España logró remontar una situación inesperada con la derrota ante Suiza para liderar finalmente su grupo y citarse con Portugal el martes por una plaza en cuartos de final. Lo previsto, se supone. Un mal menor, viendo el gris encuentro de la selección ante Chile. Salió arrugada y se abrazó a la suerte para no meterse en un lío. La que faltó el primer día, apareció hoy. Los suramericanos dieron siempre la cara hasta que, en el tramo final, echaron cuentas y vieron que Suiza necesitaba dos goles para dejarles fuera. O uno y otro de España: se esmeraron en abortar esta última opción y fin de la historia.

Fue Chile, y no España, quien manejó el encuentro. Incluso con España en ventaja, y en doble ventaja, la iniciativa fue andina. España salió con nervios, desubicada, sin superar la presión adelantada del rival y sin crear absolutamente nada. Sin duda, Torres va a ser un jugador importante en las eliminatorias, pero el peaje de recuperarle ha sido que fuera una rémora en los partidos del grupo. Sin la personalidad de antaño, fue a la deriva hasta el gol de Villa. Unos lamentables 24 minutos hasta que un pase largo de Xabi Alonso a Torres en lo que parecía la primera contra digna de un equipo encerrado, la desbarató el meta Bravo, pero sin lanzar la pelota fuera. El balón le cayó a Villa, que lanzó con suavidad desde bastante lejos a puerta vacía. 

Hasta ese momento, España era su sombra. Una calamidad. O al menos una calamidad para lo que viene siendo España. Otras selecciones jugarían con tranquilidad en situaciones así, pero la selección no está acostumbrada a que le quiten el balón y sufrió lo más grande para mantenerse en pie. No por ocasiones, que Chile no tuvo tantas, sino por una sensación de impotencia jamás mostrada.

¿Estamos entonces ante una clasificación amarga? Para nada. Esto es un Mundial y se trata de un torneo de supervivencia. Y se ha sobrevivido a un inicio con derrota: España es el tercer equipo que gana su grupo tras caer en el debut tras Alemania en 1982 y México en 1994. De eso se trata. El buen juego, al que tanto cariño le tenemos porque nos identifica, si tiene que esperar a mejor ocasión, que espere.

Chile mordía. Se cargó de amarillas tan pronto que acabó pagándolo. Pero mientras lo pagó intimidaba. Con velocidad y un desarrollo táctico muy depurado, España no sabía a qué atenerse. Pocos equipos como Chile han sabido esconderle el balón a España. Eso requería una exigencia física alta, y un riesgo elevado. Al descanso ya jugaba con diez Chile...

España tardó exactamente 37 minutos en parecerse a España. En el 34, Piqué impidió que Beausejour empatara. Iniesta robó un balón en la medular, combinó con Torres y abrió a Villa. Villa atrajo la atención propia de un delantero de calado mundial y hasta seis defensores chilenos miraron el balón en lugar de las incorporaciones, e Iniesta remató cómodamente colocando el jabulani lejos de Bravo. 0-2 y todo de cara, más aún con un tropezón en ese jugada de Estrada con Torres que le costó al chileno su segundo amarilla –injusta esta vez, pero que se le perdonó minutos antes–. El trío arbitral, tragicómico en sus decisiones, se comía las entradas más severas, como una tobillera a Xabi Alonso que le dejó renqueante hasta su relevo.

Todo de cara, pues, pero una imagen gris todavía. Más tranquila España con el resultado, torció el gesto con el gol chileno. Bielso movió ficha y quitó a dos de sus mejores opciones, Valdivia y Mark González, apostando por Paredes y Millar. A éste le dejaron disparar y un rebote en Piqué hizo el resto. Otra vez dudas.

Suiza no podía con Honduras y cualquier variación en Pretoria seguiría valiendo a ambos contendientes para clasificarse. Del Bosque, buscando seguramente que esa variación no se produjera, retiró al meditabundo Torres para controlar más con Cesc.

España logró por el fin el control. Marcador a favor, un centrocampista más y jugando contra diez. Todo eso hizo falta para llevar el partido a su terreno. Chile se fue conformando a medida que el cansancio aumentaba hasta firmar armisticio viendo que Suiza era incapaz contra Honduras y que los marcadores debían moverse dos veces para que España y Chile no completaran la nómina de octavos de final. Bielsa, al cabo, dejó atrás los demonios que le perseguían desde la triste eliminación de Argentina en 2002.

Ficha técnica:

1 - Chile: Bravo, Medel, Ponce, Jara, Vidal, Isla, Estrada, Beausejour, Alexis Sánchez (Orellana, m.65), Valdivia (Paredes, m.46) y Mark González (Millar, m.46).

2 - España: Iker Casillas, Sergio Ramos, Piqué, Puyol, Capdevila, Busquets, Xabi Alonso (Javi Martínez, m.73), Iniesta, Xavi, Villa y Torres (Cesc, m.55).

Goles: 0-1 (24') Villa. 0-2 (37') Iniesta. 1-2 (48') Millar.

Árbitro: Marco Rodríguez (México). Expulsó a Estrada en el minuto 37 por doble amarilla. Amonestó a Medel (15'), Ponce (19') y Estrada (21'). 

Incidencias: Partido de la tercera jornada del Grupo H disputado en el estadio Loftus Versfeld de Pretoria ante 41.958 espectadores. España y Chile se clasifican como primera y segunda, respectivamente.