Ocupante es el título de la obra ganadora del primer Premio Internacional de Cómic Costa Brava, promovido por el Ayuntamiento de Torroella de Montgrí, la Diputación de Girona y el Patronato de Turismo Costa Brava Girona, y que, con sus 20.000 euros de dotación -más los 5.000 del finalista-, se ha convertido de salida en el mejor pagado de la península. Se trata de un thriller dinámico sobre moribundos que se resisten a pasar a mejor vida y pasiones enfermizas. El guión corre a cargo del veterano y multidisciplinar Andreu Martín, más conocido por el gran público por su faceta de escritor de género negro, quien introduce al lector en el lecho de muerte de Lázaro, vecino de un pueblo de la España cerrada, uno de esos lugares en los que, en pleno siglo XXI, "todavía puede suceder cualquier cosa".

Haciendo honor a su nombre, el espíritu de Lázaro regresa a la vida por obra de la brujería de la Abuelaza o, mejor dicho, regresa al filo de la muerte, pues la esencia vital de Lázaro ocupará de ahí en adelante el cuerpo de todo fallecido en el que logre introducirse, mediante un beso, en el momento justo de la expiración. Puesto que son cadáveres, los habitáculos sucesivos de Lázaro se pudren y corrompen rápidamente, y el protagonista de Ocupante debe procurarse continuamente nuevos anfitriones, nuevos cuerpos, nuevas víctimas, que, a lo largo de la novela gráfica, lo mismo son hombres que mujeres.

De las vicisitudes de Lázaro, en su viaje desde aquel pueblo oscuro y perdido hasta la ciudad, da cuenta Ocupante, pero también de la tensión amorosa y sexual que lo ata a la hermosa María, así como de las circunstancias y motivaciones de las diversas carcasas humanas por las que va pasando, entre los que se incluyen una joven aficionada a la ornitología, un infortunado guitarrista obsesionado con una cantante de éxito o un médico forense. La imaginación de Martín tiene a veces un tono clásico y artificial, y otras, especialmente en las escenas en las que el citado guitarrista trata de lidiar con la putrefacción de su cuerpo, el pulso firme y detallado del escritor de novela criminal.

El argumento se beneficia del vertiginoso ritmo impreso por el madrileño Jacobo Navarrete, un dibujante experimentado en el campo del storyboard, tanto de animación como publicitario. El dominio del tiempo narrativo se hace patente en la excelente planificación de Navarrete, que lo tiene a uno pegado a la página como si se tratase de la pantalla de un televisor, incluso en las escenas más difíciles de sostener. La ambientación, la caracterización, el acabado, todo apunta a un artista de amplios recursos y posibilidades en el medio, en la onda del tebeo europeo de acción.

Mención aparte merece el colorista Carlos Ruano, que no por casualidad aparece acreditado en cubierta. También con experiencia en el mundo de la animación, el sabadellense da preponderancia a un color u otro según la secuencia concreta del álbum, creando atmósferas específicas para cada escena, elegantemente y sin estridencias.

Además del primer premio, Panini ha publicado la obra finalista, Lantern Jack, del alemán Martin Frei, que tiene a Jack O'Lantern y su famosa calabaza de Halloween como motivo central.

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