Elecciones 20-D

Rajoy presume de su experiencia frente a Sánchez, Rivera e Iglesias

  • España necesita un presidente "que no venga a aprender", dice el candidato del PP en referencia a sus contrincantes. Los populares abrirán campaña el 4-D en la comunidad.

La edad tiene sus problemas, pero no todo son inconvenientes. Mariano Rajoy se situó ayer frente al resto de candidatos, bastante más jóvenes que él, chicos guapos y frescos, y con mejor labia, para reclamar su experiencia al frente del Gobierno y de otras instituciones. "Nadie puede venir al Gobierno a aprender, se necesita gente con historial, con experiencia de Gobierno, con equipos, que hayan estado en otras administraciones y con un partido detrás, no con el partido del candidato", dijo el presidente del Gobierno en Tomares, la ciudad talismán del PP, el único gran municipio de la provincia de Sevilla donde gobiernan los populares. En cualquier otra elección, Rajoy, con 60 años, sería arrinconado por jóvenes como Albert Rivera y Pablo Iglesias, de 36 y 37 años, respectivamente, o por Pedro Sánchez, de 43 años, pero el presidente del Gobierno se va a presentar como el único de ellos que ha dirigido instituciones . "Ni se pueden hacer experimentos -siguió- ni se pueda dar el ok a quienes nos llevaron a la ruina". "Ya hemos conocido quién estuvo en el Gobierno y llegó para aprender", señaló Rajoy en alusión a José Luis Rodríguez Zapatero.

 Rajoy ya ha enfilado su campaña, y de aquí al 20 de diciembre se mostrará como un hombre tranquilo, alérgico a las maniobras tácticas, escéptico, pero garante de la seguridad, con cuatro años a la espalda que enseñará como aval frente a otros dos vendavales, que de momento, más que confundirle, le impulsan: la secesión catalana y el terrorismo yihadista. En el PP sostienen que esta coyuntura ha comenzado a beneficiarles en los sondeos, donde habrían sobrepasado ya el 30% de respaldo.

Rajoy ha vuelto a Andalucía, desde agosto  ha estado en todas las provincias y durante la campaña regresará bastantes veces. De hecho, el PP abrirá la campaña electoral en el sur, probablemente en Málaga, y volverá a Sevilla, Huelva y Cádiz. Podemos también va a inaugurar la carrera el 4 de diciembre en Cádiz, y es que Andalucía, con 61 diputados, se ha convertido en  uno de los territorios claves de estos comicios. Para el PP, es fundamental mantenerse en Andalucía, y ganar a Ciudadanos en Madrid y en Valencia. Y no hundirse en Cataluña. Ahora, el PP cuenta con 32 diputados andaluces, pero puede perder hasta 10. Por la mañana, visitó la fábrica de Heineken en Sevilla y al mediodía se desplazó a Tomares, donde dio un mitin ante unas 300 personas, todas ellas o muy del PP o militantes, y después se paseó por el pueblo. El hombre del plasma quiere mucha calle ahora, salir y que le vean, dar la mano, conversar con los vecinos; todo lo que le ha faltado durante estos cuatro años al prisionero de la Moncloa.

Rajoy relata esta legislatura como una gran tormenta de la que se ha salido porque no cambió el rumbo, aunque es cierto que el meteoro aflojó en forma de un petróleo barato, inyecciones del Banco Central Europeo y un cambio magnífico del euro respecto al dólar. El Tesoro consiguió ayer en los mercados 2.390 millones de euros en letras a nueve meses que se vendieron a un interés negativo; es decir, que España gana por guardar dinero de otros. Claro, hace cuatro años, cuando Rajoy llegó en diciembre de 2011, esto hubiera resultado imposible de comprender. El presidente se va a dedicar todos estos días a realizar este tipo de balances económicos y a apuntar su objetivo promesa: crear dos millones de empleos a lo largo de la legislatura, hasta llegar a los 20 millones de empleados en España. Esta es la cifra que se necesita para sostener el Estado de bienestar y a la que, según el presidente, se puede llegar en 2020 con la creación de medio millón de puestos al año. A Rajoy le avalan las últimas cifras, en 2014 se crearon 400.000 empleos y 2015 cerrará con 600.000.

Pero hasta ahora, Rajoy sólo podía presumir, y en parte, de resultados económicos. Era un presidente sin perfil político, distante y carente del liderazgo necesario para encarar el problema trascendental del país: Cataluña. Después de la declaración de intenciones del Parlamento catalán, todo ha cambiado: Rajoy se reunió con los líderes de los principales partidos, salvó de la diatriba lo común (la unidad de España) y completó el giro para acercarse a ser un hombre de Estado con la renovación del acuerdo antiyihadista después de los atentados de París. En Tomares aseguró lo que es obvio, pero que no siempre se cumple: cualquier acción que emprenda España en materia antiterrorista o cualquier compromiso internacional para hacer frente a la yihad se hará con consenso del resto de los partidos y con el permiso del Parlamento. Es obvio, como su machacona frase de que es la ley la que impide separarse a Cataluña, pero a veces se ha olvidado. A Aznar, por ejemplo, cuya cadena de errores se ha transmutado en el libro de recomendaciones de Rajoy: todo lo que no se debe hacer.  "Nadie está libre de nada, pero estad tranquilos, confiad en la Guardia Civil, en la Policía Nacional y en los servicios de Inteligencia", manifestó el presidente. El 20-D, qué duda cabe, es un riesgo en sí mismo.

Rajoy estuvo acompañado por la ministra Fátima Báñez  y el presidente del PP andaluz, Juanma Moreno, quien resumió cuál va a ser el leitmotiv de esta campaña: frente "a las amenazas" y "a los experimentos", un Gobierno "serio, estable, responsable y con experiencia". "No han sido ni concejales en su pueblo", indicó Moreno. Bueno sí, Pedro Sánchez fue concejal del Ayuntamiento de Madrid, pero en la oposición. Iglesias y Rivera no han ocupado nunca cargos de gestión. Sin embargo, estos dos últimos, líderes de sendos partidos de la indignación, presentarán otros atractivos para ganarse a los electores que quieren enterrar épocas viejas, buenas o no.

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