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El placer de comer del fruto prohibido

  • La Romareda, que sólo ha visto ganar a los suyos, chequea el buen momento de forma de un Córdoba que quiere alargar su crecimiento

Hace apenas un año, el ambicioso proyecto del Córdoba llegó a La Romareda con el agua al cuello. Y allí, a orillas del Ebro, encontró su salvavidas con un patrón de juego, apoyado en la fortaleza defensiva, que sirvió para dibujar una primera vuelta de ensueño. Luego, con el cambio de año, vinieron los problemas estructurales -ya saben aquello de que no hacían falta fichajes- y un final que pudo haber sido mucho más completo que aquel amargo play off ante el Girona. Hoy, Zaragoza vuelve a acoger al conjunto blanquiverde, que por aquello de la entidad de un enemigo que aspira a lo mismo a final de curso, ya llega con la lección aprendida y viajando en clase preferente tras encadenar tres alegrías consecutivas bajo un mismo esquema (léase portería a cero y efectividad ofensiva) que lo han reforzado tanto clasificatoriamente como -y esto es bastante más importante a estas alturas de ejercicio- emocionalmente. Así, con la confianza por las nubes y el zurrón de las sensaciones henchido tras una semana fantástica, los de Oltra tratarán de ser los primeros en sacar algo de ese jardín prohibido en el que hasta la fecha ha convertido el equipo aragonés su estadio. Sería, sin duda, la mejor manera posible de reforzar su candidatura a todo y, por qué no, asaltar el liderato que casi desde el primer momento viene ostentando el Levante, que en ese sentido deja el camino expedito porque será mañana por la tarde cuando reciba al Valladolid.

El propio conjunto valenciano, el Alcorcón y el Nàstic han comprobado en los últimos días cuál es la pasta de la que está hecho el nuevo Córdoba. Ese equipo sobre el que Oltra ha venido diciendo desde el primer momento que tiene que crecer de atrás hacia adelante y que en las primeras paradas del campeonato se dejó las señas de identidad por el camino. Ahora, con todo en su sitio de nuevo, el blanquiverde es un bloque sólido y rocoso, al que no le importa situarse a pocos metros de su área porque defiende ordenado y sin dejarse nada, con una lucha y solidaridad que ha despachado a esos tres rivales de teórico potencial para estar con los mejores con un paupérrimo bagaje ofensivo (los tarraconenses, sin ir más lejos, ni probaron a Pawel en los 90 minutos). Esa combinación, como no puede ser de otra manera, ha cerrado de golpe la sangría atrás con tres citas consecutivas con portería a cero, que ya son cuatro en la Liga, tantas como victorias, ya que todas llegan bajo el mismo guion. Porque a pesar de las dudas que de salida despertaba ofensivamente este CCF, hasta ahora ha marcado siempre salvo en la hecatombe oscense. Goles que dan puntos y no sirven de adorno.

Todo eso tiene que refrendarlo hoy el cuadro cordobesista ante un Zaragoza que, pese a las dudas, que también las tiene, sí ha empezado donde todos lo situaban: con los mejores. No en vano, los maños son junto al Levante los únicos que aún no han salido de la zona de ascenso directo o play off tras la disputa de las primeras siete jornadas. Una condición que los de Luis Milla defienden principalmente por su pleno como locales, pues en La Romareda han ganado sus tres encuentros ligueros... si bien ya cayeron con ese familiar 0-1 con el Valladolid en Copa del Rey. Esa fortaleza obligará al CCF a sacar lo mejor de sí, una versión lo más parecida posible a la mostrada en Santo Domingo y que termine de enterrar de manera definitiva las dudas que como visitante ofreció el equipo en Murcia y, sobre todo, en Huesca.

Para ello, hay dos aspectos que se dibujan como determinantes. El primero pasa por incrustar de nuevo a Edu Ramos junto a Luso en el doble pivote, perdiendo la clarividencia ofensiva de Carlos Caballero al menos hasta que el encuentro ya esté maduro, pero metiendo músculo y contundencia para frenar a un rival que ofensivamente ya se está mostrando como un huracán. El segundo señala directamente a la pelota parada, ofensiva pero principalmente defensiva. Sobre todo porque los maños cuentan con el pichichi de la categoría, un Manu Lanzarote que ya ha sacado varias veces esta temporada la escuadra y cartabón para agujerear la portería enemiga. Ahí estará hoy Pawel, que tras tres partidos a cero, a buen seguro que hará todo lo que esté en su mano por alargar la racha. Eso, sin lugar a dudas, sería una grata noticia, porque significaría que el Córdoba ha comido, por fin, del fruto prohibido que esconde La Romareda.

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