"Estamos aquí por él". Así reconoció ayer el defensa portugués Pepe el valor de Zinedine Zidane, quien asumió en enero el banquillo del Real Madrid y en poco más de cinco meses cambió radicalmente la imagen del equipo blanco hasta llevarlo a la final de la Liga de Campeones.

Pocos entrenadores pueden presumir de algo así en tan poco tiempo de experiencia profesional. En diciembre era el entrenador del Castilla, filial del equipo blanco en la tercera categoría del fútbol español, y el sábado aspira a ganar al Atlético para conquistar la máxima competición continental.

"Ha podido llevarnos a la final y espero, dentro de cuatro días, poder ganar", manifestó Pepe, uno de los pesos pesados del vestuario blanco.

Cuando Zidane sustituyó en el cargo a Rafael Benítez, el Real Madrid era una ruina y Florentino Pérez, el presidente blanco, recurrió a él casi como una medida desesperada tras escuchar a miles de hinchas pidiendo a gritos su dimisión en el Santiago Bernabéu.

El técnico francés decidió como medida más urgente recuperar el afecto y la cohesión de un vestuario que nunca comprendió a Benítez. Casi ni lo intentó. Y conseguido el rearme del grupo, pasó a incluir pequeñas medidas tácticas.

Así, dio cancha a Casemiro en la medular, Carvajal fue ganando progresivamente a Danilo como lateral derecho, Pepe se afianzó en el centro de la zaga y Lucas Vázquez obtuvo minutos de calidad. Además, jugadores como Gareth Bale, Sergio Ramos o Modric mejoraron notablemente su rendimiento.

Además, el francés decidió como medida de máxima urgencia recuperar la estabilidad defensiva, antes que apostar decididamente por el ataque, como se hubiera podido sospechar por sus antecedentes como jugador.

Zidane consiguió que todos los hombres fuertes del vestuario -Cristiano, Ramos, Pepe o Marcelo- pidieran su continuidad para la próxima temporada, argumentos atendidos finalmente por Pérez.

"Zidane ha hecho un gran trabajo. Llegó en una situación complicada, nos dio mucha confianza y mejoramos. Creo que su manera de manejar a los jugadores es buena. Ha sido un jugador elegante, a ver si podemos usar esa confianza para la final", observó ayer Bale.

Marcelo añadió: "Zidane ha cambiado la intensidad. Todos estamos trabajando. Nos hemos unido y hemos mejorado. Sabía que iba a hacer un enorme trabajo". Y Casemiro resumió: "Estamos felices con él. Con su llegada cambió muchas cosas y confiamos en él".

A Zidane le falta un partido para completar su obra y establecer todo un hito de precocidad: ganar una Liga de Campeones en menos de seis meses de trabajo. Pero sabe que este mundo del fútbol, tan pegado a los resultados, es duro, y más si delante tiene un rival como el Atlético. "Me falta muchísimo por aprender, pero la ilusión que tengo es tremenda y esto me va a hacer mejorar, estoy segurísimo. Pero me falta mucho para ser un entrenador importante", confesó.