Liga 1/2/3

Septiembre está a la vuelta de la esquina (1-1)

  • Un tanto de Luso en el tiempo de prolongación permite al Córdoba salvar los muebles ante un rival que se había adelantado con un gol olímpico. El equipo abusó del orden y apenas pisó el área local.

Cuando uno salva un punto en el último suspiro, lo normal es que el regusto sea dulce. Más cuando hasta ese momento, y tras verse por debajo en el marcador tras un fallo de Pawel y un gol olímpico, la reacción no había sido todo lo buena que se esperaba. Pero la lectura del empate del Córdoba en La Condomina debe ir más allá de que el equipo se mantiene invicto tras dos jornadas, en las que ya acumula cuatro puntos que lo mantienen en la zona noble de la clasificación. Porque ante un rival aún muy limitado en su fútbol para competir en Segunda por mucha voluntad que le ponga, a los blanquiverdes les sobró orden y les faltó ambición, esa de la que apenas tiró cuando ya lo vio todo perdido. Es cierto que el UCAM tampoco es que fuera mucho mejor, pero las capacidades que se le suponen a uno y otro son enormemente diferentes, al menos ahora mismo. 

Si hay algo que obsesiona realmente a Oltra es el orden y el control. No quiere partidos de ida y vuelta, y eso dibuja en ocasiones citas con el sopor. Sobre todo cuando su equipo no es capaz de mandar y el rival no tiene siquiera esa capacidad. Es el caso del UCAM Murcia, un conjunto recién llegado al profesionalismo que bastante tiene con competir, al menos hasta que su proceso de adaptación esté finiquitado. No lo hizo en Zaragoza en el estreno, y ayer se obligó a ello desde el principio, quizás por ser la primera vez que actuaba ante su público, contemplativo y poco exigente, callado hasta el extremo y con la única misión de tragarse un espectáculo que fue de todo menos eso. 

Desde el primer momento quedó reflejado que ninguno de los dos contendientes quería locuras. Tampoco riesgos, y por eso el balón duraba un suspiro en posesión del que tuviera la desgracia de que le cayera. Balonazo constante, nula creación en la medular y muchas faltas, por la insistencia del colegiado de mantener bajo su manto un partido limpio que él solito se encargó de endurecer. Pero esta vez ni siquiera el recurso de la estrategia dio para mucho, pese a que tanto Góngora como Juli le pusieron todo el interés posible. Así, hubo que esperar al minuto 11 para que la primera caída a banda de Natalio provocara la primera llegada clara de los murcianos, con un cabezazo de Imaz que no encontró la portería de Pawel. La respuesta cordobesista fue tras un córner, pero entre Alfaro y Rodas se estorbaron y la pelota se marchó por la línea de fondo como si la fiesta no fuera con ella. 

Esos primeros escarceos parecieron animar algo la cosa, pero sin engaños. El Córdoba no quería sustos y siguió a lo suyo, tratando por momentos de tener más la pelota, de combinar algo por abajo, pero sin conseguirlo la mayoría de las veces. El UCAM ni lo intentaba siquiera, así que las posesiones duraban lo justo y casi siempre morían en zona de peligro nulo. Normalmente, en la banda de tribuna de La Condomina, pues si los blanquiverdes trataban de explotar la velocidad de Antoñito, los locales buscaban el golpeo directo de su capitán, Góngora. Así, las escasas veces que la pelota caía al lado contrario, había espacios para hacer algo: Tekio pisó línea de fondo por primera vez y Natalio casi acierta a conectar en boca de gol; Cisma respondió haciendo lo mismo, pero el pase atrás lo mandó fuera Alfaro tras pifiar el primer control orientado. 

Tan poco ritmo y sensación de peligro tenía la batalla que cualquier balón franco para los delanteros los pillaba con la mente y las piernas en otra cosa. Basten dos ejemplos, uno en cada área: en el primero, visitante, Rodri no supo ni rematar en una carrera en la que Fran Pérez estuvo más ágil, si bien la reacción local no fue mucho más allá, pues en esta ocasión la jugada de Natalio acabó igualmente con balón para Pawel tras el saque de puerta. Y por si no es suficiente, ahí estuvieron los dos o tres remates desde fuera de Alfaro que salieron tremendamente desviados sin dar trabajo a Biel Ribas en un primer periodo decepcionante por esa obsesión por tenerlo todo dentro del guion. 

De hecho, no fue hasta el segundo acto cuando los corsés empezaron a soltarse, quizás mella del cansancio o de las directrices marcadas en la caseta. Lo cierto es que Juli llevó el primer uy a la grada nada más reanudarse el choque con un centro chut con la izquierda que el meta universitario mandó a córner cuando se colaba. El UCAM Murcia, que no quería ser menos en este encuentro de mínimos, dio su golpe de manera directa: saque en largo de Biel Ribas, carrera de Natalio y zurdazo blando tras burlar la débil marca de Deivid. 

Tras estos primeros amagos, el Córdoba pareció dar un paso al frente en cuanto a querer hacerse con el mando del choque. Y ante un rival que ya presionaba con algo de menos ímpetu, lo logró por momentos. No fue algo eterno, entre otras cosas porque Salmerón, técnico local, quiso dar un giro al encuentro con la entrada de Jona, que llevó a Natalio a la derecha y trasladó a Imaz al perfil contrario. Mismo dibujo con otros hombres y otro perfil, aunque el resultado varió poco lo visto hasta entonces, por mucha voluntad que pusiera un conjunto con escasas ideas y menos fútbol. 

El volteo que necesitaba el partido tenía que llegar de alguna manera. Y lo hizo con un gol olímpico de Góngora, el ejecutor de todo el juego directo del UCAM, que contó con la grata colaboración de Pawel, que se la comió con todas las letras. El tanto sirvió para que Oltra tirara de inmediato del italiano Piovaccari, que casi lo primero que hizo fue ver un remate de tacón de Imaz para culminar una contra que esta vez sí atajó bien el meta polaco, al que desde ese momento se le empezó a ver más que en todos los minutos anteriores. Y eso, como no puede ser de otra manera, no era sinónimo de buena señal, ni mucho menos, cuando el Córdoba estaba obligado a dar un paso al frente para evitar la primera derrota de la temporada. 

Lo intentó primer retrasando a Alfaro a la zona de creación y luego con una línea de tres para dejar sitio a Carlos Caballero en la zona de creación. Con cinco minutos para llegar al 90' y ante un rival que ya guardaba como oro en paño su ventaja con cinco hombres por delante de su portería, a los de Oltra les faltó claridad. Pero no tiempo. Porque la valentía y ambición que no se le había adivinado durante el grueso del choque sirvió para que Luso pusiera las tablas ya en el tiempo de descuento de un partido en el que los blanquiverdes quisieron imponerse sólo con orden, y eso es difícil hasta con un debutante. Es por eso que la lectura, al menos de cara al club, deba ir porque quizás haga falta algo más que el recién fichado Bergdich, por lo que viendo septiembre a la vuelta de la esquina, Emilio Vega tendrá que seguir rastreando futbolistas que den más entidad al plantel. 

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