Juan Torres Fajardo (Granada), conocido en el mundo del flamenco como Habichuela Nieto, pertenece a una de las familias más reconocidas del panorama musical, los Habichuela. Este músico se ha curtido en el oficio perfeccionando el instrumento que le ha llevado a escenarios de todo el mundo, la guitarra. El niño prodigio que a los 15 años se marchara con Enrique Morente a Estados Unidos tiene, entre otros premios, el Bordón de Oro del Festival de las Minas. Ahora presenta su primer disco, Mi alma a solas.

-Pertenece a la tercera generación de una familia muy reconocida en el mundo del flamenco. ¿Qué supone llevar el apellido Habichuela?

-Supone una responsabilidad muy importante además de un honor. La verdad es que, viendo la trayectoria de cada uno de ellos, eso me exige dar cada vez un poco más y esforzarme para crecer artísticamente. En mi familia el flamenco se vive como el pan de cada día, es como un lenguaje que se habla más en casa. La música nos une y nos aporta un trato especial a cada uno.

-¿Qué ha supuesto para el mundo del flamenco, y sobre todo para usted, la figura de un maestro como Paco de Lucía?

-Paco de Lucía ha sido el capitán que ha llevado el barco de los guitarristas, y aunque se haya ido, seguirá siendo el capitán por muchos años luz. A la vista está todo el legado musical que nos ha dejado. No sólo siendo un referente para los guitarristas sino para el mundo de la música en general. Tiene el reconocimiento artístico de todo un país, y para mí, especialmente, es un reflejo donde mirarme para aprender.

-Otro de sus referentes musicales es Enrique Morente, ¿qué sintió cuando el cantaor granadino le dijo siendo usted muy pequeño "vámonos para Estados Unidos"?

-Lo primero que sentí fue miedo. No podía creérmelo. Recuerdo que me metí en mi cuarto y me acosté esperando a que volviera a llamar. Y así fue, al día siguiente vino y habló con mi padre, pues para él era como un hermano. Fue entonces cuando realmente sentí miedo de emprender esa nueva aventura.

-Tiene incluso una canción que lleva su nombre, A mi maestro Enrique Morente.

-Sí. Él me enseñó muchas cosas y me abrió camino en este mundo de la música. Me decía de qué manera afrontar algunas canciones, cómo producir y de otras cuestiones como el talante en el escenario, aspecto fundamental en las tablas de un artista. Además, me enseñó cómo afrontar los nervios y algo tan importante como es el respeto al público.

-Después de ganar premios como el Bordón de Oro del Festival de las Minas, ¿en qué momento decide grabar un disco? ¿Dejaron los premios de ser una motivación?

-Las ganas de grabar un disco las tenía desde pequeño. A los 17 años empecé a grabar pequeños fragmentos y a estructurar temas, pero todo se encadenó con mayor intensidad cuando terminé de concursar en el Festival de las Minas. Anteriormente me grababa las piezas que iba a interpretar para el concurso, y de ahí fui cuadrando lo que me gustaba y lo que no. La idea estaba, pero no fue hasta los 19 o 20 años cuando empezamos a enfocarlo realmente. El disco supone un brindis a la música que tenía en mi mente y que tocaba en directo. Ha sido gratificante poder llevar esta música a mi público.

-En el álbum han participado artistas como Estrella Morente, Marina Heredia, su tío Antonio Carmona... ¿Cómo se forjaron esas colaboraciones del disco?

-La idea iba surgiendo en cada viaje que iba haciendo. Algo distinto, la rumba en la que participan Lolita, Rosario, Soleá Morente y mi tío Antonio, surgió en Los Caños de Meca. Estaba componiendo la letra y entonces Rosario me dijo: "¿Esa letra de quién es?, ponla ahí que la voy a grabar", y a partir de ahí fue cuando Lolita también se involucró junto con mi tío Antonio y surgió la canción. Lo mismo ocurre con la alegría Soñando. Ese día estábamos mi amigo Alberto y yo en el estudio de Estrella Morente y decidí grabar la canción.

-¿Se puede decir que en su música tiene cabida la improvisación?

-Claro que sí, en casi toda mi música. A pesar del esfuerzo y las horas de ensayo que requiere componer nuevos temas, la mayoría de las canciones surgen fruto de la improvisación. De ahí salen las mejores composiciones.

-¿Qué significa para usted la guitarra? ¿Cómo consigue darle el protagonismo suficiente a este instrumento para que en las canciones en las que incluye voces siga siendo ella la gran protagonista?

-Para mí la guitarra es mi vida, es mi felicidad, y la propia amargura de la felicidad a la vez, ya que son muchas horas de sacrificio las que me paso ensayando en un cuarto. Pero todo esfuerzo tiene su recompensa cuando consigues llevar esa música al escenario. En cuanto al planteamiento de mis composiciones, no me he preocupado por el protagonismo que pueda tener la guitarra. Yo pienso que todo aquel que quiere ser protagonista de algo se equivoca, hay que expresar lo que uno siente. La música es un lenguaje, es el metrónomo de nuestro corazón, el que nos dicta que la música es un factor de tiempo, de circunstancias, de momentos. Y es en ese instante cuando solemos decir "esta canción me recuerda a esta persona". El protagonismo queda fuera de lo que componemos.

-¿Hay alguna canción en su disco que defina especialmente a Juan Habichuela Nieto?

-Cada canción tiene una parte de risa, de guasa, de más formalito. El disco muestra en cada una de sus canciones cómo soy. Mi música tiene también de otros muchos géneros que tanto me gustan, como el jazz, la bossa nova... Me gusta la música que es de corazón.