Jesús Armesto. Director de cine, guionista y poeta

"La Junta no apuesta por el cine andaluz"

  • Armesto apuesta por el cine social en tiempos de compromiso. En 2007 estrenó 'Cuento de las dos orillas', protagonizado por Enrique Morente y premiada en el Festival de Amán.

-Guionista, director y poeta. ¿Podría preguntarle de qué vive?

-Vivo de hacer vídeos corporativos, bodas, no he hecho comuniones, pero aprovecho la ocasión para ofrecerme por si a alguien le interesa. También hago documentales de televisión. He optado porque mi obra sea cien por cien libre, y me la pago yo haciendo bodas y spots.

-¿El cine vive de las subvenciones?

-El modelo de subvenciones del cine español no funciona: es injusto, está mal repartido, y ojalá algún día se aprenda de Francia, que el dinero se reparte entre más películas y se dirige con un lenguaje más contemporáneo, no tan repetitivo.

-¿Se puede hablar de una industria cinematográfica andaluza?

-En cierto modo sí, porque algo se produce, pero si se compara con otras regiones, la industria andaluza es paupérrima. Se dan muy pocas oportunidades a producciones novedosas. En cuestión de estilo no se puede hablar de un cine andaluz más allá de que las actas de rodaje se firmen en Sevilla o en Málaga. Ojalá se hubiese seguido el discurso poético y andaluz de José Val del Omar.

-¿Afectaría al cine andaluz un recorte en Canal Sur?

-Sin duda sería nefasto para el sistema audiovisual andaluz, que vive de Canal Sur. Es otro modelo equivocado, porque no todas las productoras pueden depender de Canal Sur. Ese planteamiento es equivocado porque, si se cae, cae toda la red, con miles de puestos de trabajo.

-¿Apuesta la Junta por el cine andaluz?

-No. Si se apostara por el cine andaluz, cambiaría el modelo de subvenciones del cine andaluz y, sobre todo, todos sus spots los encargaría a productoras andaluzas. Hay el caso de un famoso anuncio de turismo que está producido por una productora catalana, y no andaluza.

-Se formó en Barcelona, ¿era imposible aquí?

-En 2002 sí. Por idiosincrasia Barcelona era y es un universo de creatividad.

-Sus obras, ¿se pueden catalogar como cine de autor?

-Cuando hice Cuento de las dos orillas no existían esas etiquetas para los documentales, primero se le llamó de creación, luego de autor… Hay un tipo de cine cuya etiqueta aún está por crearse. Si elijo alguna, sería ésa porque el punto de vista de autor tiene mucho que ver en la obra, tanto en el lenguaje como en el contenido.

-¿Cómo fue trabajar con Enrique Morente?

-Sin que parezca un tópico, fue un regalo humano, porque más allá de contar con su colaboración estelar, confirmé que es uno de los más grandes y de los más sencillos, una persona que me dijo que sí en pijama en su casa en Granada.

-¿Cómo lo logró?

-Conseguí el número de teléfono y hablé con su mujer. Llamé otras veces, hasta que un día me lo pasaron y me dijo: Jesús, lo que tienes que hacer es venir a mi casa y lo hablamos. Me planté en su casa y me recibió así, en babuchas, con la parte de arriba en chandal y la de abajo en pijama y con la guitarra en la mano. Bajamos al estudio y me dijo: "qué quieres hacer y por qué". Se lo expliqué y me dijo que sí, y allí le dejé, tocando la guitarra. La única condición: no quería saber nada de "producción". Le recogí personalmente en coche, y él me ofreció absoluta disposición.

-No fue la única anécdota.

-Javier Ruibal se pensaba que le llamaba para la música y se sorprendió cuando le dije que le quería de protagonista. Me preguntó por qué, pero si uno ve la película, sobran las explicaciones. Si escuchas Náufrago del Sahara o Puerta de Elvira entiendes que la esencia del personaje está dentro de él. Su personaje ha de desandar el desierto, que es lo que tiene que hacer Andalucía, cuya historia está secuestrada en las catacumbas de España. La historia de la toma de Granada la escribió un monje en Soria. Esa historia de Andalucía hay que ponerla al día. Nuestros niños estudian libros editados en Valladolid que idealizan a personajes como Isabel La Católica, una genocida que aniquiló a varias civilizaciones.

-En su opinión, ¿desde cuándo existe Andalucía?

-Tartessos ya era Andalucía. Ya había un pueblo organizado y asentado en estas tierras a cuyos habitantes podemos llamar, retrospectivamente, andaluces. Si Platón es griego, Averroes o al-Mutamid son andaluces. El andaluz ha sido muchas cosas para sobrevivir:  judío, musulmán, cristiano... Pero el denominador común es que somos andaluces.

-¿No están por encima de Andalucía los localismos?

-Para mí Andalucía es un sentimiento, no una línea política. Si alguien de Almería y Huelva se encuentran en el metro de París les une un hilo transparente. Yo soy andaluz y, si los políticos mañana dicen que esto no es España, que se llama Europa del sur, cambiaría nuestro adjetivo, pero seremos andaluces.

-Y la Semana Santa, ¿puede considerarse una expresión genuinamente andaluza?

-No. Una de las partes más simbólicas que rodé para ¿Adónde miran las estatuas?, una masía llena de estatuas religiosas, fue en Olot, donde hay mucha tradición, aunque allí la autocrítica ha devorado a la tradición.

-En ese documental dice que Jesús se ha transformado en un becerro de oro.

-Vamos a ver. Jesús de Nazaret es una referencia para mí y me gustaría que la Semana Santa fuese coherente. Si el 95% de los presupuestos de las hermandades no va destinado a servicios humanitarios, sociales, no tiene sentido que sólo se alabe la figura de Jesús de Nazaret, y no su palabra. Lo que pretendo con el documental es generar reflexión.

-Usted también apeló a la solidaridad para la financiación del documental.

-Fue bien. Logramos unos 4.000 euros con el micromecenazgo, una fórmula que se ha popularizado, pero que funciona mejor en otros países. El sector cultural está desvalido, hay un vacío y ningún partido político ha puesto remedio. La cultura es la gran olvidada de España.

El compromiso por el arte y la sociedad

Jesús Armesto (Écija, 1978) apuesta por el cine social en tiempos de compromiso.  Licenciando en la Escuela de Cine de Barcelona, es autor de anuncios promocionales y de sensibilización social, documentales y reportajes. En 2007 estrena Cuento de las dos orillas,  protagonizado por Javier Ruibal, Enrique Morente, Ben Yessef y María Sanz. La obra es premiada en el Festival de Amán. Su último trabajo es  ¿A dónde miran las estatuas? y en octubre presentará Perséfone en el certamen  de Posadas, que programa una retrospectiva de su obra.  Coproductor de Almutafilm, es poeta y artista plástico. Su película fetiche es Hiroshima, mon mour.

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