Celta | Córdoba

Un problema de psicología

  • Berizzo mantiene el patrón de juego a pesar de la mala racha que ha llevado al equipo a encadenar diez jornadas sin ganar Atraviesa una gran crisis de resultados y de efectividad

El Celta no ha confirmado las expectativas que levantó en el inicio de temporada, en el que incluso hizo soñar a sus aficionados con algo más que la simple permanencia. El cuadro que dirige Eduardo Berrizzo comenzó deslumbrando a propios y extraños, exhibiendo un juego de toque y muy ofensivo y defendiendo con las líneas muy adelantadas. Un éxito sustentado en el buen momento de forma de su meta titular, Sergio Álvarez; los férreos y buenos marcajes en defensa; la contundencia, el trabajo y la conexión del centro del campo; y la dinamita que atesora en la vanguardia con un tridente eléctrico y muy acertado en los inicios del campeonato, con Orellana, Larrivey y Nolito en estado de gracia. Los resultados acompañaban, incluso los de Balaídos, a pesar de perder en casa ante el Villarreal, puntuaron en el Calderón o San Mamés, e incluso se atrevieron a profanar el Camp Nou.

Pero eso fue el principio del fin. Ese proyecto que se acercaba a zona europea se fue desmoronando y, después de vencer a los azulgranas, acumula ya diez jornadas en las que sólo ha logrado dos empates, ambos en casa ante el Granada y el Valencia. Además, los celtiñas perdieron de la noche a la mañana su frescura en ataque y en estas diez jornadas sólo han sido capaces de anotar dos goles. Uno ante el Valencia, obra de Orellana, que rompió una racha de 727 minutos, y otro la pasada jornada ante el Getafe, obra de Charles.

De esta forma, el Celta ha pasado de un arranque fulgurante codeándose con lo más granado, a dejarse llevar en una clasificación que cada vez mira más de reojo hacia abajo. Por otro lado, el gol, otrora determinante, se esfumó. Ahora, el equipo vive de las rentas de un óptimo arranque de temporada, atravesando una gran crisis de resultados y de efectividad.

sin balón

Rara vez ha modificado sus esquemas el técnico argentino, que confía en un 4-3-3 que esporádicamente podría transformar en un 3-5-2. Berizzo ha tratado de dotar a sus hombres de la contundencia, empuje y competitividad propias de los argentinos, intentando reducir los espacios al rival hasta robarles el balón. Los celestes presionan al contrario tras pérdida y mantienen los marcajes individuales en defensa, algo que, a pesar de los malos resultados, mantienen por convicción.

Desde el inicio se hizo con la portería Sergio Álvarez, que con sus intervenciones ha sustentado en más de un partido a su equipo. Por delante, el preparador coloca una línea de cuatro en la que Cabral y Fontás parten con ventaja para formar la pareja de centrales al ser dos jugadores rápidos, con buen juego aéreo y facilidad para salir con el balón desde atrás. Sin embargo, la lesión de Hugo Mallo y la sanción de Jonny, deja dudas sobre los laterales. Sergi Gómez y Planas, un jugador que ofrece garantías en defensa y ayudas constantes en ataque, podrían ser los elegidos para taponar las bandas.

La filosofía de Berizzo es la de defender manteniendo la posesión del balón. Trata de imponer un fuerte ritmo defensivo muy lejos de su área, aunque si el rival la sobrepasa, puede puede pillar al equipo descolado y fuera de sitio.

con balón

Cuando el Celta recupera el balón trata de tocar con velocidad y precisión, pero manteniendo la posesión antes de dar un pase con escasas posibilidades. Sus hombres se sienten más cómodos atacando que defendiendo, por eso apuraran la posesión. Una de las razones por las que el técnico ordena una presión asfixiante en campo rival es para tratar de darle después verticalidad al juego y disponer de constantes llegadas al área.

Radoja y Krohn-Dehli se han hecho imprescindibles, aportando además de trabajo la capacidad de imprimir al equipo, bien pausa o bien una marcha más para conectar con rapidez con los tres hombres más adelantados. Junto a ellos, han venido actuando Augusto o Pablo Hernández, aunque hoy las opciones se abren también a Álex López y el recién llegado Bongonda. Por delante, remarcando un dibujo diseñado para atacar continuamente, un tridente habitualmente formado por Orellana, Larrivey y Nolito, siendo Charles y Santi Mina sus sustitutos naturales. Todos ofrecen trabajo y tienen gran calidad, aprovechando el fuerte ritmo defensivo que el equipo impone lejos de su área para entrar con rapidez en contacto con el balón.

El Celta trata siempre de volcar el juego hacia las bandas, donde Orellana y Nolito dan amplitud. Entran con velocidad y, además de poseer buena finalización, no escatiman poder asistir al punta o a los jugadores de segunda línea.

lo mejor

Confía en sus métodos y formas para recuperar su mejor imagen.

lo peor

Pérdida de fluidez y contundencia en ataque.

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