El Atlético solucionó un triunfo gracias a un remate de Griezmann, de nuevo decisivo, cuando sólo habían transcurrido tres minutos de partido.

El conjunto de Diego Simeone ya encadena diez partidos oficiales seguidos sin perder. El argentino eligió a Vietto junto a Griezmann para un ataque de pocos centímetros, mucho talento, movilidad y gol, el que tiene y maneja de forma imparable el francés.

No rota él ni tampoco sus goles. En tres minutos, cuando su rival apenas había cruzado la mitad de campo con la pelota controlada, ya había batido la portería contraria. Su remate raso con la izquierda, por delante de su marcador, tras maniobra y asistencia de Óliver Torres, fue inalcanzable para la estirada de Pau López.

Su mérito también tuvo la jugada de Óliver. Tenía ganas el canterano, fuera del once en los últimos ocho encuentros, relegado a un papel secundario desde el derbi frente al Real Madrid, dispuesto desde el principio a tomar la responsabilidad con la pelota, como en la acción que originó el 1-0.

El gol condicionó el desarrollo del partido. Para el Atlético, porque se vio tan pronto con ventaja que se relajó por momentos. Para el Espanyol, porque nunca reaccionó al golpe, ni en el primer ni en el segundo tiempo. Y así, el choque entró en una fase anodina, sólo alterada por algunos intentos sin fortuna de Griezmann.