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Creer que se puede

  • Anclado como colista e inmerso en su peor racha, el Córdoba debe mostrar sus ansias de reacción ante un enemigo con otra ilusión en el horizonte Hombres y no nombres, el lema

Al Córdoba se le acaba el tiempo. No para reaccionar, pero sí al menos para mostrar su predisposición a ello, esa que se ha echado en falta en varios de los partidos que han provocado la peor racha del equipo desde que arrancó la temporada. Después de contar las últimas cinco jornadas por derrota, acumular seis fechas sin ganar y anclarse en la posición de colista con la permanencia ya a tiro de cinco puntos, al conjunto blanquiverde se le exige ya que, como si de un calcetín se tratara, se dé la vuelta y encuentre la ilusión perdida. De momento, Djukic ha decidido que desde ahora es el momento de los hombres y, sin mirar el DNI, se ha cepillado al pichichi para una nueva final, una apuesta valiente que habrá que ver qué consecuencias inmediatas y futuras tiene en el rendimiento del equipo. Es un órdago a grandes jugando a chicas, pero cosas más raras se han visto.

Acostumbrado a nadar siempre en aguas turbulentas, habría que pensar que el Córdoba llega a Cornellá-El Prat en su salsa. Porque tras enlazar su peor racha de siempre en la élite con una nueva derrota ante el Valencia, en la semana se ha hablado de todo menos de fútbol. Que si fiesta por aquí, que si sanción por allá, que si castigo por el otro lado... ¿Y el equipo? ¿A alguien le importa dónde está el equipo? Porque por mucho que el técnico se aferra al colectivo como única forma para encontrar el éxito, lo cierto es que los vaivenes de las últimas semanas ayudan poco a identificarse con este Córdoba. Habrá que esperar a ver si la enésima vuelta de tuerca en tierras catalanas es la definitiva, porque de lo contrario el horizonte se puede teñir de gris oscuro.

Porque hoy el conjunto blanquiverde tiene que mostrar que quiere quedarse en Primera. Ya hay que dejar a un lado la palabrería porque sólo valen los hechos. Sí, hechos hechos por hombres, que son los que Djukic ha elegido para esta travesía por el desierto que tiene que encontrar un oasis al final del camino. El Espanyol aparecerá en el partido en una cómoda novena posición, sin presión por abajo ni objetivos por arriba, y con la posibilidad en cinco días de meterse en una nueva final de la Copa del Rey. Si con esos condicionantes, el Córdoba no es capaz de apretar más, de correr más, de exprimirse más, de... será merecedor de bastante poco en el presente campeonato.

Parece claro que el modelo a seguir es el de principios de año, una etapa que aunque parece lejana está ahí a la vuelta de la esquina. Todo debe partir de la seguridad defensiva, lo que podría conducir al técnico a probar con un cambio de sistema. Aunque eso a estas alturas importa poco si los fallos siguen siendo individuales. Arriba, todo quedará en manos de una contra o una acción a pelota parada, único argumento que ha servido últimamente. Llega la hora de ofrecer algo más. Sólo así el Córdoba podrá gritar al mundo que quiere seguir siendo de Primera.

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