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El debut de Van Poppel

  • Danny, hijo del mítico Jean Paul, saca brillo a su apellido y estrena su palmarés al imponerse al sprint en Lérida Froome no tomó la salida

Danny van Poppel (Trek), de 22 años, hizo el mejor homenaje posible a su padre, Jean Paul, ganador de nueve etapas de la Vuelta a España entre 1991 y 1994, al alzar los brazos como vencedor de la duodécima jornada de la presente edición, que unió Escaldes (Andorra) y Lérida y en la que Fabio Aru (Astana) pasó un día tranquilo vestido con el maillot rojo de líder.

En el nombre del padre y del hermano mayor, Boy, que también corre en la Vuelta con el Trek, el pequeño Danny hizo honor a uno de esos apellidos ilustres que el ciclismo guarda en sus páginas más brillantes. Y lo hizo como un veterano, ganando la partida a los especialistas que quedan, entre los que se encontraba John Degenkolb, siempre favorito, siempre inédito.

La saga Van Poppel sigue ganando cuatro lustros después. Danny dejó claro que no quiere que lo comparen con su padre. Quiere que lo llamen "Danny a secas". Otro intruso de los que han amargado la Vuelta a los grandes del sprint, como lo fueron su compañero Styvens en Murcia, Svaragli en Castellón y Caleb Ewan en Alcalá de Guadaíra.

Además, su victoria, por delante de Daryl Impey (Orica) y Tosh van der Sander (Lotto), tuvo miga, pues tuvo que remontar tras sufrir una avería a 10 kilómetros de meta. No sólo se sobrepuso el joven al percance, sino que fue más listo que nadie a la hora de la verdad.

Van Poppel se pegó a la rueda de Degenkolb en la recta, en un final caótico y desordenado, y al ver que el alemán se equivocaba de trazada, no se cebó, sino que abrió su camino en línea recta para volver a remontar. Esta vez para lograr la primera victoria en una grande desde que debutó en profesionales con 19 años en el Rabobank.

Guión previsto y cumplido. Después de la tempestad de Andorra llegó la calma a un pelotón que echó en falta a su principal estrella, Chris Froome. El ganador del último Tour también soñaba con un doblete, pero como le pasó a Alberto Contador, tuvo que aplazar el sueño. El británico sólo podía andar con muletas. Las pruebas radiológicas desvelaron la fractura del hueso navicular del pie derecho. Mientras tanto, Nairo Quintana (Movistar) sufre más de la cuenta. Las estrellas de la Vuelta se van apagando.

La historia de la etapa fue la de la persecución habitual detrás de los escapados, que los hubo. Apenas salió el pelotón del Principado, al paso por la Seo de Urgell (kilómetro 9) ya se había formado la escapada del día con Bouet, Rubiano, Venter, Lindeman y Gougeard. El pelotón fue permisivo hasta el punto de pasar apuros para neutralizar al quinteto, hecho que se produjo en la recta de meta de Lérida, a 600 metros de la línea. El GPS casi le hace una broma muy pesada al gran grupo, pero al final consiguió engullir a los aventureros.

Entonces surgió Van Poppel, quien a pesar del peso del apellido voló ligerito hasta agarrar el botín en juego. El joven está aún lejos del palmarés del gran Jean Paul, pero por algo se empieza.

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