Ian Gibson. Hispanista

"Es bueno que Lorca se libere por fin del control de los herederos"

  • Su nuevo libro 'Poeta en Granada. Paseos con Federico García Lorca', aparecerá en septiembre en Ediciones B. El escritor denuncia que "es una calumnia vil decir que quienes quieren buscar a su abuelo están reabriendo heridas".

Su próximo libro, Poeta en Granada. Paseos con Federico García Lorca, aparecerá en septiembre en Ediciones B.  Se trata de nueve itinerarios por la ciudad y la Vega con un prólogo sobre la  relación de Lorca con ambas. "Granada protagoniza su  mundo literario, aunque no siempre se note explícitamente. Mi libro es un homenaje al poeta, también a los viajeros británicos del siglo XIX, con el gran Richard Ford a la cabeza. Quiero que sea útil tanto para quienes lleguen a Granada en busca de Federico cuanto para los lectores en casa (con internet y Google Earth al lado, claro)", adelanta el experto en Lorca sobre su próxima obra.

-Al final parece que será una juez de Argentina la que investigue el asesinato de Lorca. Aunque no son pocos quienes creen que la denuncia que se ha presentado ante los tribunales de este país tendrá poco recorrido. ¿Opina usted lo mismo?

-Poco recorrido, probablemente, pero la iniciativa ayudará a llamar la atención sobre el caso bochornoso de que el poeta y dramaturgo español más traducido de todos los tiempos esté todavía, para vergüenza del Estado español, desaparecido. Como unas 130.000 víctimas más del franquismo.

-¿Aparecerán alguna vez los restos de Lorca o pierde la esperanza?

-No he perdido la esperanza. Espero, en primer lugar, que Navarro y Caballero puedan seguir con su búsqueda en el llamado Peñón Colorado, sería un gravísimo error que la Junta de Andalucía no les apoyase en lo posible, sobre todo si ya han conseguido los fondos necesarios. Personalmente no creo que Lorca esté allí, sigo confiando en el testimonio de Manuel Castilla Blanco en relación con el hoy parque de Alfacar y sus alrededores inmediatos. Pero es esencial localizar los pozos e investigar su contenido. Si resulta que Lorca y sus compañeros de infortunio están allí, seré el primero en elogiar el tesón de los investigadores y admitir que me equivoqué.

-Usted ha hablado muchas veces de la deuda del Gobierno de España con los miles de muertos que se encuentran en las cunetas. Pero, una vez que se localizasen los huesos del poeta, ¿cómo salda un Estado esa deuda?

-España no va a poder avanzar hacia el futuro con confianza si no resuelve, como Estado, el problema de las cunetas, que constituye un baldón ante la opinión mundial además de hacerle un daño infinito a la nación. ¿Cómo puede respetarse un país que deja a miles de fusilados por la dictadura en cunetas? Los soeces exabruptos al respecto de individuos como Rafael Hernando y Pablo Casado dan la medida de cómo sigue siendo la derechona española. Noto, por otro lado, que ni el PSOE, ni Ciudadanos ni Podemos tocan el asunto. ¿Temen perder votos? Me parece una cobardía. En resumen, el Estado tiene la obligación moral de rescatar a todos los fusilados por el fascismo y darles entierro digno. Que es lo que hizo la dictadura con los fusilados suyos. Es una calumnia vil decir que quienes quieren buscar al abuelo están reabriendo heridas.

-Tras una década de promesas y retrasos, la inauguración del Centro Lorca en Granada se ha producido sin los fondos lorquianos, que permanece en Madrid, con deudas pendientes y sin ninguna programación cultural, ¿es un fracaso o se puede considerar hasta un éxito?

-No he seguido muy de cerca el asunto y no tengo, como se suele decir, "elementos de juicio suficientes" para opinar sobre lo ocurrido, que, de todas maneras, es lamentable. Visité el edificio por primera vez el otro día. Me ha parecido espléndido. Chapó a los arquitectos. Veremos si todo se resuelve. Confío en que sí y que para el otoño el archivo del poeta esté por fin en La Romanilla y la casa funcionando a pleno rendimiento.

-¿Se puede intentar sacar tanto rédito electoral, turístico o económico que se acabe desvirtuando su figura y su legado?

-Los hechos son los hechos. ¿Quiénes llevaron a cabo la brutal represión de Granada? ¿Acaso las izquierdas? Lorca es una figura mundial, cada vez más. Un genio inmolado por el fascismo, un fascismo con nombres y apellidos. Desde todos los puntos del globo los que aman su obra van a seguir viajando a Granada para conocer su ciudad y su entorno, exactamente como en el caso de mi paisano dublinés James Joyce o en el de Proust. Cada aspecto de su vida y de su poesía y teatro fascina. ¡Cuando se piensa que creó su obra -la obra que hoy asombra al mundo- en sólo veinte años! Parece imposible.

-Está trabajando en la revisión de su biografía de Lorca. Han pasado más de tres décadas desde que vio la luz por primera vez. ¿Cómo ha cambiado su visión del poeta en este tiempo?

-Mi visión del poeta no ha cambiado fundamentalmente, pero, a la luz de mucha documentación nueva, había que revisar el libro, en muchos aspectos hoy deficiente, rebasado. Cuando publiqué en 1985 el primer tomo hubo muchas protestas de personas que consideraban que, al investigar la relación entre la homosexualidad del poeta y su obra, yo me extralimitaba. Una y otra vez me decían que las dos cosas no tenían nada que ver. Hoy ningún crítico, absolutamente ninguno, puede afrontar la obra del poeta sin tener en cuenta su condición de marginado. ¡Algo hemos progresado! Pero hay que seguir. La crítica literaria más avanzada ya no habla de homosexualidad, como si fuera de una pieza, sino de homosexualidades. Lorca, añado, temía ser marica, que lo considerasen afeminado. Se nota mucho en la Oda a Walt Whitman.

-Esa nueva biografía aparecerá cuando se cumplen 80 años de su muerte, eso significa también que terminan los derechos de autor y que su obra será de dominio público. ¿Prevé una avalancha de títulos? ¿Qué otra repercusión puede tener?

-Sí, preveo una avalancha de títulos, de nuevas ediciones, de montajes y, esperémoslo, también alguna biografía nueva. En cuanto al dominio público, opino que es bueno que el poeta se libere por fin del control de los herederos, quiero creer que estaría contento.

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