos. La convivencia entre ellas será desastrosa por sus caracteres incompatibles. Esto, unido a ciertos equívocos de índole masculina, ocasiona los múltiples enredos que, acompañados por canciones, propiciarán el desenlace de esta divertida historia.

A diferencia de los musicales que el público acostumbra a identificar, la puesta en escena destaca por su simpleza y austeridad. En ella no existen artificios. No está rodeada del fastuoso despliegue de medios, ni falta que le hace: una escenografía fija y sin cambios, un piano como única orquesta y cuatro actores con oficio, capaces de llenar un escenario sin necesitar una tropa de bailarines y coros que se empujan por caber en él, es más que suficiente. El reparto es brillante. No hay descompensación entre las partes habladas y cantadas, algo que se agradece y demuestra su holgada experiencia. La calidad de las voces de Gisela y David Ordinas eleva las escena con sus intervenciones y Bruno Squarcia convence y entretiene con su personaje. Kiti Mánver esta soberbia. Borda el papel de madre trasto y los momentos musicales que protagoniza son los más hilarantes de la obra. Lo único que no acompañó fue un problema en el sonido que achacaremos al estreno y quedará solventado con el rodaje de la producción. En definitiva, una hora y media para oxigenarse y reír, cosa que el público hizo mucho y demostró con su aplauso.

Han pasado 15 años desde que se estrenó Esta noche no estoy para nadie y Juan Carlos Rubio nació como dramaturgo. Después de abrirse con paso firme en esta profesión, y puede que en forma de merecido autohomenaje, vuelve a los escenarios con la obra de su bautismo, haciendo un doble guiño a la nostalgia propia y la de una época en la vida de los españoles que hoy se nos antoja extraña, entre lo estrafalario y lo inocente, pero llena de vitalidad y optimismo. Algo que hoy echamos como nunca de menos.

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