Quinto triunfo de ocho posibles. Alguno se estará frotando los ojos porque no lo creía posible a comienzos de este campeonato. Pero sí, es verdad. Y a mí no me disgusta lo que veo. El Córdoba está casi al frente de la clasificación y a quien suscribe ni le parece que tengamos una plantilla plagada de petardos ni creo que Oltra sea ahora el mejor entrenador que haya pasado por aquí en la historia reciente de este club. Todo en su justa medida. Pero las cosas están funcionanso, eso sí, con más o menos brillo, pero funcionando al fin y al cabo. De lo contrario, el equipo no habría encadenado cinco jornadas sin perder, ni estaría entre los menos goleados, ni habría logrado puntuar a domicilio en campos tan complicados como La Romareda (Zaragoza), El Sadar (Osasuna) o el Anxo Carro (Lugo), ni habría sumado sólo dos derrotas en los ocho partidos disputados. Y, en definitiva, no habría conseguido ser hoy por hoy un equipo con dos cualidades muy importantes: equilibrado y competitivo. Con esto, con un compromiso destacable en todos sus jugadores y cuerpo técnico, y un poquito de suerte puede valer para que el Córdoba pueda pelear por el objetivo del ascenso.

Es verdad que hay limitaciones, que la plantilla ha podido quedar justita en número y que en alguna posición habrá que hacer encajes de bolillos para solucionar las bajas que durante las semanas venideras se produzcan. Pero también es verdad que el rendimiento de una mayoría está creciendo partido a partido y que los encargados de tirar del carro lo están haciendo de manera generosa. Deivid, Stankevicius, Markovic, Pedro Ríos, Luso, Florin Andone o Xisco están demostrando que se puede confiar en ellos y que están por la labor.

Se dice que la botella está medio llena o medio vacía según se mire, pero en este caso es incuestionable que el zurrón está lleno de puntos y que esos 16 que se han obtenido ya no hay quien se los quite al Córdoba. No sabemos el futuro qué puede deparar a este equipo, pero viendo cómo está el patio no resulta exagerado pensar que es posible encaramarse arriba y mantener vivo el sueño del ascenso hasta el final.

Muchos cuestionan la confección de esta plantilla, pero ¿me quieren decir qué jugadores vemos por ahí que deslumbren sobre el resto? Esta Liga está llena de jugadores de Segunda, como los del Córdoba o peores si me apuran. ¿Qué tiene el Lugo, sin ir más lejos? Tal vez, el único que haya dado la talla hasta ahora haya sido Osasuna, y está plagado de chavales de Tajonar porque no hay un duro. Para mí, y creo que para muchos, el único equipo que ha bailado al Córdoba hasta ahora se llama Bilbao Athletic y va el último.

Oltra ha conseguido armar un equipo. Esa es la palabra clave, equipo, que sabe de sus limitaciones y saca el máximo partido de sus virtudes. Todo el mundo trabaja, se repliega con orden, se esfuerza en el robo del balón y sale con rapidez y eficacia al contraataque. ¿Les parece poco? Pues ya quisieran otros. La forma de interpretar el contragolpe en Lugo fue casi perfecta y fruto de esa perfección llegaron los dos goles de sus delanteros Xisco y Pineda. Ambos resolvieron sus jugadas con seguridad, tranquilidad y belleza plástica.

Mención aparte merece Sasa Markovic -qué gran jugador-, al que hay que dejar a su aire. De sus botas salió una asistencia a Xisco al alcance de muy pocos en esta categoría. No se puede encorsetar a un futbolista que domina todas las parcelas del campo y que se presenta desde atrás con fortaleza y clarividencia. Además, hay que apostar por Fidel, al que sí hay que exigir algo de más regularidad en su juego y, para ello, igual con un poco de más equilibrio mental y concentración valdría. Continuando con los nombres propios, a Pedro Ríos debemos agradecerle venir al Córdoba, porque acabará siendo uno de los ídolos de esta afición... Y no nos olvidamos de Rafa Gálvez, que no estuvo bien en el gol lucense, pero que supo reponerse y acabar rindiendo a buen nivel, como si de un veterano se tratara. Lo dicho. A mí no me disgusta lo que veo.