Cultura

"Hemos hecho cuanto estaba en nuestra mano, a veces luchando contracorriente"

  • El profesor de la UCO, uno de los mayores defensores del patrimonio cordobés, dirige el grupo de investigación Sísifo y promociona sus hallazgos a través del proyecto 'Arqueología somos todos'

El arqueólogo y profesor de la Universidad de Córdoba (UCO) Desiderio Vaquerizo (Badajoz, 1959) es uno de los mayores defensores del patrimonio arqueológico cordobés y de sus posibilidades como motor económico, una actividad que realiza a través del grupo de investigación Sísifo. Además dirige el proyecto Arqueología somos todos, una iniciativa que surge para trasladar a la sociedad cordobesa los resultados de las investigaciones de la última década llevadas a cabo en el convenio entre la UCO y la Gerencia de Urbanismo. Una de las últimas actividades que han preparado es la exposición Arqueología en la calle, que ha cosechado un "enorme éxito" en la plaza de las Tendillas y que a partir del martes se trasladará a la Biblioteca Viva de Al-Ándalus. En la web http://difusion.arqueocordoba.com promocionan todas sus actividades.

-¿Qué momento vive el proyecto Arqueología somos todos?

-Agridulce. Por un lado, estamos en plena ebullición, comprometidos con los muchísimos actos que hemos de celebrar antes de que termine 2011 y preparando un programa para 2012 que sorprenderá a propios y extraños. En él ocupará un papel determinante nuestra colaboración con el Centro de Profesores Luisa Revuelta, además de una larguísima serie de actividades extraescolares por la toda la ciudad y el Jardín Botánico. Sin embargo, aun cuando el apoyo de Córdoba es cada vez más unánime, me temo que nuestras autoridades, y no me refiero en absoluto sólo a las municipales, que llevan muchos años cargando casi en exclusiva con estos temas, no tienen nada claro el apoyo a un proyecto de tanto alcance, y eso añade incertidumbre y angustia a nuestra labor.

-¿Qué objetivos se plantearon al poner en marcha este proyecto?

-Que los cordobeses comprendan en toda su dimensión lo que representa como recurso histórico el vientre de nuestra ciudad, preñado de las aportaciones de los cordobeses que nos han precedido en el tiempo durante cinco mil años, y en qué medida esos restos son una seña de identidad, un motivo de orgullo y también un recurso que puede dar de comer a sus hijos. El día en que eso se entienda y se asuma cambiará sin duda el perfil socioeconómico y cultural de Córdoba.

-Ahora que el convenio entre la UCO y la Gerencia cumple una década, ¿qué balance hace?

-Ha sido una etapa muy difícil, gobernada por la vorágine que marcaba el boom inmobiliario. No digo que todo se haya hecho bien, porque sin duda siempre cabe un mayor esfuerzo. Sin embargo, por primera vez en su historia Córdoba ha contado con un proyecto arqueológico de carácter interinstitucional, que ha generado un nuevo modo de gestionar su arqueología y ha producido más información en absoluto que cualquier otra etapa de la historia de la ciudad. No somos perfectos, pero intentamos que en nuestra labor gobiernen la honestidad, el sentido de la responsabilidad y el compromiso. A partir de ahí, admitimos críticas, pero siempre con la convicción de que hemos hecho todo cuanto estaba en nuestra mano, a veces luchando contracorriente. Puedo asegurar que no todos pueden decir lo mismo.

-¿Se ha renovado el convenio?

-Nuestro convenio actual finaliza el 31 de diciembre, pero me atrevo a confirmar que tanto por parte de la Universidad como del Ayuntamiento existe la voluntad firme de renovarlo en las mejores condiciones que permitan los tiempos, la casuística urbana y las finanzas. Estamos ya en conversaciones, y desde aquí invito a otras instituciones y empresas a que se sumen al esfuerzo que realiza la Corporación municipal. No se puede predicar y no dar trigo. Esta es una tarea ímproba, que requiere del apoyo de todos los cordobeses. En cuanto a nuestro grupo de investigación, seguirá trabajando con o sin convenio, aunque lógicamente nuestra labor se vería muy limitada en caso de que desaparezca. De hecho, la sociedad cordobesa no debería permitirlo. Nos hemos puesto como reto principal sacar a nuestra ciudad del ostracismo cultural que ella misma se ha impuesto, y seguiremos intentándolo mientras alguien nos apoye.

-¿Cómo está afectando la situación económica actual a la arqueología?

-En la arqueología cordobesa, como en la de toda España y casi me atrevería a decir que de toda Europa, habrá un antes y un después de la crisis inmobiliaria. Hemos vivido casi tres décadas de locura, durante la cual se ha movido una cantidad ingente de toneladas de tierra, a veces sin verdadera necesidad, sin el suficiente rigor y, por supuesto, sin tener claro qué hacer con lo excavado. Esto ha provocado pérdidas irreparables, que ahora limitan de forma importantísima nuestro potencial de partida. Creo sinceramente que la ciudad no debe permitir nunca más algo así. Por eso queremos educar a sus habitantes, para que se conviertan en nuestra principal fuerza de choque. La pena es que justo ahora la arqueología es percibida como una actividad cultural menor y, como siempre ocurre con la cultura en tiempos de crisis, pasa a ser objetivo prioritario a la hora de apretarse el cinturón. Un error colosal, en mi humilde opinión.

-¿Cómo tratan los cordobeses su patrimonio arqueológico? ¿Y las instituciones?

-Esta pregunta es muy difícil de responder globalmente, porque las actitudes han ido cambiando mucho conforme ha pasado el tiempo. Para sintetizar, diré que cuando algo se conoce se aprende a entenderlo, a valorarlo y a potenciarlo. Así ocurre con la arqueología. Aquellos que se han parado a acercarse a ella saben de sus posibilidades de desarrollo. Las que no acaban de enterarse son las instituciones. Es preciso potenciar sinergias y que empiecen a trabajar juntas.

-¿Qué medidas propone para fomentar la promoción de nuestro patrimonio?

-Lo llevo repitiendo años: creo que sería necesario un pacto de ciudad que uniera a todas las fuerzas sociales cordobesas, al margen de ciclos políticos y de partidos, en un solo organismo capaz de gestionar adecuadamente un modelo de futuro previamente consensuado. Hasta ahora se ha actuado en buena medida desde la improvisación y la duplicidad de iniciativas, con lo que ello supone de despilfarro. Unámonos y nuestra fuerza será formidable. ¿Por qué las otras capitales de provincia romana de España, Mérida y Tarragona, siendo mucho más pequeñas de Córdoba tienen un Museo Nacional y un Instituto de Arqueología? ¿Por qué este tipo de cosas no le sorprenden a nadie? Los verdaderamente perjudicados de estos errores son los cordobeses, cuyos hijos tienen que marchar fuera para buscar sustento, cuando podrían trabajar en la proyección internacional de su propia ciudad desde una apuesta firme, sólida y de altura, sostenida desde luego por técnicos, nunca por políticos.

-¿Podría ser entonces la arqueología un motor económico de Córdoba?

-Por supuesto. Tenemos un patrimonio muy superior. La respuesta de por qué no se ha hecho es obvia, pero prefiero callármela para no ofender a nadie. Si los cordobeses actuamos unidos, obligaremos a las administraciones responsables a tomar cartas en el asunto, y si se hace bien el futuro podría ser muy distinto al que ahora se nos dibuja. Entre otras razones porque ahora mismo no tenemos futuro.

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