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Un trotamundos que añora el sur

Desde que hiciera sus pinitos en el BM Triana, Chispi ha recorrido buena parte de España para poder vivir de su pasión. Tras jugar en el BM Rochelambert, el Dos Hermanas y el Anaitasuna navarro, debutó en la Asobal con el ya desaparecido Keymare Almería.

Fueron los vaivenes económicos del balonmano andaluz, sufridos en carne propia, lo que lo llevaron a hacer la maleta y marcharse al CSM Bucarest de Rumanía. "Antes había muchos clubes en Asobal con impagos a sus jugadores y afortunadamente hoy en día esa situación ha desaparecido casi por completo. En enero de 2013 me fui a Rumanía porque me garantizaban unas nóminas que aquí eran impensables, pero cual fue mi sorpresa al llegar junto a otros dos españoles y comprobar que tampoco nos pagaban. Así que volví, porque puestos a no cobrar, mejor hacerlo en mi tierra", declara el sevillano.

A su regreso contribuyó a la salvación del Fertiberia Puerto Sagunto y, meses después, fichó por el Dijon francés: "En lo deportivo, ese equipo era estupendo. La liga gala es muy potente y pagan rigurosamente a sus jugadores. En todos estos años ni he visto ni veré una competición nacional tan bien organizada como la francesa, pero el entrenador no contaba conmigo y yo no podía estar sin jugar, así que regresé a España, esta vez al Puente Genil".

Tras una temporada y media en tierras cordobesas, Chispi asegura haber encontrado la estabilidad personal y profesional que añoró en los últimos años. "Prefiero ganar un poco menos y ser feliz. Estoy muy a contento aquí, me gusta la ciudad y he encajado bien con mis compañeros y con el entrenador. He dado muchas vueltas y como se vive en el sur, en ningún sitio".

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