"España ha recurrido a la moderación salarial para incrementar su productividad y hacerse más competitiva. Pero este modelo tiene que cambiar". Ha llegado el momento de avanzar "por la vía de los ingresos", de salir adelante y afianzar la economía mediante mejores salarios, "más capital, más formación y más tecnología". Ante un salón lleno de empresarios granadinos, el consejero delegado de Banco Popular, Francisco Gómez, fue ayer contundente: cambiar las pautas del mercado de trabajo, elevar la productividad laboral, es el "desafío más importante" al que se enfrenta una economía en vías de recuperación, pero sometida todavía a una serie de amenazas que impiden que los avances sean significativos y lleguen a la economía real.

La tercera edición del Foro Pyme, organizado por Grupo Joly, editor de Granada Hoy, y Banco Popular, fue una auténtica lección de economía. El consejero delegado de la entidad financiera indicó que el paso de la moderación a la expansión salarial debe vincularse a la productividad, y que ésta sólo mejorará acabando con la dualidad del mercado de trabajo. Según Gómez, en España "la productividad laboral es anticíclica: el producto por trabajador aumenta en épocas de crisis y disminuye en épocas de expansión económica", y esto es consecuencia de la polarización del mercado de trabajo, con un colectivo de empleados indefinidos y protegidos y otro caracterizado por el empleo precario, peor pagado y con menos prestaciones. Este último grupo es el que se ha que se han llevado la peor parte de la crisis, "amortiguando" el golpe para los trabajadores fijos. ¿La consecuencia? Que "la economía española sólo reacciona cuando empiezan a estar parados los trabajadores fijos".

Para cambiar esa dinámica, el consejero delegado de Banco Popular apuesta de forma decidida por la formación y la tecnología, inversiones en las que España se ha quedado atrás. "Un crecimiento robusto y productivo exige esfuerzos en tecnología y en formación, porque de esa manera se crean puestos de trabajo de mayor cualificación y con mejores salarios".

No es la única medida que España debe adoptar para consolidar el crecimiento. También es necesario abordar un proceso de reindustrialización, invertir en I+D y, sobre todo, aumentar el tamaño de las empresas. Francisco Gómez recordó que en España el número medio de trabajadores por compañía es de 4,6, prácticamente la mitad que en Reino Unido y Alemania. "Es necesario un umbral mínimo de tamaño para acometer los procesos de innovación y de internacionalización que permitan incrementar la competitividad de nuestras empresas y de nuestra economía". Es una realidad, pero eso no significa que no sea problemática. Porque, como aseguró el consejero delegado de Banco Popular, en España existen numerosas medidas fiscales, laborales y burocráticas que "desincentivan" ese aumento de tamaño empresarial.

Superar los 50 empleados supone nuevas obligaciones fiscales, laborales y burocráticas, que acaban por "reducir la competitivad" al elevar los costes de gestión y su posibilidad de financiarse con fondos propios. Francisco Gómez propuso, por tanto, adaptar la normativa española en materia de creación de empresas a la práctica de la Unión Europea, reduciendo el papeleo y la burocracia, una sugerencia que contó con el apoyo unánime de los más de 200 participantes reunidos en la espectacular Capilla Neomudéjar del Colegio Máximo de Cartuja.

La economía, por supuesto, también tiene rostro, y ayer uno de los más reconocidos de Granada asistió a este punto de encuentro empresarial, que se afianza después de tres ediciones como una cita fija para el tejido productivo: Antonio Mingorance, presidente de Farmanova y Hefagra. Tras casi dos décadas al frente de la Hermandad Farmacéutica -que cuenta con más de 5.000 clientes y factura 1.600 millones de euros- y una exitosa trayectoria en las empresas Lanjatrans y Transarmilla, Mingorance aseguró ayer no tener "ni claves secretas ni recetas mágicas" para el éxito, más allá de "la honestidad, la lealtad y la responsabilidad", tres principios "irrenunciables" a los que sirve cada día en su vida personal y profesional.

"Entiendo la honestidad como la obligación de gestionar desde la ética; entiendo la lealtad como la oportunidad y la obligación de proyectar decisiones con fidelidad la sociedad y a mis trabajadores; y concibo la responsabilidad desde la creencia de que una empresa debe responder a las exigencias de calidad y servicio que el cliente espera y merece".

Mingorance aseguró que, aunque parezca frío, en el mundo de los negocios "es necesaria la fe", creer en lo que uno hace y hacerlo bien. Y, para ello, el presidente de Hefagra aseguró seguir a rajatabla los 'diez mandamientos' del buen empresario: trabajar en equipo; apostar por la formación; invertir en talento; aprovechar las ventajas de sectores en los que hay potencial; investigar y dar rienda suelta a la creatividad; asumir riesgos y creer en lo imposible; fomentar la ambición basada en la responsabilidad; comprometerse con uno mismo y con la sociedad; y fomentar la renovación tecnológica para ganar eficacia y eficiencia.

Al igual que Francisco Gómez, Antonio Mingorance destacó la importancia de la formación y la inversión en talento, en excelencia y en conocimiento. "No temo rodearme de los mejores porque he aprendido que yo crezco y me supero con ellos. Tener empleados mejor formados es la mejor inversión posible en el presente y en el futuro de la empresa".

Además, Mingorance animó a los asistentes a "invertir en esperanza". "Nada ha sido fácil y seguro para cada uno de vosotros. Nada ha sido fácil y probablemente no lo será en el futuro, pero las pequeñas y medianas empresas son la base fiel de una sociedad que no podría entenderse sin ellas, la piel de un tejido castigado que ha logrado sobrevivir al olvido".