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Kiev califica de "invasión" la entrada del convoy de ayuda ruso en el país

  • Más de 260 camiones rusos con ayuda humanitaria han cruzado la frontera hacia Lugansk sin autorización de Kiev ni escolta de la Cruz Roja.

Rusia dejó de lado la diplomacia y envió un convoy con ayuda humanitaria al este de Ucrania sin el permiso de las autoridades ucranianas ni tampoco la escolta de la Cruz Roja, en un abierto desafío a Kiev. Los 262 camiones, cuya carga no fue revisada ni certificada por completo por las autoridades de Ucrania, ya han llegado a su destino, la ciudad oriental de Lugansk, sitiada por las tropas ucranianas en su lucha contra los separatistas prorrusos y al borde de una catástrofe humanitaria. "Ya ha empezado la descarga de la ayuda humanitaria, que luego será repartida entre los habitantes" de la ciudad, dijo a los periodistas un portavoz de la administración municipal de Lugansk, órgano elegido democráticamente mucho antes de la rebelión prorrusa en el este de Ucrania.

En una conversación telefónica con la canciller alemana, Angela Merkel, el presidente ruso, Vladímir Putin, "subrayó que dadas las indisimuladas trabas de Kiev en el asunto de la ayuda rusa a la población del este de Ucrania que sufre una catástrofe humanitaria, se ha tomado la decisión de enviar el convoy", informó el Kremlin. Tras denunciar numerosos pretextos de Ucrania para impedir el envío de la ayuda, Rusia se saltó el procedimiento negociado con Kiev y la Cruz Roja y ordenó a los vehículos entrar en territorio ucraniano.

Poco a poco, todos los camiones rusos atravesaron la frontera y entraron en territorio controlado por los separatistas prorrusos, que escoltaron el convoy a lo largo de los 70 kilómetros que separaran el paso fronterizo ucraniano Izvárino de Lugansk. La llegada del convoy a su destino demuestra que los dos bandos enfrentados, que combatían hasta hace unas horas junto a la misma carretera que una la frontera con Lugansk, permitieron que la carga llegara sin incidentes a la ciudad en la que permanecen todavía unos 200.000 civiles. La clave para evitar sobresaltos pudo pasar por una conversación telefónica entre el jefe de la administración de la Presidencia rusa, Serguéi Ivanóv, y su homólogo ucraniano, Borís Lozhkin, en la que ambos apostaron por "un rápido (...) envío de la ayuda humanitaria rusa, sin incidentes ni provocaciones", según un comunicado del Kremlin.

A pesar de la violación por parte de Moscú de los acuerdos alcanzados con anterioridad, independientemente de los impedimentos y excusas de la parte ucraniana para retener el convoy, las autoridades de Kiev optaron por el pragmatismo para gestionar la peliaguda situación, al menos hasta la llegada del convoy a Lugansk, y renunciaron al empleo de la fuerza militar para detenerlo. El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania (CSND), Andréi Lisenko, aseguró que Kiev trata de resolver la crisis por medios diplomáticos y dio a entender que Ucrania será reservada en su reacción si constata que el convoy transporta realmente ayuda humanitaria. "Si en el contenido del convoy se descubren otros objetos o pertrechos de carácter no humanitario, la reacción será otra", dijo Lisenko, quién también advirtió de que toda la responsabilidad sobre la seguridad de los camiones recae a partir de ahora sobre Rusia.

Tan sólo los 34 primeros camiones fueron revisados y certificados por los guardafronteras y aduaneros ucranianos, que no pudieron comprobar el contenido del al menos otros 110 vehículos. La Guardia Fronteriza de Ucrania, que desplazó a decenas de sus efectivos al paso fronterizo ruso Donetsk para participar en la revisión de la carga, denunció que su trabajo y el del personal de Aduanas ucraniano ha sido bloqueado por sus colegas rusos.

Quién sí reaccionó con graves acusaciones contra Moscú e incluso la Cruz Roja fue el jefe del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), Valentín Naliváichenko, quién calificó de "invasión" la entrada del convoy humanitario ruso en territorio ucraniano. "A esto lo llamamos invasión directa. Bajo la cínica tapadera de la Cruz Roja, (los camiones) son vehículos militares con documentos falsos", dijo Naliváichenko, considerado un halcón dentro de la cúpula política ucraniana.

El jefe del SBU no dudó en afirmar que parte de los camiones son conducidos por militares rusos cuyo objetivo es secuestrar a ciudadanos ucranianos, ocultar los crímenes de los milicianos prorrusos y conducir los blindados suministrados por Moscú. También Lisenko se sumó a las acusaciones contra Rusia y denunció la entrada en Ucrania de otros 20 camiones rusos a través del mismo paso fronterizo por el que accedió el convoy humanitario. Además, el portavoz del CSND informó de que dos columnas de blindados prorrusos, integrados por combatientes principalmente rusos y chechenes, se dirigen hacia la ciudad de Lugansk desde otros puntos de la región homónima para reforzar a los sublevados que aún retienen la capital ante la gran ofensiva lanzada por Kiev. De hecho, a pesar de que el convoy ruso pudo entrar sin problemas en la ciudad sitiada, los combates continuaron tanto en las afueras de Lugansk como en otras zonas de la región.

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