José Carlos Díez. Economista

"En diez años habrá mil millones de personas más en las clases medias"

  • Consiguió un gran éxito con su primer libro, 'Hay vida después de la crisis'. Acaba de publicar 'La economía no da la felicidad pero ayuda a conseguirla'.

Es uno de los economistas más influyentes de este país. José Carlos Díez (Palencia, 1971) consiguió un gran éxito de ventas con su primer libro, Hay vida después de la crisis. Acaba de publicar La economía no da la felicidad pero ayuda a conseguirla (Plaza y Janés). Aficionado a la novela histórica y a las biografías, está casado con Mónica, a quien dedica el libro. Tiene dos hijos, Jimena y Hugo, en los dominios docentes de Infantil y Primaria. Ha colaborado con el Banco Central en un panel de expertos de previsiones económicas. Colabora en medios europeos de ámbito económico. En septiembre de 2008, coincidiendo con la quiebra de Lehman Brothers, inició su blog El economista observador. Le gusta estar en familia, tomar cañas con los amigos y visitar al caballo abandonado que adoptó en una ONG.

-Usted nace en 1971. ¿Cómo fue ese año?

-Un año de mucha bonanza. No se había producido la crisis del petróleo. Pero era un mercado muy vulnerable y acabó mal.

-Su primer libro se tituló Hay vida después de la crisis. En términos demográficos es verdad...

-Cuando lo escribí estábamos como en Grecia. Había quebrado Bankia, nos iban a intervenir, estábamos rescatados. Mucha gente me dio las gracias por ese libro y decidí escribir otro sobre conceptos.

-Podría haberlo titulado La economía al desnudo. Ni una nota, ni una referencia bibliográfica...

-Es un manual de economía para no economistas.

-¿Marx tomó las ideas de David Ricardo?

-Marx no era comunista. El comunismo ya existía. El manifiesto comunista fue un encargo y se lo pagaron. 

-¿Cuándo viajó a Cuba encontró secuelas del canje de azúcar por petróleo?

-Fue un viaje de placer con mi mujer. Aparte de disfrutar de sus maravillosas playas y de la belleza de La Habana, hice un trabajo de observación intelectual. Conocía Polonia y países del Este, pero ya con economía de mercado.

-Le dedica el libro a su mujer. ¿Es machista pensar que usted pone la economía y ella la felicidad?

-Tiene mucho mérito ser feliz soportando a un economista.

-Escribe que el PIB (Producto Interior Bruto) no habla de las cosas que de verdad importan. Por ejemplo, los divorcios...

-Después de la ruptura emocional, siempre suele llegar la crisis financiera. El reparto de la hipoteca, de las cargas fiscales.

-¿Ha habido empatía con el papa Francisco, que también habla en su encíclica del hombre como centro de la economía?

-Son conceptos universales. Ninguna de las ideas de mi libro es mía, lo único que hago es ordenarlas.

-¿Es paradójico que el primer libro de Economía, de Jenofonte, lo escribiera un griego?

-También los escribieron de física o de filosofía. Han tenido gente muy brillante.

-¿La verdadera frontera es la que separa el mercado y la planificación?

-La planificación la adoptaron los países comunistas y regímenes fascistas como la España de Franco. Las democracias avanzadas prefieren la economía de mercado, de la que es una perversión el capitalismo extremo de algunas políticas de Rajoy. En esas democracias modernas el Estado tiene un papel activo, vigilante, inteligente.

-¿Cómo surge su vocación de economista?

-Porque no tuve nota para Empresariales. Pero en primero de carrera leí un libro de Samuelson y como economista me siento como Messi jugando en el Barça.

-¿El fútbol, diversión o negocio? 

-El fútbol genera mucha felicidad y también mucha infelicidad. Es la prueba de que la felicidad hay que encontrarla fuera de la economía, aunque si no tienes trabajo ni ingresos para pagar una entrada es difícil.

-¿Hay un nuevo muro de Berlín en América Latina?

-En ese continente hay una izquierda partidaria de la economía de mercado y una izquierda que opta por la planificación.

-El presidente de BBVA, señor González, dice que lo relevante no es la ideología, sino la inteligencia.

-Se puede ser muy inteligente y tener malas ideas. Y tener un coeficiente intelectual muy bajo y magníficas ideas, como Forrest Gamp. Keynes decía que el poder está en las ideas. La derecha se centra en crear riqueza y se olvida de la desigualdad y la izquierda todo lo contrario. Así desde Adam Smith y Marx.

-¿Keynes conocía España?

-Estuvo en los Pirineos con las ovejitas. Tenía problemas pulmonares. Estaba enamorado de un pintor del grupo de Bloomsbury. Un personaje brillantísimo con una cabeza picassiana.

-¿La prima de riesgo no volverá a subir?

-No hay que ser ingenuo cuando dicen que baja la prima de riesgo y los tipos de interés del Euríbor para la hipoteca están al 0,15. Si a alguien le entra por eso un ataque de euforia, debe leer mi libro. Si lo lee y lo sigue pensando, necesita medicación. Hay que ser realista. Otra opción es echarle la culpa a Rajoy, a Zapatero o a la Merkel.

-¿El Tercer Mundo será algún día el primero?

-La India, por ejemplo, tiene un futuro espectacular si lo gestiona bien. En los próximos diez años se van a incorporar a las clases medias mil millones de personas. Eso debe traducirse en mayor preparación y competitividad.

-¿La recuperación no ha llegado o no se ve?

-Crece el empleo, pero mis alumnos salen cobrando lo que yo cobraba en 1994. El mercado de trabajo es como un aeropuerto.

-¿Cómo ve lo de Grecia?

-La Unión Europea tiene unas reglas. Entrar en el euro es fácil, salir tiene sus costes.

-Cuando usted nace, Tamames hizo best-seller un libro de economía.

-Cuando Keynes fue a la Residencia de Estudiantes, dijo que en España faltaba una Facultad de Economía. La primera promoción es la que hace el Plan de Estabilización de 1959, el salto de la planificación a una economía de mercado.

-¿El público más difícil?

-Los niños. Presenté el libro en la clase de mi hijo de ocho años. Saben lo que es un cajero automático.

-¿Estamos en deuda con los fenicios por la moneda?

-Y por el comercio y la globalización. Aunque yo creo que todo empezó en Atapuerca. Cuando alguien quiere comprar siempre se cruza con alguien que quiere vender.

-¿El nuevo mapa político traerá un nuevo mapa económico?

-Las cosas que han funcionado bien, que son muchas, no hay que cambiarlas. Las que han fallado sí. Es lo bueno de la democracia. Es como los ríos, que se acaban depurando solos.

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