Melchora Romanos. Profesora de la Universidad de Buenos Aires

"Un autor como Góngora permite la sucesión de diversas lecturas"

  • La especialista argentina apunta la dificultad que supone analizar a los comentaristas gongorinos por la gran cantidad de material que ello exige revisar.

Problemas con los vuelos retrasaron hasta ayer la intervención en el congreso de Melchora Romanos, directora del Instituto de Filología y Literaturas Hispánicas Dr. Amado Alonso de la Universidad de Buenos Aires y autora de diversos estudios acerca de la polémica sobre las Soledades de Góngora.

-¿Con qué dificultades se encuentran los expertos a la hora de investigar sobre los comentaristas gongorinos?

-En el caso del comentarista cordobés Pedro Díaz de Rivas, del círculo de Góngora, ha sido comentado y anotado pero está inédito. Mi intención desde hace años ha sido hacer la edición de Díaz de Rivas. Y esto supone revisar todos los materiales que él cita, por lo que hay que trabajar sobre una ingente cantidad de autores y, en mi caso, desde la lejanía de Buenos Aires. Hay fuentes que resultan de difícil acceso, aunque hoy por suerte en internet se encuentran digitalizados muchos textos antiguos. Esto me ha ayudado a actualizar ciertas cosas. Pero es difícil leer a los comentaristas y buscar todas las citas.

-¿Cómo fue la recepción de las Soledades por parte de Díaz de Rivas?

-Fue un defensor de las Soledades desde el punto de vista de que su autor es Góngora. Y escribe sus anotaciones contra Juan de Jáuregui. Es el enemigo al que con más claridad ataca, si bien nunca lo nombra. También escribe los Discursos apologéticos, en los que se refiere al problema de la oscuridad y el lenguaje gongorinos.

-¿Para qué tipo de lector escribe Góngora? ¿Piensa en el lector?

-Sí, pero en un lector culto. Elige como receptor de su obra a un lector que pueda comprender todos sus vericuetos y temáticas. Es un lector avezado, al que no va a llegar fácilmente.

-¿Cómo fue leído Góngora en el siglo XX? ¿Quiénes fueron sus mejores lectores?

-Cada época tiene su lector. En el XVII, los lectores de Góngora se dividieron entre aquellos a quienes gustaba su propuesta y aquellos a los que no. En el XVIII, a ninguno le gustó Góngora, y en el XIX, a la mayor parte, tampoco. El siglo XX empieza con la Generación del 27 y el renacimiento de Góngora en cuanto a lecturas. Cada época tiene un modo de leerlo. Para Dámaso Alonso lo importante era reivindicar que no se trata de un autor oscuro y la discusión sobre sus épocas creativas, que ya está superada. Un autor de la talla de Góngora permite la sucesión de diversas lecturas e interpretaciones con el paso tiempo.

-¿Qué imagen se tiene de Góngora en Argentina?

-Es un autor para especialistas, pero hay algún poeta que lo toma como modelo. A Borges no le gustaba al comienzo, sobre todo cuando se le hace el homenaje del 27, porque él estaba en otra línea de vanguardia. Le gustaba más Quevedo. Pero luego cambia, analiza algunos sonetos, sobre todo los finales, y empieza a gustarle más. Hay estudiosos que se han dedicado mucho a Góngora como Arturo Marasso, Emilio Carilla o Celina Sabor de Cortazar, que tiene un trabajo sobre el Polifemo. Y, bueno, yo llevo unos años dedicada a él. Se lee mucho a Góngora en los cursos de la materia: es una figura presente en los programas y tiene éxito entre los alumnos: aunque les cueste, les gusta.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios