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Victoria merecida para seguir peleando

Por fin una Feria tranquila. O al menos en su inicio. La montaña rusa en la que se subió por voluntad propia hace algunas jornadas el Córdoba le ha llevado ahora a otro movimiento de subida tras derrotar con toda justicia a un Elche decepcionante que sólo apareció cuando Armando consiguió empatar el partido tras la reanudación y en la falta que Mandi lanzó magistralmente estrellándola en el larguero y botando dentro de la portería antes de salir rechazada hacia el terreno de juego. El balón entró claramente, pero el gol no fue concedido. La actuación arbitral del riojano Ocón Arraiz en esta jugada y en la que propició cerrar el marcador y el partido en un más que riguroso penalti fue claramente casera. Pero los errores arbitrales que beneficiaron a los blanquiverdes en esta ocasión vienen siempre a compensar aquellos que te perjudicaron durante toda una temporada. Las gallinas que entran por las que salen...

Pero hay que reconocer, mal que nos pese, que la jugada clave del partido fue la falta directa que Mandi transformó y no fue concedida. Del 1-2 que hubiera hecho saltar todas las alarmas se pasó al 2-1 cuando Pedro Ríos cruzó con la frialdad que sólo un jugador completo y de enorme calidad como el jerezano puede hacer. Y ahí el Córdoba acabó con el Elche, que sólo en algunos arreones puntuales y con la inclusión de Espinosa al centro de las medias puntas mejoró por momentos su juego fallón en el pase y falto de profundidad de toda la primera parte, en la que Florin encarriló el triunfo y en la que Fidel, en ataque, y Luso, en el esquema defensivo, fueron los mejores.

El cuadro ilicitano estuvo muy por debajo de su rival que, esta vez sí, fue a por la victoria por la vía rápida y sin especular con el marcador, como había hecho en tardes anteriores. El Córdoba necesitaba ganar y ganó. El único problema es que a estas alturas del torneo, salvo excepciones, suelen ganar aquellos que más lo necesitan, y casi todos los que están inmersos en la lucha por los puestos quinto y sexto también ganaron.

Los vaivenes de los dos últimos meses acabaron sacando a este equipo de los seis primeros puestos y desconcertando a todos los que inicialmente pensaban que el Córdoba era uno de los fijos para esas eliminatorias de ascenso. Sus errores en los partidos de casa se lo han puesto cada vez más difícil, sobre todo porque a pesar del triunfo ante los ilicitanos seguirá sin depender de sí mismo para lograr su definitivo pase. La igualdad está propiciando un final de campeonato de infarto. Quedan tres jornadas más -la primera arranca hoy mismo- y el Córdoba debe sumar más puntos que los equipos que le preceden o esperar con regodeo algún pinchazo inesperado. La victoria del sábado le refuerza en sus convicciones y le permite seguir aspirando a todo. En parte gracias a los goles de Florin Andone, que le acercan al pichichi de la categoría. El cordobés Sergio León no sólo no marcó a su paso por El Arcángel, sino que estuvo poco afortunado, como el resto de su equipo. El más que dudoso penalti señalado en el instante final a favor del equipo local fue ejecutado con acierto por el rumano. Fue la primera pena máxima lanzada por el delantero, al que con todo decidido sus compañeros dejaron ejecutar el lanzamiento.

Esta vez no hay nada que objetar al triunfo. La victoria fue merecida y los cambios de Oltra correctos, de sentido común. Todo es de color de rosa cuando se gana, pero una vez que parece haberse corregido la sangría de puntos como local hay que arreglar la falta de ambición y de actitud como visitante. No hay margen de error y eso significa que hay que ir a Miranda del Ebro a ganar. No vale otra.

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