El Córdoba no ha salido favorecido esta jornada tras el empate del Deportivo en La Rosaleda ante el Málaga y los triunfos del Almería y el Levante. Tras perder el pasado viernes ante el Athletic, el CCF se queda a 11 puntos de la permanencia cuando apenas restan cinco jornadas para la finalización del campeonato. El desenlace definitivo puede llegar el próximo sábado ante el Barcelona, que puede ser el verdugo de los cordobesistas. Antes, los de José Antonio Romero tienen que jugar en el Ciutat de Valencia ante el Levante, aunque parece difícil que el descenso sea matemático durante la próxima jornada.

Con dos puntos en 15 jornadas, el CCF sigue anclado en una espiral negativa que no tiene final. La derrota ante el Athletic, séptima consecutiva en El Arcángel y que ha igualado el peor registro firmado por el Sporting en la 96-97, lo dejó al borde del abismo. Aunque hiciese pleno de puntos en las cinco citas que quedan -sólo ha ganado tres partidos en 33 jornadas-, los blanquiverdes llegarían a 35 puntos al final de la liga, una cifra con la que ningún equipo se ha conseguido salvar en Primera División. Además, el calendario no es nada favorable para un Córdoba que tiene dos citas en casa y tres a domicilio. También las sensaciones son nefastas, por lo que el adiós a la élite está cada vez más cerca y el equipo ha gastado todas las balas que tenía en la recamara.

Cuando José Antonio Romero llegó al cargo, el equipo ya estaba hundido. No ha servido de revulsivo el técnico sevillano, ya que aún no ha estrenado el casillero de victorias en seis citas en el banquillo. Con dos puntos de 18 posibles, el preparador de La Roda de Andalucía no ha dado con la tecla. Además, algunos jugadores tampoco le han ayudado mucho. A todo ello se ha sumado la mala suerte, que se ha cebado con los blanquiverdes jornada tras jornada. Un infortunio que se ha visto reflejado con tres tantos en propia puerta en estas últimas ocho jornadas, los mismos que ha anotado el CCF.

Con la derrota ante el Athletic, el Córdoba se quedó sin vidas. Mañana tiene otra oportunidad para cambiar ese nefasta dinámica e intentar al menos escalar posiciones en la zona roja. En el horizonte están ya los posibles descensos administrativos, como es el caso del Elche, que podrían dar algo de vida a los equipos que están metidos en los puestos peligrosos a estas alturas del curso.

Lo que está claro es que sólo un triunfo alargaría el desenlace. Un triste final que podría llegar el próximo sábado ante un Barcelona que está enrachado y marcha al frente de la clasificación.

Si en anteriores fechas el resto de equipos implicados tampoco ganaban sus encuentros, en esta última todo ha variado. A falta de que hoy juegue el Granada ante el Valencia, el resto de implicados en la pelea por la permanencia sí han puntuado. El Dépor sumó un empate ante el Málaga, un punto que le sirve de poco por la victoria del Almería ante el Eibar que lo deja en descenso con 29 puntos. El conjunto rojiblanco, a expensas de saber si la FIFA lo castiga finalmente con tres puntos por el caso Jakobsen, es el que marca la frontera, con 11 puntos de ventaja sobre los blanquiverdes después de que la llegada de Sergi Barjuán le cambiará el estado de ánimo. También ganó esta jornada el Levante de Lucas Alcaraz, que se queda con 32 en la tabla. El próximo rival llega más desahogado y puede ponerle la puntilla a un equipo que se quedaría virtualmente descendido antes de la visita del Barcelona.

Así, los azulgranas pueden ser los verdugos de un Córdoba que regresó esta temporada a Primera División tras 42 años sin estar en la élite. La alegría del 22 de junio en Las Palmas está a punto de convertirse en lágrimas por un curso en el que la afición cordobesista no ha disfrutado nada. El mal caminar de los blanquiverdes en esta segunda vuelta ha vuelto en pesadilla el sueño de Primera. La tumba está ya preparada y sólo falta saber el día del entierro. ¿Será esta semana?